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Historia del Club Bilderberg
Articulo actualizado: ¿Sabes cuáles son los planes del Club Bilderberg para España? Te lo cuenta un interesante audiolibro.
Todos sabemos que se le ha acusado de ser lo que representa, una reunión anual de personas con poder político o empresarial. Un club en ese sentido: selecto de personas importantes para marcar el devenir de los acontecimientos en el mundo.
Si se concede el premio Nobel de la Paz a un personaje en concreto para mejorar la opinión del público; o se valoran a los futuros candidatos a la Presidencia de alguna nación del mundo; o se analiza, como invitados, a los mandatarios de otros países.
Lo que es cierto es que el Club Bilderberg, al que se le acusa de interferir -según beneficios- para controlar la actividad económica y política del mundo desde sus posiciones poderosas, cuenta con una oficina cuya localización es pública -se encuentra en Leiden, Holanda-, el mismo país que vio nacer a este especial grupo que, a la larga, no parece querer ocultar su existencia.
Grupos antiglobalización, en reducido número, acuden a los encuentros que anualmente celebra el Club y se crea un espacio de enfrentamiento como se puede ver en estos videos:
Para algunos investigadores del tema como Daniel Stulin, lo que representa el Club es la oligarquía del sistema financiero global. Stulin, uno de los autores que más parece haber investigado al grupo y cuyo libro sobre el tema es un best-seller, no cree que tras Bilderberg se encuentre ninguna “sociedad secreta”, ni un “gobierno mundial”, ni siquiera un “grupo conspirativo”.
Es, según sus palabras, un grupo cuya intención es crear la “Aristocracia de Propósito” entre las élites europeas y norteamericanas, con el objetivo de “gestionar el planeta de la mejor forma posible”, según su criterio y sus intereses, claro.
¿Cuándo nació el Club Bilderberg?
El Club, históricamente, nació en 1954, momento en que se celebra la primera reunión en el hotel que les dio nombre. Auspiciada como cara visible y pública por el Príncipe Bernardo de Holanda (Bernardo de Lippe-Biesterfeld), fallecido en 2004, en realidad fue la consecuencia de un movimiento instigado de manera firme por un personaje que ha pasado de refilón en los detalles que rodean esta historia: Joseph Retinger (Cracovia, 1887), impulsor del movimiento europeista en la sombra y que ocupara en su larga carrera profesional diferentes puestos de asesor en gobiernos del continente.
Parece que sus aspiraciones se fundamentaban en la creación de un gobierno de carácter supranacional que sostuviera la difícil tarea de una Europa unida, máxime tras las Guerras Mundiales que la asolaron en tan breve espacio de tiempo y con el bloque soviético y la carrera armamentística nuclear como telón de fondo.
Así las cosas, no es difícil pensar o llegar a pensar que si, de forma anual, un grupo de personas influyentes se reúnen durante tres días, sus reuniones son secretas, es decir, no trascienden, se dé pie a todo tipo de especulaciones posibles.
La más simple, que busquen organizar sus negocios, que en este caso, tienen a toda la humanidad como objeto de interés principal. ¿Reyes, empresarios y políticos reunidos para qué sino que para preservar sus intereses?
Filtraciones del Club Bilderberg, escasas, pero filtraciones
No deja de llamar la atención las escasas filtraciones sobre las personas que han sido invitadas a las reuniones del club en los últimos años. Bill Clinton fue presentado en una reunión cuando aún era Gobernador.
Tony Blair también fue invitado cuando aún era diputado en la oposición. Todos los Presidentes de la Comisión Europea asistieron a las reuniones antes de ostentar el cargo.
A esto, el vizconde Étienne Davignon, presidente honorario del Club y que en una entrevista para la BBC, se refería a estas “casualidades”, diciendo: “No creo que exista una clase global dirigente, simplemente creo que es gente que tiene influencia y que están interesados en hablar con otra gente que tiene influencia”.
Aún así, el portavoz afirma que “Bilderberg no trata de llegar a conclusiones. No entra a decir lo que tenemos que hacer”.
Finalmente, sobre el hecho de que se den esas coincidencias y que algunos invitados, en poco tiempo, escalen notablemente su carrera hasta ocupar cargos presidenciales, el vizconde afirma que esos invitados acuden por su proyección. No es que el Club decida quien va a gobernar, sino que acuden personas que ya cuentan con posibilidades de serlo.
Por contra, Will Hutton, economista y que fuera editor del periódico The Guardian, y que asistió en 1997, afirmó: “Participan con el fin de influir en la manera en que funciona el mundo”. La conclusión para Hutton es que lo que pretende el Club es establecer “el sentido común internacional sobre la política que rige el mundo”.
“No somos secretos, somos discretos”, es otra de su justificación ante las abiertas sospechas. Sobre todo cuando también se conoce que acuden al Club los grandes magnates de los medios de comunicación, igualmente que alberga a todas las ideologías políticas, de tendencia conservadora o liberal, de izquierdas, de derechas.
Así, quizá la imaginación exagerada, ha acusado al Club Bilderberg como la reunión que lo que quiere es someternos y llevarnos, a la población civil del mundo, a situaciones de angustia, terror, para que finalmente pidamos una solución, precisamente, a ellos.
Las acusaciones más serias sobre el Club, sin embargo, son las que se refieren a que el objetivo último de Bilderberg es que en el planeta solo exista una moneda, una religión, un ejército único, todo bajo el mando de la ONU, que en realidad sería un títere en manos de los mismos poderosos. De ser cierto el plan, parece en todo caso que van con cierto retraso.
Y, sin duda, son muy optimistas al pensar que pueda existir una única religión para todos los hombres y mujeres de este mundo.
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