Cocooning es un anglicismo que viene a designar a “aquellas personas que deciden quedarse dentro de casa, aislados del peligro, en lugar de salir a la calle”. Vivimos rodeados de conceptos del inglés, que han invadido nuestro idioma y nuestra forma de comunicarnos. En este caso, tiene cierto sentido (aunque podríamos hacer una traducción) ya que el concepto nació de manos de Faith Popcorn en 1981. Popcorn es fundadora de la consultora de marketing BrainReserve y ha escrito libros con mucho éxito en el mundo del marketing y las tendencias.
Así las cosas, el término cocooning se aplica a las ciencias sociales, la religión, en la economía o los libros de autoayuda. Por cierto, no hay que confundir este término con Cocooning como ‘Estrategia Cocoon’ y aplicada a la medicina, en concreto a la inmunización y las vacunas.
Años después, en 1984 y en 1985, de que creara el concepto, el cocooning, Popcorn pronosticó que sería una tendencia permanente, y no una moda pasajera.
La explicación del cocooning
Un año más tarde, en 1986 Popcron publicó en el diario The New Yorker un artículo en el que explicaba que “el cocooning implica construir un “caparazón de seguridad” alrededor de uno mismo”.
Y en el año 1987, el columnista de The Washington Post , George Will, también abundó en las circunstancias sociológicas que llevaban a las personas a aislarse cada vez más, a quedarse en casa y desarrollar su vida personal y cotidiana alejándose de la sociedad, pero con la sociedad, ya que, como decía Will, con sus videograbadoras, sus auriculares, etc. A lo que a día de hoy podría añadir todos los canales de televisión de pago (ya saben de los que hablo :D), las videoconsolas, Internet, etc. Es decir, que sí, se aislan, pero hasta cierto punto, ya que siguen enganchados y conectados a la actualidad y a todo aquello que se genera en la sociedad de consumo.
De hecho, esta tendencia parece que va a más, sobre todo entre las nuevas generaciones. Como podemos comprobar en este trabajo de estudio sociológico: “La estructura vital de la juventud desde los referentes del tiempo libre y las tecnologías“, realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD); y donde se afirma que el 75% de los jóvenes españoles prefiere internet a salir de fiesta en su tiempo de ocio. Sea como fuere, parece que es un fenómeno complejo que necesita de una mirada profunda.
Volviendo a los orígenes del cocooning, en 1987, en Los Ángeles Times, el mismo año que el American Heritage Dictionary incluía el término, decía que: “La esencia del cocooning: es un deseo por poseer y rodearse de un ambiente acogedor, lejos de las influencias de un mundo enloquecido“. En este punto ya se vincula el concepto de cocooning al miedo. Y es que, alejarse de la sociedad, en la medida de lo posible y en la mayoría de los casos, viene condicionada por querer alejarse de todos los posibles peligros de esa misma sociedad.
Lo que no cabe duda es que el cocconing está presente como comportamiento social. Ahora, muchos negocios que orbitan alrededor de la decoración o las comidas a domicilio lo saben y generan su estrategia de mercado fijando su objetivo entre las personas que optan por esta tendencia: quedarse en casa y desarrollar su ocio y tiempo libre alrededor de la innumerable oferta de entretenimiento que se puede disfrutar desde el sofá, con una manta si es invierno, claro.
La paranoia en el centro del cocooning
Como vemos, todo este fenómeno ha sido estudiado ya con profusión. Y existen datos significativos para entender que la correlación con otros, como el aumento de la posesión de armas entre las mujeres y el crecimiento en las llamadas industrias de la “paranoia”. Este tipo de negocios que crecen alrededor de esta tendencia incluiría los sistemas de seguridad para el hogar, dispositivos anti-espionaje, almacenamiento en el hogar de suministros y alimentos y, como apuntábamos antes, la entrega de alimentos a domicilio.
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