“El camino del artista” es un libro que todo creador tiene que leer en estos tiempos tan agitados.

Este libro escrito allá por el año 1993, por la guionista y escritora norteamericana Julia Cameron, apunta a detectar el origen de muchos de los problemas que sufrimos los que practicamos cualquier tipo de tarea artística.

Julia Cameron

Julia Cameron, cuando publicó El Camino del Artista

¿Cuál es el mayor logro del libro El camino del artista?

Además de dar un plan de ejercicios semanales, el libro es de ayuda y no de autoayuda, (¿han oído una palabra más vapuleada que “autoayuda”?) porque al detectar algunas de las causas que hacen que los artistas nos trabemos en nuestro desarrollo, da herramientas para revertir el proceso que bloquea nuestra creatividad. Ese es el mayor logro del libro.


Lo que a mí más me ha sorprendido y emocionado es entender algunas cosas que creía me sucedían a mí solo, y que son comunes a otros participantes de la inmensa tribu de artistas distribuidos por el mundo.

En principio:

Julia Cameron frases. Las claves del libro El camino del artista

 Que no tomamos seriamente las ideas que nos aparecen, muchas veces porque no nos valoramos lo suficiente.

 Que necesitamos tiempo para crear y darle prioridad a ese tiempo que es sólo nuestro.

 Que no somos egoístas cuando queremos enfrascarnos en nuestros proyectos creativos dejando de lado otras cosas.

Que se puede ser pintor, escultor, escritor, músico, etc., sin ser loco, pobre, alcohólico o adicto.

 Que los artistas necesitamos tiempo para hacer nada.

 Que Dios puede ser tan benevolente con los artistas como con los ingenieros.

 Que nuestro arte es reflejo del orden divino y cuanto más conectados estemos a ese orden más éxito tendremos.

 Que muchas de las “seguridades” que dan otras profesiones son un espejismo.

 Que si ahogamos a nuestro artista morimos en el intento.


El camino del artista: un toque al espíritu

La lectura de este libro fue para mí una experiencia maravillosa, las ideas que contiene volaron como semillas sobre el campo raso de mi mente un poco lagártica, se depositaron en ese suelo árido para germinar, no allí, sino en el corazón.

Hay que darle ese toque al espíritu del artista para que entienda su condición que no es ni de super hombre ni de persona que deba ser dejLa lectura de este libro fue para mí una experiencia maravillosa, las ideas que contiene volaron como semillas sobre el campo raso de mi mente un poco lagárticaada de lado porque no sigue el camino común.

El libro de Julia Cameron muestra justamente el detalle de las características de ese camino, un camino a veces difícil y a veces fácil pero que tiene un paisaje propio.

Uno de los puntos que se resaltan es que esa ruta se recorre con los pies en la tierra y no soñando con un futuro que nunca llega. El creador bloqueado huye del compromiso de realizar su trabajo por miedo al fracaso, se paraliza y le echa la culpa a los demás de su incapacidad.

El verdadero cambio sucede cuando el artista asume su compromiso con él mismo, deja de victimizarse y se pone a trabajar: si es un escultor agarra el cincel, si es un escritor el bolígrafo.

Es quizá por eso que “El camino del artista” puede ser un buen consejero en momentos difíciles, y un libro que es un buen consejero en momentos difíciles es un buen libro.

En mi caso, vuelvo a él cuando las ideas escasean, cuando siento que mi profesión está estancada, cuando me siento fuera del tiempo y lugar o luego de algún “fracaso” artístico.

Otro de los puntos interesantes que trata es cómo un artista puede paralizarse a partir de su necesidad de perfeccionismo. Julia Cameron insiste en que una obra de arte no es más que un punto en la línea de varias obras de arte que seguiremos creando, esta idea ayuda a ser paciente con uno mismo, a avanzar a pesar de esa voz que nos dice que nunca llegaremos a ser un genio, a tomar la obra que estamos creando como parte de un proceso y no como un producto terminado.

Los artistas estamos en constante cambio pero hay algo que es aún más profundo y que ninguno de nosotros debería olvidar: los creadores estamos en continuo aprendizaje, quien pierda ese sentido, perderá el sentido del asombro y evaluará su trabajo (y a él mismo) por sus logros o sus fracasos artísticos.

Poder salir de los dos extremos, saber que estamos en tránsito haciendo lo mejor que sabemos, nos hace ubicaLo que sí es cierto es que debemos regar con buena agua diariamente a esa pequeña y delicada planta que es parte del universor en el tiempo presente de una manera maravillosa, sin sentirnos exigidos por el futuro ni prisioneros del pasado, abriéndonos a la creatividad, tratándonos con respeto y amor, que es lo que se merece cualquier ser humano.

No es poco lo que me aportó este libro. Lo recomiendo si eres un artista o quieres transformarte en tal.

Si crees que el mundo es injusto porque no te considera un buen artista, si te sientes insatisfecho con tu arte o con el medio en el que realizas tu trabajo. Buena prédica que más que prédica es un verbo activo. Florecer en el trabajo artístico puede ser más o menos fácil.

Lo que sí es cierto es que debemos regar con buena agua diariamente a esa pequeña y delicada planta que es parte del universo y que como tal necesita su alimento y su cuidado. El camino del artista es así.

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