¿Cómo nació el movimiento obrero?
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Transformaciones de la Revolución Industrial
La revolución industrial de principios del siglo XIX provocó una profunda transformación de las condiciones de trabajo.
El empleado asalariado fue desplazando, poco a poco, a los artesanos, mientras que el maquinismo hizo aumentar enormemente la división del trabajo.
El obrero como fuerza de trabajo
El obrero participaba en una pequeña fase del proceso productivo, en la que no era necesaria gran especialización.
Se convirtió en una fuerza de trabajo necesaria para manipular las máquinas, por lo que se compraba en el mercado a bajo precio.
Así, durante casi todo el siglo, el aumento del coste de la vida fue superior al aumento de los salarios, hecho que condujo al empobrecimiento de la clase obrera.
Las jornadas laborales eran largas y agotadoras y, en muchos casos, superaban las quince horas diarias.
Además, el trabajo se realizaba en lugares insalubres, ya que muchas fábricas eran oscuras y malsanas; mientras que los salarios eran tan bajos que sólo permitían estrictamente la subsistencia.
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El movimiento ludita
En los primeros tiempos de la industrialización, las leyes antiasociativas de fines del siglo XVIII y principios del XIX -las Combination Acts en el caso británico– llevaron a los trabajadores a un tipo de revuelta espontánea y desorganizada.
Su acción se dirigía de manera habitual contra los instrumentos de producción, a los que se culpaba del deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores.
Estas primeras formas de resistencia obrera recibieron el nombre de ludismo y su principal manifestación consistió en la destrucción o incendio de máquina y establecimientos fabriles.
Desde la perspectiva de los obreros, el maquinismo era responsable del deterioro de las condiciones de trabajo así como del desempleo de buena parte de ellos.
La lucha contra la máquina llegó a ser una manera de defender el puesto de trabajo y también de intimidar a los empresarios en el momento de conflicto laboral.
Gran Bretaña conoció cuatro grandes oleadas ludistas entre 1811 y 1816 y posteriormente el movimiento se extendió por toda Europa.
Las primeras Trade Unions
El movimiento ludita tuvo, sin embargo, una vida relativamente corta. Pronto los dirigentes obreros comprendieron que sus enemigos eran los empresarios, no las máquinas.
Poco a poco, los obreros se dieron cuenta de la necesidad de crear una organización propia formada exclusivamente por trabajadores.
Por primera vez se iniciaron agrupaciones estables de trabajadores, no movilizaciones esporádicas más o menos masivas o violentas. Estas se dotaron de medios para una lucha permanente en defensa de sus derechos.
La Sociedad de Socorros Mutuos
El primer tipo de organización obrera fue la Sociedad de Socorros Mutuos, a menudo clandestina.
Actuaban como sociedades de resistencia y, a veces, provenían de antiguas formas de protección de los artesanos por oficios.
Ayudaban al trabajador en caso de enfermedad o de paro y organizaron las primeras huelgas gracias al cobro de cuotas que permitían crear cajas de resistencia.
Fue en Inglaterra, a partir de la derogación de las leyes antiasociativas (1825), cuando el sindicalismo dio un gran paso adelante.
Los obreros se agruparon en organizaciones por oficios, que se fueron transformando en Trade Unions (uniones de oficios).
En 1834, bajo la dirección de Robert Owen, se produjo la unión de los diversos sindicatos de oficios, que formaron la Great at Trade Union, que rápidamente llegó a tener más de medio millón de afiliados.
El cartismo
Pasado el primer tercio del siglo XIX, la clase obrera comenzó a ser consciente de la necesidad de defender sus intereses mediante un proyecto político propio.
Fue también en Gran Bretaña donde, por primera vez, el movimiento obrero tomó la iniciativa de organizarse alrededor de un proyecto político, el cartismo.
En su configuración tuvo un papel importante la experiencia de los obreros de la Great at Trade Unions.
La patronal británica despedía y perseguía a sus dirigentes, así que el sindicato tuvo que pasar a ser casi clandestino.
En pocos meses el sindicato se hundió y sólo los obreros cualificados, sin problemas para encontrar trabajo, se mantuvieron en él.
La carta del pueblo
Los obreros británicos llegaron a la conclusión de que era preciso cambiar las leyes para poder cambiar las relaciones laborales. Así pues, los obreros fundaron en 1836, la Working Men´s Association, que en 1838 publicó la Carta del Pueblo.
Entre las medidas encaminadas a democratizar la sociedad británica, los cartistas reclamaban: El sufragio universal secreto e idéntico para todos los hombres, idéntica división de los distritos electorales, sueldo para los diputados e inmunidad parlamentaria.
Las peticiones hechas a la Cámara de los Comunes fueron acompañadas de huelgas y manifestaciones.
Además, en 1842 se creó una Asociación Nacional de la Carta –considerado el primer partido de trabajadores–, cuyo líder era Feargus O’Connor. El cartismo no alcanzó el éxito esperado.
Sin embargo, consiguió la reducción de la jornada laboral y la movilización y concienciación de los trabajadores, abriendo las puertas a la aparición del socialismo en la segunda mitad del siglo XIX.
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Muy buen aporte. Gracias por compartirlo.
Ese movimiento obrero debería resurgir. pero ahora no existe y los sindicatos están vendidos al poder. lastima!!