Qué es Surrealismo y sus Características. Definición. Pintura, Cine, Literatura.
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¿Cuándo surge el surrealismo?
La Historia del Arte del siglo XX no es una historia lineal, es decir, las corrientes y estilos surgidos en el ámbito de la literatura, la pintura, la escultura, etc., en muchos casos, no se van sucediendo unos a otros, sino que conviven de forma simultánea.
Yendo más lejos, en la mayor parte de los casos, los estilos y las escuelas artísticas conviven, impregnándose unas a otras.
Esto es algo que sucedió sobre todo a principios del pasado siglo. Es, en esos años, en los que comienza a fraguarse una forma diferente de enfrentarse al hecho artístico.
Se puede decir, en cierto modo, que el surrealismo es una forma de entender lo artístico que se venía fraguando desde que los dadaístas irrumpieran por la puerta de atrás del Arte, en medio de la Primera Guerra Mundial.
Dadá ha sido considerado como el movimiento de ruptura más radical del arte contemporáneo. Mientras en centro Europa, estallaban las bombas, un grupo de artistas se propuso colapsar la sociedad y el arte desde un punto de inconformismo imaginativo.
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Si el dadaísmo fue un movimiento de ruptura, quizá el primero serio, las ideas del surrealismo surgido apenas una década después, convergen con ciertas similitudes, aunque añadiéndole elementos consecuencia del correr del tiempo.
El Primer Manifiesto del surrealismo
André Bretón firmó el primer manifiesto del surrealismo que se publica en el año 1924. En él exponía qué era lo que trataban de aportar al modo de ver las cosas en Arte. Decía textualmente que el surrealismo era “puro automatismo psíquico por el cual se intenta expresar, bien verbalmente o por escrito, la verdadera función del pensamiento”.
Es decir, el surrealismo trata de averiguar cómo se ven las cosas con la psique, alejándose al máximo de la razón; algo parecido a descifrar lo que el fondo del alma nos pueda decir. Además, intentan expresar su concepción del mundo prescindiendo de cualquier preocupación moral o estética.
La idea principal del surrealismo, al igual que el dadaísmo, es cambiar la vida, pero sin la anarquía y el desacierto que achacaban a los segundos, pero sin los que quizá no habrían existido.
La literatura que se generó en torno al surrealismo fue enorme, de ahí que se crea que este movimiento tomó conciencia de su existencia y de su fuerza, no como ocurriera con otras vanguardias, más espontáneas.
El surrealismo fue una corriente que intentó explicarse en su momento. Los integrantes del movimiento se preocuparon por explicar las razones que movían su forma de expresión artística, por eso en el año 1922 aparece la revista Littérature, que da pie a lo que sería el primer órgano oficial alrededor del cual se unen los surrealistas, la Révolution Surréaliste, y que sería el caldo de cultivo de otras muchas publicaciones donde los artistas descargan sus innovadoras ideas.
La “escritura automática” fue el primer método para hallar la verdad que buscaban los surrealistas, esa verdad que se esconde o que se halla lejos de la razón, de la forma común en que el pensamiento se enfrenta a los acontecimientos de la vida. La “escritura automática” es eso exactamente, escribir lo que el pensamiento dicte, aunque lo escrito pueda carecer, en un principio, de sentido.
“Los Campos Magnéticos” de André Bretón y Philippe Soupault fue la primera obra de escritura automática, de la que se dice que aunque carece de un hilo conductor, su delirio produce una gran belleza literaria.
También se crearon “dibujos automáticos”, concepto éste último que evolucionó, sobre todo cuando a finales de los años veinte, se incorpora al grupo Salvador Dalí. La pintura refleja quizás mejor que cualquier otra disciplina artística lo que fue el surrealismo, con obras que enuncian una expresión visual, poco racional a los ojos y que parece partir de lo onírico, esto es, del mundo de los sueños.
El Carnaval del Arlequín
En “El Carnaval del Arlequín”, de 1925, un cuadro surrealista de Joan Miró, el artista explica la idea de su obra de la siguiente manera: “intenté plasmar las alucinaciones que me producía el hambre que pasaba. No es que pintara lo que veía en sueños sino que el hambre me provocaba una especie de trance parecido al que experimentan los orientales.
Entonces realizaba dibujos preparatorios del plan general de la obra, para saber en qué sitio debía colocar cada cosa.
Después de haber meditado mucho lo que me proponía hacer comencé a pintar y sobre la marcha introducía todos los cambios que creía convenientes”.
Sigmund Freud, que había publicado en la primera década del siglo su famosa “Teoría del Psicoanálisis”, fue el referente académico que impulsó al movimiento surrealista, siempre encabezado por Bretón.
El psicoanálisis, el método que investiga los procesos inconscientes de la mente, era lo que necesitaban para aplicar su propia teoría, que no es otra que buscar la conexión entre lo racional y lo irracional, encontrar el funcionamiento real del pensamiento y hallar el lugar en el que confluyen sueños y realidad.
El cambio del siglo XIX al XX había traído grandes variaciones en la concepción de las cosas. Hacia 1900, irrumpen en el panorama una serie de obras “revolucionarias”; la física, la pintura, la música, la filosofía: todo está en el centro de nuevos análisis, encaminados, casi siempre, hacia la subversión de lo tradicional.
Se pone en tela de juicio el concepto de individuo partiendo de premisas distintas. Ya no se hace necesario representar la vida, la existencia, con imágenes que entienda la conciencia y la razón lógicas. Ya no es necesario.
El Surrealismo un movimiento Internacional.
Autores Surrealistas
El primer artista que utilizó la palabra surrealismo fue Apollinaire en 1917.
En la convulsión de los cambios, muchos artistas se sienten atraídos:
- Man Ray, en la fotografía;
- y en la pintura y en la escultura: Joan Miró, Picabia, Max Ernst, Salvador Dalí, se interesan por lo mágico, el absurdo y el mundo de los sueños.
El movimiento surrealista fue un movimiento internacional, sin fronteras ni límites.
- Si bien surgió en Francia, se extendió, en gran medida por el exilio de muchos artistas que huían de la guerra o de la persecución personal precisamente por su obra o por su posicionamiento político, como Buñuel, exponente del cine surrealista en sus comienzos, con “Un Perro Andaluz”.
- En Chile, Pablo Neruda, abrigó primero el simbolismo, pasando por el surrealismo, hasta llegar al realismo.
- En Argentina, Enrique Molina también se vio arrastrado por un tardío surrealismo en su obra.
- En Perú, César Vallejo, considerado un renovador del lenguaje poético, incorpora elementos de las vanguardias en su particular exploración de la condición humana.
- En Cuba, Alejo Carpentier, quien colaboró con la revista “Révolution Surréaliste”, a encargo del propio Bretón, también participó del movimiento surrealista, aunque se distanció del grupo al entender mal aplicadas las teorías que les impulsaban, por lo que creó lo que denominó “maravilla”, una forma de enfrentarse a la realidad que, en palabras del novelista, solo existía en América.
- En Méjico, Octavio Paz, quien en la década de los cuarenta se alejaba del marxismo a la misma velocidad que se acercaba al surrealismo o la pintora española Remedios Varo, acercaron a pequeños círculos las tesis surrealistas, que cobraron relevancia en el viaje de André Bretón por el país acompañado de Diego Rivera.
Además de los autores que abrazaron las tesis del surrealismo, otros muchos recibieron su influencia, bien por proximidad ideológica, bien por afinidad personal o generacional. Federico García Lorca, sin ser surrealista, tiene obras como “Poeta en Nueva York” o “Comedia sin Título” de marcados rasgos surrealistas. Otro tanto sucedería con el poeta Rafael Alberti, que con “Sobre los Ángeles”, también camina por sus influencias.
Otras técnicas
Una curiosa y novedosa técnica artística creada por un miembro del grupo de los surrealistas, también precursor de los dadaístas, Max Ernst, fue el “frotamiento”, que consistía en frotar con un lápiz sobre un papel que recubre el objeto a retratar.
El resultado obtenido era el de una primera imagen del objeto en relieve, que más tarde el artista retocaba a su antojo e imaginación. La idea de esta técnica surge por el deseo de experimentar con las formas, aunque partiendo siempre del propio objeto de la observación.
Del mismo autor, Ernst, es un intento de novela, totalmente surrealista. Llevó por título “Una Semana de Bondad”. Ernst no escribió ni una palabra, se limitó a editar un libro con recortes de novelas del siglo XIX y a decorarlos con imágenes y dibujos.
La novela carecía de argumento, aunque no de historias, claro está. Algunos críticos, aún en nuestra actualidad, realzan precisamente este aspecto, la ausencia de argumento, como una virtud y un hallazgo, ya que de esta manera el lector se sumerge en un universo irreal, pero fascinante.
El collage, otra técnica utilizada por los surrealistas consistía en el pegado de materiales sobre el lienzo. Esos materiales solían recogerse de la naturaleza: ramas, plumas o madera, aunque también se utilizaban productos elaborados, como cartón o papel de periódico. El collage también fue utilizado por los dadaístas y por Picasso y Braque, en sus inicios. Curiosamente, en los años sesenta volvió a ser utilizado, solo que con otro tipo de elementos decorativos del cuadro, como piezas de vehículos o grandes piezas metálicas.
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ÚLTIMOS COMENTARIOS RECIBIDOS:
15 oct. 2008. “Es un artículo interesante y con muy buenas imágenes. El surrealismo es uno de los movimientos artísticos más complejos y junto con el Cubismo son de mis favoritos. He recordado mi visita al museo de Joan Miró en Barcelona y todo lo que en mi poesía se vuelve a veces muy oscuro no siempre adrede tiene esa fuerza surrealista es indudable que partieron de esa energía interior poética para salir de los esquemas y crear desde su esencia obras como las que han trascendido y podemos hoy disfrutar y analizar”.
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