Abel Basti, en su libro Tras los pasos de Hitler, asegura que el genocida no se suicidó. Viajó desde el bunker hasta España para poner rumbo a Argentina
Kurt Bruno Kirchner fue el nombre elegido durante su exilio
Es recurrente y real la historia de todos los nazis que lograron escapar de Alemania, tras perder la guerra, y que acabaron en países del sur del continente americano: Argentina, Brasil, Chile, Uruguay…
Fue en el libro del investigador Abel Basi titulado «Tras los pasos de Hitler», donde asegura que el Führer no se suicidó sino que escapó a Argentina y a Paraguay, donde utilizó el apellido Kirchner.
La imagen que se puede ver a más arriba es una supuesta imagen de Adolf Hitler en su exilio argentino. Una imagen que fue enviada a Abel Basti de forma anónima y que pertenecería al Fuhrer. A mi me llega esta imagen y no doy crédito 😀
Imagen: La Opinión de Coruña
Lo cierto es que la rumorología se extendió muy rápidamente, casi desde los primeros años del fin de la Segunda Guerra Mundial.
La historia del exilio de Hitler
Según las investigaciones de Basti, y de acuerdo a los testimonios recavados, Hitler llevó un exilio clandestino muy cómodo. Al parecer, incluso llegó a viajar por otros países de Sudamérica como Paraguay, Brasil y Colombia. Y aunque lo hacia con diversas identidades, una de ellas resaltó por usual, era: Kurt Bruno Kirchner. Con esta falsa identidad llegó a viajar a Asunción, después del derrocamiento del general Juan Domingo Perón en el año 1955, personaje que amparó con denuedo en el «exilio» de los nazis que se ocultaron en Argentina.
En sus investigaciones, Basti cita a Eloísa Luján, persona encargada de probar la comida que le era servida a Hitler para comprobar que no estuviera envenenada. Y también cita a Ángela Soriani, la sobrina de la cocinera de Hitler.
Son muchos los testimonios recogidos en el libro Tras los pasos de Hitler, otro que sobresale sobre el resto es el que asegura que el Führer falleció el 5 de febrero de 1971 y está enterrado en un antiguo búnker subterráneo nazi en Paraguay. La pista está sobre la mesa, seguirla es cuestión de tiempo. Esta historia da para una buena película, ¿no creen?