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Theodore Robert Bundy asesinó a treinta mujeres y fue un fenómeno mediático. Contra pronóstico, el psicópata recibía innumerables cartas de amor estando en prisión.
Fue capaz de escapar de la cárcel en dos ocasiones antes de que fuera juzgado. Contrajo matrimonio durante el juicio y, en el corredor de la muerte, engendró una niña…
¿Quién fue Ted Bundy?
Bundy fue uno de esos asesinos de manual. Todas sus víctimas peinaban de la misma forma, con raya al medio, igual que lo hiciera su primera novia. ¿Acaso en el trauma de ese abandono se engendró el monstruo?
Así actuaba el psicópata
El modus operandi de Bundy era sencillo: se paseaba por los campus universitarios, normalmente ofreciendo a la vista unas muletas, o un brazo escayolado para atraer la compasión de la víctima, a la que solicitaba ayuda.
Ayuda para llegar hasta su coche porque iba cargado de libros, por ejemplo, y ayuda que no le negaban porque al parecer utilizaba todas sus cualidades carismáticas y seductoras.
Toda vez que encontraba el momento oportuno lejos de la miradas, asestaba un golpe en la cabeza y la secuestraba. Así hasta en treinta ocasiones.
Fue en el estado de Colorado, en el verano de 1975 cuando, de forma casual, una patrulla de policía lo detuvo al observar que conducía su coche de forma errática.
Una vez que, siguiendo la normas rutinarias, comenzaron a registrar el maletero, hallaron esposas, pasamontañas, barras de hierro, un conjunto de objetos que alarmaron pronto a los agentes.
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Con más detalle, investigaron unas facturas de gasolineras que, casualmente, se localizaban en los lugares y las fechas en que muchas chicas habían desaparecido.
Encarcelado en febrero de 1976, pero huido -y vuelto a detener- rápidamente
En abril, saltó desde el segundo piso de la biblioteca carcelaria y se dio a la fuga. Seis días después era detenido de nuevo.
Su siguiente huida tuvo que esperar algo más de tiempo, ya que se fijó en el conducto de aire, pero para poder penetrar y reptar por él necesitaba perder peso. Lo consiguió el día antes de la nochevieja del 76.
En esta segunda fuga, Bundy volvió a asesinar. Logró llegar a Florida, donde cambió su aspecto dejándose crecer la barba. Dos semanas después de la fuga invadió una residencia de estudiantes femenina y mató a dos jóvenes.
Otras dos resultaron malheridas, atacando a una quinta víctima cerca de allí. Además, el horror no se detuvo ahí: Kimberly Leach una niña de 12 años fue también violada y asesinada.
La captura definitiva de Bundy fue nuevamente producto de la casualidad.
Conducía de noche sin las luces puestas, algo que llamó la atención de un policía que, no sin dificultad, lo detuvo. Se vio obligado a reducirlo utilizando la fuerza.
Bundy fue recluido en la prisión estatal de Florida, donde permaneció hasta que en 1989 se ejecutó la sentencia: pena de muerte.
Bundy cometió sus crímenes además de en Colorado, en Washington, Oregón, Utah, Idaho, y Florida.
En Washington, Bundy se deshacía de los cadáveres en los frondosos bosques a las afueras de Seattle. Solía regresar a la escena del crimen.
En ocasiones se llevaba a casa cabezas decapitadas para aplicarles maquillaje.
Bundy psicópata
De Bundy se ha dicho, con los argumentos de una treintena de asesinatos, que era un psicópata. Él se consideraba alguien normal, aunque fuera además de psicópata, un homicida necrófilo.
Interesante documental de RTVE sobre, entre otros, Ted Bundy
Bundy, en su última entrevista, intenta evitar la pena de muerte.
Como la mayoría de psicópatas, parece muy creíble y sincero sobre todo en las lágrimas finales. Achaca a la pornografía la causa del mal en su esencia, asegurando que vivió en un hogar cariñoso y lleno de cuidados.
Recibió cartas de numerosas mujeres proponiéndole relaciones y se llegó a casar en la cárcel
Es difícil explicar cómo fue posible que, estando en prisión, recibiera cartas en las que se incluían proposiciones sexuales y besos pintados con carmín sobre el papel.
Algunos han apuntado una especie de “poder hipnótico” y “morbo” que producía este asesino, aunque también se podría decir, sin temor a equivocarse, que un buen número de estúpidos y estúpidas habitan junto a nosotros en este loco mundo, siendo generosos en el calificativo.
Durante el juicio despidió a sus abogados y se defendió a sí mismo. El triste espectáculo hacía tiempo que había comenzado.
Lo más curioso de toda esta terrible historia se produjo cuando Bundy, aprovechando una vieja ley que permitía contraer matrimonio estando bajo juramento, se casó en pleno juicio con una “admiradora” llamada Carole Ann Boone.
La unión se rompió en 1986, si bien antes la “parejita” tuvo un retoño, una niña de la que no se sabe nada en absoluto, salvo eso, que fue una niña…
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