C. S. Lewis Cartas del diablo a su sobrino. Más allá de Crónicas de Narnia
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“Se aconseja a los lectores que recuerden que el diablo es un mentiroso”
C. S. Lewis, el autor, es conocido popularmente por su Crónicas de Narnia, más desconocida es, en cambio, su labor apologética cristiana a través de obras tan sustanciosas como las Cartas y como otras de la talla de Dios en el banquillo, El problema del dolor, Dios en el banquillo, Mero Cristianismo y Lo eterno sin disimulo.
C. S. Lewis ¿ateo?
Y es que C. S. Lewis, de origen irlandés, es uno de los escritores más influyentes, originales y polifacéticos del siglo XX.
De brillante inteligencia, es poseedor de un estilo literario claro y sencillo, de un marcado acento didáctico y proselitista, lo que le permitió dedicarse con eminente éxito a la enseñanza universitaria y a la escritura.
El factor esencial en la configuración intelectual de C. S. Lewis fue su ateísmo militante y posterior conversión al cristianismo (protestante), dada en el turbulento año de 1929 y descrita profusamente en su obra autobiográfica Cautivado por la alegría.
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El desprecio intelectual hacia la religión
Esta experiencia le sirvió sin duda para entender el desprecio e incomprensión hacia la religión, predominantes en una época –la de entreguerras y la posguerra– en que parecía estar produciéndose la debacle del cristianismo en occidente y, especialmente, en Inglaterra.
En fin, tras millones de traducciones a todos los idiomas, C. S. Lewis queda definido de forma indeleble como un insigne converso que supo dar respuesta y convertir a otros muchos en medio de la descristianización general de la sociedad.
Cartas del diablo a su sobrino
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En cuanto a la obra, Cartas del diablo a su sobrino, hay que señalar que parte de un punto de vista sumamente original, casi chocante.
De hecho, no debió de resultar sencillo ni cómodo a un cristiano tan entusiasta como C. S. Lewis el embutirse en la piel del demonio Escrutopo, el cual, a la luz de su dilatada experiencia, ilustra por vía epistolar a su sobrino Orugario (que obviamente también es un demonio, aunque joven y bisoño) en su importante misión, a saber, la perdición del alma de su “paciente”, un inglés de a pie.
Cartas del diablo a su sobrino es un ensayo breve
El ensayo, bastante breve, puede ser leído por cualquiera como una novelita curiosa y entretenida, pero su verdadero valor se halla en sus enseñanzas morales y en las respuestas dadas frente a la lógica y existencia del mal, del pecado, del diablo y de los diablos.
Se puede afirmar que, además de ensayo, es una rara variedad de tratado de demonología en forma de ficción novelesca y epistolar.
En base a todo ello, su cercanía y cotidianeidad, no es casualidad que sea desde su publicación una de las obras de difusión teológica más vendidas y elogiadas.
Es, en conclusión una obra muy recomendable, insólita y preclara, atrayente, cómica unas veces, angustiosa otras… de lo que no cabe duda es que la gran mayoría de sus lectores, si no todos (en su fuero “más” interno e inconsciente), llegan a identificarse, en uno u otro momento, con las situaciones que se le presentan al “paciente inglés” del diablo Orugario y, en consecuencia, a preguntarse ¿existe en verdad el diablo?