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“A medida que me admiro más, encuentro que soy una real catástrofe… si hubiera 2000 Picassos, 30 Dalís, 50 Einsteins… el mundo sería prácticamente inhabitable, pero que nadie se espante, no los hay”, esto dice Dalí en una entrevista en el famoso programa A FONDO que emitía TVE hace algunos años.
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Se trató de un niño feliz y perfectamente integrado. Nace en Figueras donde su padre era notario. Fue allí donde vio por primera vez pintura impresionista de Ramón Pitxot. Cuentan que, en los recreos, el niño Dalí salía corriendo y embestía una de las columnas de piedra del claustro y quedaba desvanecido en el suelo y cuando volvía un poco en sí le preguntaban: ¿Qué te ha pasado? Y decía: “Nada, es que nadie me miraba”.
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Empieza pues desde muy joven su tendencia a la megalomanía. Solía decir que a los 6 años quería ser cocinera, no lo decía en broma pues la pasta del óleo es un ingrediente que maneja a la perfección. El viejo crepuscular lo pinta ya un niño de trece años o resuelve los ojos entelados de una mujer ciega (Retrato de Lucía). Consigue ir a clase de pintura con Juan Núñez que le enseña a pintar y a no pasarse de la raya. Empieza a engullir sin pudor todos los movimientos pictóricos que imita siempre manteniendo su propia personalidad.
Era el único suscriptor de L´humanité. Cuando tiene 17 años su madre muere y su padre se casa con la hermana de su madre, sobre tal hecho dejó escrito: “La muerte de mi madre me sorprendió como una afrenta del destino.
Una cosa así no podía pasarme a mí, ni a ella ni a mí. Con mis dientes apretados de tanto llorar me juré que arrebataría a mi madre a la muerte con las espadas de luz que algún día brillarían brutalmente en torno a mi glorioso nombre”.
En 1922 ingresa en La Residencia de Estudiantes, donde lo llamaban el pintor polaco. Al principio pretendía hacer su vida al margen de todo lo que había en la residencia pero un día Pepín Bello, fallecido en enero de 2007 a los 103 años de edad, pasó por su habitación y por él se dieron cuenta de que Dalí hacía unas cosas “estupendas”. En ese contexto conoció a Luis Buñuel.
Más tarde llegó Lorca, que era un estudiante de Derecho. Cambió su vida. En la Academia de San Fernando tuvo una disciplina que le vino muy bien. Una noche típica de salidas por el Madrid de la época se armó una bronca muy grande en una taberna y nadie daba con Dalí y Lorca, los encontraron debajo de una mesa en el rincón más oscuro, estaban asustadísimos y discutiendo sobre el miedo que estaban pasando, estaban cuantificando el miedo.
El retrato de Luis Buñuel
En 1925 pinta el retrato de Luis Buñuel y lo cuelga en la Exposición de Los Ibéricos. Cuando Dalí va por primera vez a París en 1926 lo esperaba Luis Buñuel.
Lo primero que hace es ir a visitar a Picasso y ocurre aquello en que Dalí le dice a Picasso: he venido a verle a usted antes que visitar El Louvre, a lo que Picasso, el pintor cubista contestó: Ha hecho usted muy bien joven.
Cuando se examinó de Historia del Arte, le tocó Rafael, así dijo Dalí a los profesores: No me puedo examinar, porque yo, Salvador Dalí sé tanto, mucho más que los tres profesores juntos que no me puedo examinar, con lo que fue expulsado de la facultad.
Lorca enamorado de Dalí
En 1927 Lorca se enamora de Dalí, siendo no correspondido por el pintor cuya sexualidad no estaba tan definida como la del poeta. En 1928 se producen las primeras manifestaciones claramente surrealistas y la persona que empieza a pesar es Buñuel. Carne de gallina inaugural, una de las primeras muestras de surrealismo en su pincel, determina que lo inaprensible se puede identificar con letras, con números y con valores.
El Perro Andaluz y La Edad de Oro
El Perro Andaluz y La Edad de Oro fueron una colaboración fraternal entre Dalí y Buñuel. Un perro andaluz es algo parecido a lo que puede tener en la cabeza un adolescente sobre el sexo, sobre la muerte pero no dicho de una manera lógica sino en forma de imágenes que provocan una serie de cortocircuitos mentales. En enero de 1929, el grupo surrealista invita a los dos.
Se encontró unos surrealistas artificiales que habían llegado a serlo mediante un proceso intelectual, se enfrentan a veces de una forma muy violenta, entre otras razones por su fascinación hacia Hitler y porque él era un artista que no necesitaba hacer ningún esfuerzo para ser surrealista, él ya lo era; pero muy pronto se dan cuenta de su capacidad teórica, Breton no con complacencia, pero llegan a llamarlo la máquina de pensar, con el tiempo éste acabaría formando con las letras que conforman el nombre del pintor: Avida Dollars, por el amor exacerbado de Dalí hacia el dinero.
Después del primer encuentro en París, Gala y Paul Éluard visitan al pintor, el poeta regresó pero Gala se quedó.
Su padre lo echó de casa, se fue a Port Lligat, Gala fue una mujer que en seguida se dio cuenta de su talento y nutrió a Salvador Dalí en prácticamente todos los aspectos de su vida. Le abrió la parte más sutil y culta del mundo exterior. Gala le busca los ingredientes más sofisticados, va a los anticuarios y consigue ámbar y pinceles con los que se consigue esos hermosos horizontes y luces, algunas de sus grandes gracias. Gala se convirtió en la mujer de su vida.
Dalí en París
Se refugian en Francia durante la Guerra Civil, pero también es invadida con lo que acaban marchando a New York.
Es de los primeros artistas europeos que intuye que la capitalidad cultural va a trasladarse de París a La Gran Manzana. Allí, lo que convierte a Dalí en un pintor verdaderamente moderno es su influencia al pop-art. Cesta de Pan, es uno de sus cuadros más enigmáticos donde llaman la atención los estudios logarítmicos o la construcción de la espiral perfecta que llevó a cabo para su creación.
La vida secreta de Salvador Dalí
En 1941 publica La vida secreta de Salvador Dalí y en 1943, Rostros Ocultos, convirtiéndose con ellos en una estrella mediática. Con Hitchcock participó en la película Recuerda para la que Dalí pintó los decorados. Gozó de la compra de sus cuadros por parte de una serie de coleccionistas: el Zodíaco, que se llamaban así porque cada uno de ellos le compraba un cuadro al mes. Uno de ellos, Reynolds Morse, creó con esos cuadros El Museo de San Petersburgo de Florida.
En 1945, año de la bomba de Hiroshima, empieza la era atomística, las formas estallan y se dispersan, se centrifugan. La Poesía de América, los atletas cósmicos, es ejemplo de ello.
Más tarde comenzaría su época mística a la que pertenece un cristo de Dalí, curioso y especulativo, en que aparece una cruz de seis direcciones, una cruz hipercúbica que eran las cruces con que Gaudí remataba algunos de sus edificios.
Cuando ve el Teatro Museo de Figueras que fue incendiado, vio en él la posibilidad de crear su propio museo. Hizo de él una mente puesta en un edificio convirtiéndolo en un inmenso objeto surrealista que provoca multitud de sensaciones con tan sólo recorrerlo.
Gala enferma y en los cuadros de Dalí los colores se van haciendo muy suaves, muy pálidos, mortecinos, tristes. Tras la muerte de su musa en 1982, la salud de Dalí decayó muchísimo trasladándose a vivir desde Cadaqués a su casa en Pubol. El rey Juan Carlos I le concedió el título de Marqués de Pubol. Un incendio en su habitación en 1984 hizo que se trasladase a unas habitaciones en Torre Galatea, edificio anexo al Teatro-Museo, donde permaneció prácticamente recluso hasta su muerte el 23 de enero de 1989. La mayor parte de su obra fue donada por él mismo a España.
El Bigote de Dalí
Los ojos desorbitados y su siempre bien perfilado bigote conforman la imagen representada de Dalí.
Detrás del bigote y de la mirada de loco desafiante se ocultaba el artista, que manejó a la perfección los tiempos de sus apariciones públicas, dando sentido a adjetivos hartamente repetidos, como histriónico, exagerado.
Dalí, dijo: “soy un tipo totalmente histriónico que solo vive para posar … un gran actor en esta comedia aún más grande de la vida, la absurda vida de nuestra sociedad”.
Algunas curiosidades en la vida de Salvador Dalí
Pintaba relojes blandos y decía, cuando le preguntaron unos jesuitas sobre el por qué de tales creaciones, que era la carne de cristo, que era queso camembert.
Une, pues, el tiempo, a las virtudes de coagulación del queso. Es el cuadro de Dalí más reproducido y alterado de todos los suyos. Su respuesta al Guernica de Picasso consistío en la idea de que un personaje está estrangulándose, está peleando consigo mismo.
Cuentan que exclamó: ¡Ole! Cuando se enteró del asesinato de Lorca, es como una visión de un caos, un final dramático que corresponde muy bien a una vieja España que es el mundo de la tauromaquia donde se apareja el drama con la fiesta.
Creó su famoso método paranoico-crítico, donde se usan una serie de elementos exteriores desde los que se proyecta un enfoque mental. La consecuencia es que las imágenes que hasta entonces se veían de una manera ahora se ven de otra y se empieza a cuestionar la realidad. Detrás de una imagen se puede ver otra y otra y otra y así hasta cinco o seis, como ocurre con El Enigma sin fin.
Dalí nunca jerarquizó: diseñó joyas, portadas de revistas, anuncios publicitarios, hizo estereoscopia y la ciencia influyó en él directamente como en holografía.
Una de sus frases más conocidas es aquella de: Picasso es pintor, yo también; Picasso es español, yo también; Picasso es un genio, yo también; Picasso es comunista, yo, tampoco…
A mediados de los años 70 millares de hojas en blanco firmadas por SalvadorDalí inundaron los mercados artísticos. Acuarelas y óleos pintados por otros artistas pasaban por auténticos Dalí, lo que no le impidió seguir, como él mismo decía, haciéndose ligeramente multimillonario.
Salvador Dalí fue un artesano del escándalo, siempre en beneficio de su Arte. No era escandaloso porque sí, ni porque vendiera sus chismes. Era escándaloso porque necesitaba al público mundial para que su pintura -y su forma de entender la realidad- se extendiera camino hacia la eternidad.
Más información: Teatro Museo Dalí
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Dali: Uno de los grandes genios de la pintura y de la comunicación. Ya no hay genios como aquel.
Qué vida tan apasionante y qué grandeza tener ese don que tenía Dalí para dar forma a las ideas. Brillante y desmesurado. Así era y será por los siglos.
Sin duda, Dalí es el más impactante pintor de la historia del arte. muy completa esta bio sobre él que he leído. gracias.