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Un revelador texto recogido en las Memorias de Neruda
Premonición: Presentimiento, presagio. La muerte de Lorca tuvo muchos significados. Además del absurdo de la Guerra Civil Española; cuando el hombre deja de serlo y se convierte en monstruo.
La muerte de Lorca fue, quizá por encima de todas las cosas: la muerte del poeta homosexual. Apenas tres meses antes de que comenzara la Guerra Civil Española, apenas tres meses antes de que fuera fusilado Federico García Lorca, o como dijo Pablo Neruda, asesinado.
El presentimiento de Federico García Lorca
Lorca tuvo el presentimiento, una visión tangible que le sobrecogió. Fue en una gira con la compañía teatral ‘La Barraca‘, la compañía teatral universitaria con la que realizaba una gira por toda España.
Y lo que sucedió no fue un mal sueño, aunque lo pareciera. Los hechos los contó Pablo Neruda en ‘Confieso que he vivido‘, el propio Federico se lo había contado, inquieto, apesadumbrado.
El relato del acontecimiento, con su tiránica desgracia y su demoladora crudeza alcanza un momento sublime de la literatura. Este fragmento, que se puede leer a continuación, es un relato histórico. Neruda, el narrador, Lorca, el protagonista. Como si fuera verdad que la realidad supera la ficción a la imaginación de la pesadilla más fértil.
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El texto es el siguiente:
“Federico tuvo un preconocimiento de su muerte. Una vez que volvía de una gira teatral me llamó para contarme un suceso muy extraño. Con los artistas de “La Barraca” había llegado a un lejanísimo pueblo de Castilla y acamparon en los aledaños.
Fatigado por las preocupaciones del viaje, Federico no dormía. Al amanecer se levantó y salió a vagar solo por los alrededores. Hacía frío, ese frío de cuchillo que Castilla tiene reservado al viajero, al intruso.
La niebla se desprendía en masas blancas y todo lo convertía a su dimensión fantasmagórica. Una gran verja de hierro oxidado. Estatuas y columnas rotas, caídas entre la hojarasca. En la puerta de un viejo dominio se detuvo. Era la entrada al extenso parque de una finca feudal.
El abandono, la hora y el frío hacían la soledad más penetrante. Federico se sintió de pronto agobiado por lo que saldría de aquel amanecer, por algo confuso que allí tenía que suceder. Se sentó en un capitel caído.
Un cordero pequeñito llegó a ramonear las yerbas entre las ruinas y su aparición era como un pequeño ángel de niebla que humanizaba de pronto la soledad, cayendo como un pétalo de ternura sobre la soledad del paraje. El poeta se sintió acompañado.
De pronto, una piara de cerdos entró también al recinto. Eran cuatro o cinco bestias oscuras, cerdos negros semisalvajes con hambre cerril y pezuñas de piedra. Federico presenció entonces una escena de espanto. Los cerdos se echaron sobre el cordero y junto al horror del poeta lo despedazaron y devoraron.
Esta escena de sangre y soledad hizo que Federico ordenara a su teatro ambulante continuar inmediatamente el camino.
Transido de horror todavía, tres meses antes de la guerra civil, Federico me contaba esta historia terrible. Yo vi después, con mayor y mayor claridad, que aquel suceso fue la representación anticipada de su muerte, la premonición de su increíble tragedia”.
Federico García Lorca no fue fusilado; fue asesinado.
Naturalmente nadie podía pensar que le matarían alguna vez. De todos los poetas de España era el más amado, el más querido, y el más semejante a un niño por su maravillosa alegría.
¿Quién pudiera creer que hubiera sobre la tierra, y sobre su tierra, monstruos capaces de un crimen tan inexplicable? La incidencia de aquel crimen fue para mí la más dolorosa de una larga lucha. Siempre fue España un campo de gladiadores; una tierra con mucha sangre.
La plaza de toros, con su sacrificio y su elegancia cruel, repite, engalanada de farándula, el antiguo combate mortal entre la sombra y la luz.
La Inquisición encarcela a Fray Luís de León; Quevedo padece en su calabozo; Colón camina con grillos en los pies. Y el gran espectáculo fue el osario en El Escorial, como ahora lo es el Monumento a los Caídos, con una cruz sobre un millón de muertos y sobre incontables y oscuras prisiones”.
Para saber más:
Pablo Neruda. ·Confieso que He Vivido·
Biografía de Pablo Neruda
Curiosidades sobre la figura de Pablo Neruda