El Hundimiento del Titanic: Casualidad, Coincidencia o Premonición
Todos conocemos la fatídica historia del Titanic.
El barco, el más grande, el más lujoso y el considerado más seguro medio de transporte por mar, pereció al chocar estrepitosamente contra un gran bloque de hielo, un iceberg, que flotaba por aguas del Atlántico ajeno a la desgracia que desencadenaría.
Casualidad, coincidencia o premonición, Morgan Robertson y su novela Titán.
Pues bien, en el año 1898, en la literatura, aconteció algo demasiado parecido a lo que le sucedió al Titanic, que podríamos denominar casualidad, coincidencia o premonición, ¿quién lo sabe?
La cuestión es que catorce años antes de que la tragedia del Titanic sucediera, un desconocido escritor, que no ha pasado a la Historia y que se llamaba Morgan Robertson, escribió la novela Titán.
La narración contaba, casi al detalle, los mismos acontecimientos que llevaron al fondo del mar al trasatlántico: un témpano de hielo era la causa de la colisión; en la novela tampoco había suficientes botes salvavidas para que el total de la tripulación y los pasajeros pudiera descender del barco antes de que éste se hundiera.
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Es evidente que los nombres de las dos embarcaciones guarda una más que curiosa relación de coincidencia.
Titanic
Otros detalles de carácter técnico entre la narración novelada y la realidad también confluyen: medidas, tonelaje de los trasatlánticos, etc.
Una de las víctimas del naufragio del Titanic fue el periodista de origen británico, W. T. Stead. Este periodista había escrito un reportaje donde que contaba la historia de una gran embarcación que al chocar contra un iceberg se hundía en el fondo del mar.
En su relato tampoco existían botes suficientes ni para la mitad del pasaje y esa fue la causa del escaso número de supervivientes.
En el relato, por último, W. T. Stead, hacia una reflexión sobre la falta de previsión de las navieras en este sentido.
Titanic
Coincidencia o no, podía ser palmaria la negligencia de las empresas navieras descuidando sus obligaciones, y que el periodista buscara reivindicar ese hecho, haciéndo una denuncia pública, pero por si fuera poco, el periodista contó que había tenido un sueño premonitorio tiempo atrás, en el cual, él mismo se veía a bordo de un barco de gran tonelaje que naufragaba.
Se cuenta, consultadas muchas fuentes más o menos fiables, que varias personas que poseían un pasaje para viajar en el Titanic, en su travesía de inauguración, dejaron de hacerlo al soñar de forma premonitoria con el fatal desenlace.
Obviamente, dentro de todas estas pequeñas historias, quedan márgenes para la duda: ¿se trata de casualidades, se trata de coincidencias, o, por el contrario, se podrían tratar de extrañas premociones?
La duda, como tantas veces, está servida.
Interior del Titanic
ÚLTIMOS COMENTARIOS RECIBIDOS:
Un lector anónimo nos decía:
“La realidad es que es una duda, todos quedamos sorprendidos cuando nos plantean fenómenos de tal magnitud que tienen varios puntos de vistas para su análisis que a veces no comprendemos lo que en realidad es real“.
Bibliografía:
“El Hundimiento del Titán“, Morgan Robertson