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El dedo de Galileo Galilei que apunta al cielo

El dedo de Galileo Galilei que apunta al cielo

Galileo Galilei es considerado uno de los (grandes) padres de la ciencia moderna por sus contribuciones a la astronomía, la física, las matemáticas o la filosofía. Tuvo que enfrentarse a la Iglesia Católica, anclada en principios tan ancianos como la propia Institución, lo que supuso el silencio y la denigración de sus logros durante demasiado tiempo. Pero son muchas las aportaciones de Galileo Galilei que soportaron tanta ignorancia e ignominia, algo que terminaría con su dedo apuntando al cielo, como ahora veremos.

¿Galileo desarrolló uno de los primeros telescopios?

Galileo no inventó el telescopio. Fue inventado por Juan Roget en 1590, (cuyo invento -como se ha descubierto recientemente- habría sido copiado por Zacharias Janssen). Lo que sí hizo Galileo fue llevar a la práctica mejoras significativas en el preciado instrumento. Tras estudiar la invención, pudo desarrollar uno propio, aprendiendo incluso a fabricar lentes de contacto. Su primera versión logró que la visión de objetos distantes aumentara por tres. 

En la vida de Galileo, estas innovaciones le trajeron tanto éxito profesional como económico. Se le otorgó un cargo de por vida en la Universidad de Padua, donde había sido profesor, con el doble de su salario, contó con el beneplácito de la poderosa familia Médici; y firmó un contrato para fabricar sus telescopios a un grupo de comerciantes venecianos, interesados para utilizarlos como herramienta de navegación.

Precursor de la astronomía moderna

A comienzos del año 1610, Galilei realizó el primero de una notable serie de descubrimientos encadenados. Pudo observar un conjunto de estrellas cercanas a Júpiter mientras giraban alrededor del planeta. Descubrió las cuatro lunas de Júpiter, a las que denominó las Estrellas Mediceanas (en honor a sus patrocinadores, la ya mencionada familia de los Medici), pero que desde entonces fueron rebautizadas como ‘lunas de Galileo‘, en su honor.


El estudio de Galileo de las órbitas de las lunas de Júpiter y sus eclipses ayudó a crear una tabla de tiempos y mediciones más precisas que tiempo después contribuyeron a la ciencia de la cartografía.

Mientras que la doctrina científico-religiosa sostenía que el espacio era perfecto, los entornos inmutables creados por Dios, el telescopio de Galileo ayudó a cambiar esa creencia. Sus estudios y dibujos demostraron que la superficie de la Luna era desigual y que era una esfera imperfecta. Galileo también observó las fases del planeta Venus y la existencia de muchas más estrellas en la Vía Láctea que no eran visibles a simple vista; comprobó que los fenómenos conocidos como manchas solares (gracias a su telescopio pudo ver el sol durante largos períodos de tiempo sin dañar sus ojos) no eran como se creía: satélites del sol. Es aquí donde comienzan las primeras desavenencias con otros científicos.

Galileo probó que la Tierra giraba alrededor del sol

En 1610, Galileo publicó sus nuevos hallazgos en el libro Sidereus Nuncius, que se convirtió en un best seller de la época.

Tuvo contacto con otros científicos destacados, como Johannes Kepler, quien ayudaría a sentar las bases de los descubrimientos posteriores de Isaac Newton, por mencionar alguno transcendental.

Los experimentos de Kepler lo llevaron a apoyar la idea de que los planetas, incluida la Tierra, giraban alrededor del sol. Esta teoría heliocéntrica, así como la idea del giro rotatorio diario de la Tierra, fue desarrollada por el astrónomo polaco Nicolás Copernico medio siglo antes. Galileo y Kepler intercambiaron correspondencia en torno al movimiento planetario.

Su creencia de que el Sol, y no la Tierra, era el centro gravitatorio del universo, superaba los dos mil años de pensamiento (pseudo) científico, que se remontaba a teorías sobre un universo fijo e inmutable ya anunciado por el filósofo y científico griego Aristóteles.

Galileo había estado probando las teorías de Aristóteles durante años, incluido un experimento a finales del siglo XVI, en el que dejó caer dos elementos de masas diferentes desde la Torre Inclinada de Pisa, refutando la creencia de Aristóteles de que los objetos caerían a diferentes velocidades según su peso.

Galileo: el precio de la Ciencia contra la Creencia

Ahora bien, poner en entredicho o, mejor, desafiar las teorías aristotélicas o ptolemaicas sobre el papel de la Tierra en el universo era algo ciertamente peligroso. El geocentrismo era una de las bases teóricas sobre las que sustentaba su pensamiento la Iglesia Católica Romana.

Ni que decir tiene que las teorías de Galileo Galilei pusieron en alerta a las autoridades eclesiásticas, y en 1615 fue llamado ante la Inquisición, acusado, nada menos, que de herejía por creencias que contradecían las escrituras católicas. Al año siguiente, la Iglesia prohibió todas las obras que apoyaban las teorías de Copérnico y prohibía a Galileo hablar públicamente sobre sus obras.

Durante más de 15 años, Galileo se mantuvo en silencio, pero como buen científico siguió sus experimentos.

En 1632, después de la elección de un nuevo papa al que consideraba, erróneamente, algo más liberal, publicó otro libro, Diálogo sobre los dos sistemas mundiales principales, ptolemaico y copernicano, que ponía en contraposición ambas perspectivas del debate científico y religioso.

Galileo fue llamado otra vez a Roma y le llevaron a juicio. En 1633, fue declarado culpable de presunta herejía, obligado a retractarse de sus puntos de vista y condenado a arresto domiciliario hasta su muerte, que se produciría en 1642.

Tuvieron que transcurrir nada menos que doscientos años tras la muerte de Galileo para que la Iglesia Católica abandonara su oposición al heliocentrismo. En 1992, el Papa Juan Pablo II expresó formalmente el arrepentimiento de la Iglesia por el tratamiento a Galileo. Se dice que nunca es tarde, pero…

El dedo de Galileo Galilei: la venganza póstuma

Después de conocer todos estos antecedentes, vamos a centrarnos en la venganza en diferido e inesperada (e involuntaria) de Galileo Galilei.

Viajamos en el tiempo hasta el 12 de marzo de 1737, 95 años después de la muerte de Galileo. 

Mientras se traslada el cuerpo de Galileo para trasladarlo a una tumba monumental, opuesta a la del también genio Miguel Ángel, en la Basílica de Santa Croce en Florencia, Anton Francesco Gori retiró, o mejor dicho, amputó tres dedos de Galileo quizá porque fueron los tres dedos que usaba el astrónomo para ajustar su telescopio. Transcurridos unos doscientos años, finalmente se ubicó, junto a algunos de los telescopios del maestro tras una vitrina en el Museo de Historia de la Ciencia de Florencia, ahora Museo Galileo.

El dedo se exhibe, erecto, dicen que señalando al cielo, y también a Roma, como gesto de desafío y de victoria.

Algunas curiosidades sobre el genio Galileo


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El dedo de Galileo Galilei que apunta al cielo
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GALILEO GALILEI. Te contamos cómo Galileo desarrolló uno de los primeros telescopios y su la venganza póstuma con su DEDO apuntando al cielo.
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