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“Cualquiera que cultive la fantasía en el arte está un poco loco. Su problema estriba en hacer interesante esa locura”
François Truffaut
Ninguna de las artes ha vivido en sus primeros cien años de vida una evolución tan rica y vertiginosa como el cine. A los aspectos técnicos y artísticos hay que sumarle el carácter de espectáculo, de vehículo ideológico, de medio de comunicación o de fábrica de mitos.
Se convierte en industria y la película pasa sin remedio a ser una mercancía más de la que se esperan jugosos beneficios.
No obstante, a lo largo de la historia del cine han surgido movimientos que usaban las películas como testimoniopara reflejar literalmente una época y traducir fielmente la psicología de cada momento.
¿Qué es la “Nouvelle Vague”?
La “Nouvelle Vague” es como se conoce el cine que se da en Francia a partir de los años 50 y hasta los 60, aproximadamente. Pocos movimientos cinematográficos han suscitado tanta pasión y tantas discusiones como este joven cine francés que se engloba bajo el calificativo “nueva ola”.
El movimiento comenzó como una actitud crítica. Surge como una renovación generacional. En la revista “Cahiers du Cinéma”, Truffaut arremete con violencia contra el cine francés y su pretendido realismo psicológico, protesta de la abrumadora dominante literaria del cine francés, más de guionistas que de que directores o realizadores.
La literatura era, según los seguidores de estas nuevas ideas, el gran pecado del cine francés: devaluar la imagen en favor de la palabra.
Frente al cine de guionistas y al cine de productor, los jóvenes críticos, admiradores de Bazin, defienden el cine de autor que busca la expresión a través de la puesta en escena. Todos tienen en la memoria a grandes maestros: Chaplin e Eisenstein, Vigo…
¿Quién fue la primera influencia de la Nouvelle Vague?
La exaltación del cine de autor les lleva a descubrir y lanzar al realizador: Jean-Pierre Melville, ejemplo y guía del que debe ser el “nuevo cine francés”.
El primer autor joven al que tiene oportunidad de admirar y valorar es Roger Vadim.
En 1956 presenta en el Festival de Cannes “Y Dios creó a la mujer”, película que obtuvo el máximo galardón en la categoría nacional y que dio carta de naturaleza a este movimiento.
Protagonizada por una joven Brigitte Bardot, la película, el director y la actriz se convirtieron en mitos de un sólo golpe a nivel mundial.
El nombre de Vadim desparecerá dentro de poco mientras que el de Brigitte Bardot perdurará como un mito importante de nuestra era.
La “Nouvelle Vague” está en marcha
François Truffaut y “Los cuatrocientos golpes”
Sus planteamientos nuevos de producción y los nuevos métodos de acercamiento a la industria del cine empiezan a calar en los creadores y en el público.
Resulta fundamental el papel del Ministro de Cultura Malraux quien en el Festival de Cannes de 1959 presenta en sociedad este movimiento cultural ayudado por la prensa parisiense.
En esta edición del festival François Truffaut (1932-1984) es galardonado con el premio al mejor director por “Los cuatrocientos golpes”.
Después de este festival puede afirmarse que la República de De Gaulle tiene también su propio cine, preparado para conquistar los mercados y para resolver la crisis de la industria del cine francés.
De toda la “nueva ola” el realizador que llega más lejos es Jean-Luc Godard, con obras como “Al final de la escapada” (en la que Truffaut es coguionista) o “Pierrot el loco”.
Truffaut resulta más desordenado e irregular que Godard. Trata de fundir su vida con sus películas. Obtiene gran éxito con “Jules et Jim” que corrobora que la “nueva ola” está convirtiendo a sus hijos en figuras estelares.
Desde “Los cuatrocientos golpes” y pasando por todas su filmografía, François Truffaut colaboró de forma magistral a definir el cine francés de su época.
Sus películas, infinitamente conmovedoras y románticas y siempre teñidas de cierta tristeza reflexiva, le convirtieron en un cineasta ilustre y célebre tanto en su país como fuera de él.
Breve biografía de François Truffaut
De padre desconocido, François nace en febrero de 1932. Dieciocho meses después el delineante Roland Truffaut se casa con su madre, asume la paternidad del pequeño y le da su apellido. Sus relaciones familiares eran complicadas y el ambiente en casa extraño y frío: sentimiento de soledad, desarrollo de espíritu independiente, fracaso escolar, absentismo, robos… Finalmente fue internado en un centro de menores del que escapó.
Es por entonces cuando entra en contacto con Bazin, eminente crítico de cine que le ofrece trabajo, el primero antes de alistarse en el ejército. Poco tardó en arrepentirse de esta decisión que le llevó a atravesar un periodo difícil y desgraciado en el que intentó suicidarse, contrajo la sífilis y desertó del ejército.
“Truffaut, al parecer, entre 1946 y 1956 vio más de 3.000 películas y leía 3 libros por semana”
Truffaut era asiduo al cine. Al parecer, entre 1946 y 1956 vio más de 3.000 películas. También heredó el hábito de lectura de su madre y llegaba a devorar tres libros por semana.
Realizó más de 500 colaboraciones con la revista “Cahiers du Cinéma” y se consolidó como un prestigioso crítico de cine agudo y radical. Escribe, además, un libro de entrevistas a Alfred Hitchcock que resulta fundamental en la historia del cine.
Truffaut encarnará como nadie el problema de heterogeneidad de los directores de la “Nouvelle Vague”.
Su debut con “Los cuatrocientos golpes” es un éxito, se convierte en una apuesta segura y las productoras pelean por él.
Su desgraciada vida ha dado un giro radical, ahora tiene un papel en la sociedad, usará su cine como medio de expresión y sus películas están cargadas de la realidad que le tocó que le vivir.
Todas sus películas están cargadas de sus problemas y sentimientos.
Toda su obra muestra un marcado interés por la juventud: la adolescencia como símbolo de rebeldía contra la realidad, la religión o el estado.
Se interesa por las películas en serie: trilogías que enseñan distintas etapas de la vida del joven protagonista. Esto permite que el público más joven conecte rápidamente con ellas.
Su personaje más famoso, valorado y, quizás, el que se parezca más al propio autor es Antione Dionel, protagonista de una de su trilogías que comienza con “Los cuatrocientos golpes” película que resume en gran medida todas las ideas de la “Nouvelle Vague” (teóricas y técnicas) y la vida del director.
En esta historia el joven director pone en tela de juicio los valores de la sociedad en contraposición de los suyos.
“Los cuatrocientos golpes” hace reír y, al mismo tiempo, nos presenta la infelicidad de un niño abandonado. Alegría, melancolía, humor y raramente violencia porque como explicó:
“Como yo, Antoine esta en contra de la violencia porque implica confrontación. En lugar de utilizar la violencia, huye, no para evitar lo esencial, sino para obtenerlo”.
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