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La imagen que la Historia nos trae del general Custer es la imagen cinematográfica de Errol Flyn en “Murieron con las botas puestas“.
Al parecer, y como veremos según testimonios fidedignos, poco o nada tiene que ver la realidad con la semblanza que el celuloide regaló al personaje convertido en héroe para la leyenda norteamericana.
Índice
1. La mala fama del General Custer
2. El tratado de Laramie
3. Custer, asesino de mujeres
4. La muerte del General Custer
5. Comentarios
George Armstrong Custer, “Cabellos Largos” para los indios, Autie para la familia y amigos, nació un 5 de septiembre de 1839, en Ohio.
De familia modesta, con dieciséis años ingresó en la Academia militar de West Point, de la que salió con fama de “alumno deplorable, pésimo estudiante, vago, sucio y una vergüenza para la Institución“; pero de la que también salió como el general más joven de la joven norteamerica, apenas había cumplido los 23 años cuando lograba tan importante rango militar, siéndole encomendada la dirección del cuerpo de voluntarios.
Participó así en la Guerra Civil norteamericana, al lado del ejército del Norte, y fue quien recibió la simbólica bandera de la rendición de manos del general sudista Lee.
La mala fama del General Custer
Tras el paso por West Point, la mala fama de Custer se afianzó de forma indeleble, algo que él mismo corroboraba siempre que parecía tener ocasión.
Enamorado de una joven, llamada Libbie, hija de un magistrado, se casó con ella aún con la falta de complacencia por parte del padre, momento antes de que fuera destinado a Colinas Negras, lugar donde se desarrollaría el principio del fin para Custer, y cuya historia está rodeada de ciertos misterios e intrigas.
Al parecer, Colinas Negras, Paha Sapa, en lengua india era un lugar sagrado para ellos.
Allí, según la tradición de los indios, residía el Gran Espíritu y se le consideraba el centro del Universo.
El tratado de Laramie
Por ese motivo, y bajo el mandato del Tratado de Laramie, esas tierras eran propiedad de los pieles rojas. Pero en el año 1874 se descubrió oro por lo que el gobierno norteamericano, con aparente buena voluntad en un primer momento, decidió comprárselas a los indios, que se negaron por los motivos espirituales antes expuestos, si bien, los indios estaban divididos en cuanto a la venta de las Colinas Negras, pero eran mayoría los que se oponían a la operación, y de manera frontal: Toro Sentado y Caballo Loco.
Pero se había corrido la voz de la existencia del noble metal, y muchos colonos blancos fijaron su vista en aquellas ricas tierras. Con la excusa de construir un fuerte (Fort Riley) para proteger a los indios y hacer cumplir el tratado, se envió al Séptimo de Caballería a Dakota del Sur, ya dirigido por Custer.
Custer, asesino de mujeres
Apenas un año después de la llegada del Séptimo de Caballería, un 27 de noviembre de 1868, ya se mostró la verdadera naturaleza de Custer al atacar una aldea Cheyenne junto al río Washita.
Asesinó a todos, a los guerreros, a las mujeres, a los niños y ancianos que encontró. Desde entonces se le conocería como “Squaw Killer“, asesino de mujeres.
Este hecho provocó que se le formara un consejo de guerra, del que salió bien parado gracias a las influencias que tenía, y que le venían librando de merecidos castigos por hacer libres interpretaciones de las órdenes que recibía.
Este afán por destacar provenía, sin duda, de sus ambiciones políticas. Afiliado al partido Demócrata, buscaba honores que le catapultara a la presidencia de Estados Unidos, sobre todo teniendo en cuenta el miedo generalizado que existía alrededor de los pieles rojas.
Aunque no se acusó de la derrota, en ese momento, a Custer, desde el principio se tuvo conciencia de que el ataque de los 611 norteamericanos contra los 3.000 sioux y cheyennes de Little Big Horn había sido un suicidio, sobre todo teniendo informaciones (“Cuchillo Sangriento“, el espía de Custer así se lo había manifestado) de la superioridad numérica.
Aquella mañana de junio de 1876 los indios utilizaron lo que militarmente se conoce como tenaza, muy utilizado por Custer.
Del Séptimo de Caballería solo quedó vivo un trompeta del regimiento, que le pudo llevar la noticia al general Binteen.
La muerte del General Custer
Sobre la muerte de Custer corren distintas versiones. Al parecer, es seguro que su cadáver apareció con un disparo junto al corazón y otro en la sien. Toro Sentado afirmaría después que Custer “murió con una sonrisa en los labios e impotente al no tener armas con las que defenderse“.
El jefe sioux Toro Blanco, dijo que murió de varios disparos tras una feroz lucha.
Sin embargo cobra sentido otra posibilidad barajada: que se suicidara ante el final inapelable que le esperaba, de ahí que su cadáver no fuera mutilado, costumbre entre los indios de no profanar a los que se arrancaban de forma voluntaria la vida. Junto a él murieron dos de sus hermanos, Thomas y Boston, además de un sobrino y un cuñado, James Calhoury.
Tiempo después, fueron los pieles rojas los que sufrirían la derrota, como de todos es sabido. Los guerreros que participaron en esta batalla cruenta fueron expulsados al norte, a Canadá, y algunos de sus jefes, como Caballo Loco, fueron asesinados, aunque se dijera que fue muerto cuando intentaba huir…
Más información (en inglés): George Armstrong Custer
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