Aplicaciones que te ayudan a controlar tu estado físico

Medicina y tecnología, por lógica, siempre han ido de la mano. Visitar un hospital con atención es atender a toda una serie de artilugios tecnológicos que, sin duda alguna, han servido no solo para mejorar la calidad de vida de muchas personas, si no también para salvarlas en un momento dado.

Uno de los últimos ejemplos es el llamado “insertable cardio monitor” que, mediante el implante de unos sensores en el paciente, consiste en un electrograma permanente durante tres años con la absoluta monitorización y control de todo lo relacionado con el flujo sanguíneo.

El interés por la medicina y la salud no es nuevo. Desde que aparecieron los smartphones primero y los tablets después, sus usos en dicha materia se han ido incrementando y las principales tiendas de aplicaciones están repletas de software “médico”, en unos casos más especializado que en otros, evidentemente. Estamos hablando, literalmente, de miles de aplicaciones bajo el epígrafe “Medicina”, eso sin contar otras tantas de “Deportes” y “Salud y forma física”.

Las principales tiendas de aplicaciones están repletas de software médico


Y en esta línea de unir tecnología con medicina y/o salud se está desarrollando desde no hace mucho, apenas entre uno y dos años, un verdadero interés por parte de los grandes fabricantes de dispositivos móviles cuyas primeras muestras ya tenemos sobre la mesa. Hablamos de Apple, de Samsung, de Huawei o de Sony entre otras muchas. Los que habéis seguido el Mobile World Congress de Barcelona o habéis leído los artículos sobre él que aquí hemos publicado ya intuís de lo que hablamos.

Hablamos de los dispositivos “wearables” (de vestir), como son los smartwatches en todas sus variantes, pero vistos más allá de la simple moda estética, digamos que vistos desde su “función social”.

tecnologia y salud

PRIMERA TOMA DE CONTACTO

Cuando aparecieron los primeros smartwatch o relojes inteligentes, fundamentalmente el Pebble o el Samsung Galaxy Gear, no estaban concebidos más que como un dispositivo más, para llevar en nuestra muñeca, hacernos más “cool” y mostrarnos las mismas notificaciones que recibimos en el teléfono móvil que llevamos a treinta centímetros metido en el bolsillo.

Pero esto sólo era el comienzo pues esta concepción, unida sin lugar a dudas a su más que pausado despegue comercial, debía evolucionar inexorablemente a otra cosa, y esa cosa pasaba por ofrecer lo que realmente el teléfono móvil, por sí solo, no podía: la medición, control y registro de nuestra actividad y salud.

tecnologia, aplicaciones para la salud

Nuestros smartphones sirven para algo más que para hacernos selfies

Es así como diversas compañías han acentuado un interés por el campo de la medicina en general y por el terreno de la salud en particular que ya llevaban a sus espaldas y se han hecho rodear de toda una serie de expertos en temas de medicina y salud y de especialistas en tecnologías de control biométrico.

Ha sido por tanto la unión de dos aspectos bien diferentes (por un lado la concepción de que un smartwatch no podía quedar como un mero centro de notificaciones; por otro lado el interés patente en el sector de la salud) lo que ha llevado a la rápida evolución del smartwatch “tradicional” hasta un nuevo producto sin que apenas éste haya dejado vivir al anterior.

LOS NUEVOS HÍBRIDOS

El resultado de todo lo anterior ha sido una suerte de producto híbrido entre centro de notificaciones y pulsera cuantificadora, más definido por su forma de pulsera pues sus mismas funciones puede, y de hecho lo hace, incorporarlas el smartwatch tradicional.

Las grandes marcas presentaron sus primeros grandes modelos: TalkBand B1 de Huawei, Gear Fit de Samsung, SmartBand de Sony… En realidad, y en sí mismos, tampoco fueron una gran novedad pues ya existían productos más o menos parecidos como FitBit, FuelBand o Up, sin embargo éstos estaban más enfocados al fitness, al deporte en general, mientras que los nuevos modelos de los que hablamos, sirven tanto para el deportista como para aquella persona que simplemente desea o necesita, llevar un control de su actividad física.

Centros de notificaciones y control de la actividad física

Estos nuevos híbridos, como decía, cumplen dos funciones manteniéndose conectados y sincronizados a nuestro teléfono móvil. Por un lado, sirven de centro de notificaciones y, con pantalla o sin ella, nos notifican cualquier llamada, mensaje, correo, alerta, etcétera que llegue hasta nuestro smartphone. Por otro lado, la función que más nos interesa en este momento: sirven de centro de control de toda nuestra actividad.

Sensores en la piel para el control de nuestro biorritmo

Dotados con una serie de sensores que permanecen en todo momento en contacto directo con nuestra piel, son capaces de registrar, almacenar e incluso evaluar aspectos tan diversos como pulsaciones por minuto, distancia recorrida, variaciones de nuestro ritmo cardíaco, calorías quemadas e incluso pueden llegar a ser capaces de llevar un “control del sueño”. Sí, tal y como suena.

Combinando los registros de nuestra actividad y estudiando nuestras horas de sueño, estos nuevos dispositivos pueden sugerirnos las horas de sueño y descanso que nuestro organismo precisa.
Y ahí es donde reside la novedad. Estos nuevos “aparatos” funcionan en combinación con una aplicación específica instalada en nuestro smartphone donde se registran, almacenan y evalúan todos los datos recogidos.

A muchos tal vez les parezca una tontería, un simple “invento” de los fabricantes de móviles que con su locuaz palabrerío y sus seductoras campañas publicitarias disfrazan su simple interés por colocarnos lo último que han sacado al mercado bajo un incierto interés por nuestra buena salud.

Sin embargo, pensemos por un momento que, gracias por ejemplo, a la observación regular de nuestras pulsaciones y a su almacenamiento en forma de estadística podríamos detectar un incremento de las mismas; esto a su vez nos llevaría a la decisión de hacer una visita a nuestro médico y tal vez, sólo tal vez, podría haber servido para detectar con la suficiente antelación un problema mayor que, de no ser por esta integración dispositivos móviles-salud, no habríamos advertido.

Desconozco hasta dónde va a llegar esta relación entre medicina y salud por un lado, y dispositivos móviles por el otro, entre otras cosas, por que mis conocimientos médicos son más que mínimos pero de lo que sí que estoy realmente convencido es de que en los próximos años seremos testigos de grandes avances.

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Jose Alfocea
Murcia, 1980. Licenciado por la Universidad de Murcia en Historia y Periodismo. Profesor de Historia. Bibliotecario. Amante del Arte, la Historia, la Comunicación, la educación y las Nuevas Tecnologías. Colaborador en medios digitales. También en mi blog: jalfocea

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