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La Historia está llena de misterios, no cabe duda. El cronovisor, esa suerte de supuesto instrumento capaz de captar imágenes sucedidas en el pasado, o en el más allá, es uno de los misterios que de forma un tanto silenciosa acaparan la atención de los estudiosos de la seudo-ciencia y la parapsicología.
La Historia del Cronovisor es la siguiente.
En la imagen, supuesta imagen de Jesucristo captada con el Cronovisor, que resultó ser falsa.
Se trataba de la imagen de una talla que reposaba en una iglesia.
El cronovisor se convierte en fenómeno público
Ahí es nada. Fue en 1972 cuando el diario italiano Domenica del Corriere lanzaba la noticia.
Impreso en sus páginas se podía leer que doce científicos habían creado el Cronovisor, con las características antes descritas.
La idea provenía, precisamente, del concepto de psicofonía pero aplicado a la imagen. Se supone que, gracias al Éter, (según cierta hipótesis obsoletas es aquello que llena todo el espacio, y por su movimiento vibratorio transmite la luz, el calor y otras formas de energía) quedarían impresas todas las acciones de los seres humanos.
Esto llevaría a que, utilizando el adecuado instrumental, se podría recuperar información para después decodificarla.
Alfredo Pellegrino Ernetti, entrevistado por Javier Sierra
El escritor e investigador Javier Sierra entrevistó al padre Ernetti, quien declararía: “El papa Pío XII prohibió que divulgáramos cualquier detalle sobre esta investigación, porque la máquina del pasado es muy peligrosa.
Puede cortar la conciencia de libertad del hombre, ya que con este aparato se podrá conocer qué has estado haciendo esta mañana, dónde, cuándo, cómo…“.
En la misma entrevista afirmaba conservar imágenes realizadas con el Cronovisor, como la imagen del Texto de las Doce Tablas que Dios entregó a Moisés. Ernetti cometió un error de credibilidad cuando presentó la imagen que se puede ver a la izquierda, como una supuesta imagen de Cristo en el martirio.
Se apuntó que podía pertenecer a una talla situada en una iglesia. Aquello parecía derrumbar la credibilidad del invento.
Curiosamente, en 1988, el Vaticano emitió un decreto según el cual serían excomulgados todos aquellos que capten o divulguen “con cualquier instrumento técnico acontecimientos pasados”. ¿Acaso era necesario un decreto de ese tipo si el aparato no existía? Ya en el lecho de muerte, Ernetti siguió defendiendo su verdad.
En sus últimos días envió una carta a Luigi Borello, uno de los mayores críticos del religioso, en la que exponía que “la existencia del artefacto es una sacrosanta verdad; es verdad que se han captado cosas del pasado. Que entre las imágenes captadas estuviera la imagen de Cristo también es verdad; y que las autoridades supremas han prohibido el uso del ingenio, es otra verdad”
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