Los habitantes de Nueva York tienen a su alcance una nueva experiencia culinaria.
En la Gran Manzana, un buen número de restaurantes organizan veladas en las que los comensales deben vendarse los ojos para degustar la cena.
Se conocen como “Dark Dining Projects”, y se trata de una serie de cenas organizadas con regularidad en diferentes restaurantes de Nueva York, en las que los asistentes no ven lo que comen y desconocen los platos que les serán servidos, además de compartir mesa con desconocidos, a los que, por su puesto, tampoco ven la cara.
La directora creativa de esta propuesta, Dana Salisbury, afirma que esta fórmula atrae a cincuenta comensales por reunión. Una cena de estas características cuesta alrededor de 85 dólares.
El hecho de que los comensales tengan los ojos vendados no significa, como afirma la directora creativa, que se desperdicie comida o que dichos comensales se manchen. A la hora de hacer la reserva es importantes indicar si se es alérgico a algún alimento ya que, como decíamos antes, el menú es un secreto que se desvela cuando se comienza a degustar, y se conoce cuando se pide la cuenta, donde se relaciona el orden de platos y vinos que se han servido.