Tras la conquista de América por parte de España, las potencias europeas querían participar de todas las riquezas que el “Nuevo Mundo” tenía reservadas y encontrar una ruta más ‘sencilla’ hacia Asia, que a la postre era lo que pretendía en un primer momento Cristóbal Colón. A finales del siglo XVI, eran España y Portugal quienes controlaban las dos mejores rutas desde Europa hacia América.
Otros países europeos, sobre todo Inglaterra, tenían la esperanza de encontrar otro camino desde el Atlántico hasta el Pacífico navegando, al norte de América, a través del Ártico, una ruta más sencilla por contar con la ausencia de españoles y portugueses.
Los marineros británicos, algunos también piratas, como Martin Frobisher, del que ahora hablaremos, en la década de 1570; John Davis (no nos referimos al secretario de la Sociedad de la Tierra Plana), en la década de 1580; y Henry Hudson, en 1610, buscaron de manera infructuosa este Paso del Noroeste, pero no lo encontraron.
En el siglo XIX los marinos británicos lo intentaron de nuevo. Exploradores como John Ross, James Clark Ross y John Franklin continuaron la búsqueda.
En esta imagen, iglús incluidos, refiere a la segunda expedición de John Ross en su esfuerzo por encontrar el paso del noroeste.
El gran problema que encontraron todo estos exploradores fue la gran dificultad de supervivencia en el noroeste, con un clima poco propicio para aventuras, nada que ver con las bondades del centro y sur de América.
Ciertamente, corroboraron que los océanos, Atlántico y Pacífico, se encontraban conectados, pero más que por otra cosa por peligrosos corredores que giran y giran a través del hielo y las rocas en el Océano Ártico.
Más adelante en el tiempo, el explorador noruego, Roald Amundsen, navegó con éxito sobre estos mares, pero ya entre 1903 y 1906, navegando desde el Atlántico hasta el Pacífico.
En cualquier caso, eran territorios muy peligrosos para ser utilizados como una ruta de paso, o como una ruta pensada para el comercio.
Finalmente, se encontró una solución al construir un paso a través de la parte más estrecha de las Américas: el Canal de Panamá en América Central. Pero muchos años después, pues se inauguró en el año 1914.
El marino y pirata Martin Frobisher
Martin Frobisher comenzó su carrera marítima a partir del año 1553 en barcos comerciales que iban navegando a través de rutas hacia África, aunque tiempo después encontró mayores beneficios económicos como corsario. De hecho, fue detenido varias veces por piratería.
En 1574, Frobisher, apoyado por un socio comercial (lo buscó durante cinco años y lo encontró en la Compañía Muscovy, un consorcio de comerciantes ingleses, y en su director, Michael Lok, con los consiguió la concesión de licencias), para poner a flote tres embarcaciones y fondos suficientes y componer una expedición con el plan para encontrar el Paso del Noroeste y utilizar la ruta para comerciar con Asia. En su viaje de 1576, Frobisher navegó hasta la isla Baffin en Canadá, también conocida como la “tierra de la piedra plateada”.
Bautizó al tramo de agua al que llegó con su apellido: Frobisher. Pensó que podía continuar hacia el oeste a través de él. En la actualidad se conoce como Frobisher Bay.
En Inglaterra, la gente pensaba que Frobisher iba a lograr un descubrimiento para Inglaterra de la magnitud del de Magallanes. No fue así.
Intentando sacar beneficio a la empresa llevada a cabo, el socio comercial de Frobisher estaba más interesado en una muestra de mineral negro que Frobisher había traído de tan lejanas tierras. Pensaban que podían conter minerales valiosos.
Frobisher no hizo más intentos por encontrar el Paso del Noroeste. En su lugar, realizó expediciones entre 1577 y 1578 para recoger más mineral negro. El mineral resultó ser inútil. Frobisher y sus socios de negocios no solo no recuperaron la inversión sino que conocieron la ruina en su magnífica expresión.
Frobisher más tarde volvió a ganar el favor real. Fue al mando de un barco cuando Inglaterra derrotó a la Armada Invencible española. Fue nombrado caballero. Recibió una herida de pistola mientras luchaba contra la alianza católica francesa y española en Francia y murió de una infección gangrenosa.