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En el año 1901 Picasso comienza a realizar una serie de autorretratos al carboncillo, tinta y al óleo sobre cartón.
Como se puede ver en la imagen, y tal y como los críticos apuntan, la mirada del pintor sobresale sobre el resto, difuminado en la oscuridad…
La Época Azul de Picasso
1901. Óleo sobre cartón montado sobre madera. The Museum of Modern Art. Nueva York.
De esta temprana época destaca uno de esos autorretratos en el que se le puede ver coronado con una leyenda que repite varias veces “Yo el Rey”.
Algunos críticos han achacado a esa frase el sentido que Picasso intentaba imprimir a su imagen, soledad e independencia.
Quizá también cierta superioridad, o quizá porqué no, ironía.
A finales del 1901 Picasso comienza a imprimir a sus trabajos el color azul. Comienza la Época Azul que llegaría hasta 1904.
La muerte de su amigo Casagemas
Ejemplo que tenemos en el autorretrato de 1901, tiempo en el que fallece su amigo Casagemas y deja en él una huella penetrante que expresa en el aspecto desolado que se ve en la imagen, con los rasgos demacrados y el pálido semblante con la mirada ausente, aunque fija.
Este triste y melancólico óleo recoge influencias de la pintura española y francesa.
El abrigo abotonado hasta el cuello, algo escorado del centro aparentando esperar algo del interlocutor, en palabras de su amigo Sabartés a propósito de este cuadro, “Picasso cree que el dolor es el fondo de la vida”.
1901. Óleo sobre lienzo. Museo Nacional Picasso. París.
La influencia de Braque en Picasso
Llegados a 1907, Picasso observa cómo su carrera artística comienza a pronunciarse por otros derroteros.
Se inicia una nueva concepción del espacio de trabajo.
El artista recibe la influencia del arte ibérico de la época arcaica y con africano primitivo.
Además, vivirá la influencia de Braque y, sobre todo, lo que más impresión marcará en él es el cuadro Las Señoritas de Avignon, que tanto tiempo le llevó, y que marcan el final del trabajo de investigación sobre el cuerpo, la figura humana.
La influencia del arte africano
En el último caso, el de la imagen de la izquierda, la nariz desproporcionada y los ojos enormes indican la distancia del naturalismo por parte de Picasso.
Este autorretrato fue realizado por el pintor después de haber adquirido una estatuilla que encontró en un bistrot de Bougival.
El parecido del rostro con una máscara tribal africana parece evidente.
Picasso visitaba con frecuencia el museo etnográfico de París, donde podía contemplar obras de la “escultura negra” como se le denominaba al arte de África, de las islas de Oceanía y de la Polinesia.
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