1714 y el significado de la guerra de Sucesión en Cataluña
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El día 6 de octubre del 2012 se jugaba en el Camp Nou el partido de fútbol que enfrentaba al Barcelona y al Real Madrid.
Todo se desarrollaba con normalidad hasta que, justo cuando el marcador indicaba que el partido había comenzado 17 minutos y 14 segundos antes, formando el número 1714, parte del público realizó una manifestación a favor de la independencia catalana.
Tales manifestaciones se repitieron en el mismo instante de la segunda parte, cuando el marcador mostraba los números que representaban esa conmemorativa fecha dentro de la construcción ideológica del independentismo catalán.
Pero, ¿por qué son tan importantes esta fecha y este conflicto para la cultura catalanista?
1714, una cuestión sucesoria
La guerra de Sucesión española fue un conflicto militar que estalló tras la muerte sin descendencia del último rey de la dinastía Habsburgo, Carlos II, el 1 de noviembre del año 1700. El rey había tenido dos hermanas y dos tías cuyos descendientes optaban a la sucesión: su hermana mayor, María Teresa, se había casado con Luis XIV, pero había firmado una renuncia para sí y sus descendientes a todos los derechos al trono de la Monarquía Hispánica.
Luis XIV consideró tal renuncia ilegal desde poco después de que se produjera su matrimonio con María Teresa en 1660 y durante la práctica totalidad del reinado defendió que la sucesora de Carlos II debía ser su esposa, como su hermana mayor, pese a la mencionada renuncia.
Por otra parte, Carlos II tuvo otra hermana, Margarita, que se casó con el emperador Leopoldo I manteniendo todos sus derechos y siendo nombrada, en el testamento de Felipe IV, como la segunda en la línea de sucesión al trono después de su hermano Carlos.
Sin embargo, en 1700, su línea se había extinguido, con la muerte del último de sus descendientes directos, su nieto José Fernando de Baviera, en el año 1699.
Dada esta extinción y considerando la renuncia a los derechos al trono de María Teresa y de su tía, Ana, casada con Luis XIII y madre de Luis XIV, Leopoldo I defendía que los derechos al trono de la Monarquía Hispánica debía recaer en su persona, como primogénito de la hermana pequeña de Felipe IV, María.
Al considerar que no era políticamente viable que ni la corona francesa ni el Imperio se unieran bajo el mando de un mismo monarca, Luis XIV, a través de su unigénito el Delfín Luis, y Leopoldo I, con la aquiescencia de su hijo mayor José, nombran como legítimos herederos a njou, segundo nieto del rey francés, y al archiduque Carlos, segundo hijo del emperador Leopoldo, para conjurar los fantasmas de una unión territorial.
Cuando se produce el fallecimiento de Carlos II, ya existen dos bloques, el imperial y el francés, pugnando por la sucesión.
Felipe de Anjou, el sucesor de la corona
En su testamento, Carlos II indica que su sucesor debía ser Felipe de Anjou, dado que considera que la renuncia de su hermana mayor fue hecha para evitar que la Monarquía Hispánica y Francia se uniesen, temor que ya no tenía lugar porque se había nombrado heredero no al primogénito de Luis XIV, ni a su primer nieto, sino al segundo, con la específica cláusula de que ambas coronas no podrían unirse nunca y de que Felipe de Anjou debía renunciar a sus derechos al trono francés. Luis XIV acepta la herencia en nombre de su nieto y el joven Felipe de Anjou es declarado rey con el nombre de Felipe V antes de partir hacia la península Ibérica.
Y comienza la guerra de secesión
Aunque el Imperio se niega a reconocer el nombramiento de Felipe V como rey, la guerra no estalla inmediatamente, sino que las potencias europeas se mantienen a la espera del desarrollo de los acontecimientos.
A lo largo del año 1701, la corona de Castilla, la de Aragón y los condados catalanes le reconocieron como rey y le juraron fidelidad en las cortes, que se produjeron respectivamente en los días 8 de mayo, 17 de septiembre y 4 de octubre. Reconocido como rey por las coronas de Castilla y Aragón, una serie de concesiones políticas a favor de Francia que se realizan en este año despiertas las alamas de las principales potencias europeas opuestas al dominio francés, que se aprestan a unirse al imperio y al archiduque Carlos en su lucha por el trono.
La guerra comienza oficialmente a finales de 1701, aunque no llegaría a la península hasta 1705 y no terminaría hasta el año 1713.
Durante estos años, diversos poderes se declaran a favor de uno u otro lado, inaugurando una larga contienda civil.
Tradicionalmente se ha considerado que Castilla en su conjunto apoyó al pretendiente Borbón, mientras que Cataluña, Aragón y Valencia apoyaron al archiduque y, aunque estas teorías están siendo revisadas bajo la premisa que en ambos bloques había personas que defendían una y otra opción, permanece la idea de un enfrentamiento entre una Corona de Aragón mayoritariamente partidaria de la opción austracista opuesta a una Castilla borbónica.
Fue en una Cataluña que había pasado décadas bajo un enfrentamiento fronterizo constante contra Francia que había dejado un marcado poso antifrancés donde el archiduque Carlos encontró un mayor apoyo; establecería su corte en Barcelona y desde allí comenzó su avance hacia Castilla, llegando a entrar en Madrid.
Allí también se retirarían las tropas del archiduque tras las grandes derrotas, como la de Almansa en 1707 y se convirtió en el último reducto de resistencia militar a favor del archiduque después de que este fuese nombrado emperador y el avance de Felipe V y de sus aliados franceses se hiciera prácticamente imparable.
La ‘masacre’ de la 1714 guerra de sucesión
Los historiadores catalanes han considerado que el avance militar de Felipe V y sus aliados por tierras catalanas se convirtió en una auténtica masacre, que hay que considerar en la visión de las que se cometen en ambos bandos durante una guerra.
En 1713 se retiran las tropas imperiales, pero Cataluña continúa la lucha, ya prácticamente sin ayuda exterior, siguiendo la decisión que en ese sentido había aprobado la Junta de Brazos.
Sin su supuesto rey ya en el territorio y con las conversaciones de paz que culminarían en los tratados de Utrecht y Raastdat ya empezadas, las tropas de Felipe V se dirigieron a Cataluña con la intención de someter lo que se consideraba un territorio rebelde a su legítimo rey, al que ellos mismos habían jurado como tal en el año 1701.
Barcelona sitiada
El sitio a Barcelona comenzó en el año 1713 y duró hasta el 11 de septiembre de 1714, fecha en la que actualmente se celebra el día nacional de Catalunya en recuerdo de ese acontecimiento.
Tras la conquista efectiva del territorio de la Corona de Aragón, Felipe V puso en marcha los llamados Decretos de Nueva Planta, que acababa con los fueros y privilegios que habían tenido tradicionalmente los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca y los Condados Catalanes, incorporando a ellos las mismas normas, costumbres y formas que se utilizaban en Castilla.
La guerra de Sucesión está considerada por la historiografía catalanista con diversas consideraciones. Está considerado por ellos como una guerra sangrienta y cruel por parte del bando borbónico en el que se les impuso un régimen de gobierno que ellos no deseaban y en el que se les arrebató, con los decretos de Nueva Planta, las singularidades, privilegios y fueros de los que siempre habían disfrutado, por el ansia borbónica de unificar su sistema de gobierno con el modelo castellano.
Además, los meses que habían pasado oponiéndose al dominio borbónico después de la salida del gobierno imperial en 1713 Cataluña se comportó de facto como una república, considerando por tanto los historiadores catalanistas que en ese momento habían compuesto una nación conquistada y sometida por una fuerza externa que no reconocían.
Cataluña revelada contra el Rey
El bando borbónico, sin embargo, consideró que Cataluña era un territorio que se había rebelado contra el rey que ellos mismos habían jurado en 1701, por lo que debía ser controlado y adecuadamente castigado por el delito de alta traición que habían cometido.
Este castigo, que no sería privativo de la zona catalana (pues Felipe V castigó de diferente manera a todas las personas consideradas culpables de haber apoyado al pretendiente austríaco en las distintas regiones, como ejemplifica el castigo que impuso a aquellos que habían apoyado y reconocido al pretendiente austriaco cuando entró en Madrid), fue la supresión de sus privilegios y fueros, que ya no tenían derecho a poseer por su insurrección. Los territorios de las provincias vascas y Navarra, que se unieron a Felipe V, mantuvieron intactos sus privilegios hasta bien entrado el siglo XIX.
Al mismo tiempo, no fue un enfrentamiento de Castilla contra Cataluña y Aragón, pues era un conflicto de corte dinástico que se convirtió en una contienda civil entre partidarios de distintos pretendientes que en Cataluña derivó hacia un conflicto en solitario en repulsa hacia la opción que representaba Felipe V cuando el proclamado Carlos III abandonó la región.
1714, año del final del asedio de Cataluña y de la proclamación de los decretos de Nueva Planta en esta zona se convirtió así en un símbolo de la identidad como nación de Cataluña, que había resistido hasta el final al pretendiente Borbón, que había sido conquistada a base de sangre y fuego por un rey cuya autoridad no reconocía y a la que se habían quitado injustamente todos los privilegios que le reconocían como pueblo.
Esas ideas de nación y de resistencia son las que aparecen con el uso del símbolo de la fecha referida y explican 1714 y el significado de la guerra de Sucesión en Cataluña.
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Sinceramente, estoy tan cansada de escuchar a los nacionalistas catalanistas que ya he dejado de ver las noticias. Pelmazos!!
Cansada y aburrida me tienen los independentistas. Se creen el ombligo del mundo. Se inventan la historia y se la enseñan en tv3. Sinceramente, es cuestión de tiempo que consigan independizarse. Ahora bien, si alguna vez lo hacen que lo hagan con todas las consecuencias. Independientes para todo.
Y, tanto, qué cansinos los independentismos. se creen seres superiores, de luz, que son mejores que los demás y no se dan cuenta de sus miserias. ale, he dicho.
Los que viven del cuento de la independencia no quieren la indpendencia porque se les acabaría el chollo
Esta genial el aporte. Un cordial saludo.