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¿Qué es el Fauvismo?
Se dice que de los movimientos artísticos del siglo XX el Fauvismo fue el más pasajero y el más dificilmente definible.
Les fauves, las fieras, Fauvismo se denominó al estilo de pintura que durante los años 1904 y 1907 fue desarrollado principalmente por Henri Matisse (uno de los artistas del que más cuadros se han robado), André Derain, Maurice Vlaminck y Braque -durante un espacio corto de tiempo-, y cuyo centro geográfico se ubicó en París.
Como vemos el periódo cronológico que comprendió es breve.
Los fauvistas, si acaso se les puede llamar así como ahora veremos, se fundamentaban en la libertad de expresión, la utilización de colores puros, exagerando la perspectiva y el dibujo.
Su trabajo fue experimental, pero como decíamos, llamar a algo fauvismo se hace complicado porque ni el propio Matisse, quizá el que menos, reconocía la existencia de un movimiento pictórico como tal. Todos negaron que participaran de una Escuela o Doctrina.
Si bien compartían el calificativo de “fieras” por el brusco y violento método utilzado en su pintura, algo contrario al impresionismo o al neoimpresionismo.
También compartían gustos: Baudelaire, Zola, Van Gogh…
El “Salon d´Automne” y el “Salon des Indèpendants”
Lo que ocurrió es que desde 1905 todos ellos participaron en dos de las principales exposiciones de arte moderno celebradas en París, el “Salon d´Automne” y el “Salon des Indèpendants“.
Esa circunstancia les hizo aparentar ser un grupo, llegando a decir de ellos, del Fauvismo, que era “una introducción al cubismo”, como anticipaba Apollinaire. O más directamente, que el cubismo se elaboró por primera vez en la mente de André Derain.
Arriba podemos ver el cuadro de Matisse, “La alegría de vivir”. En la imagen inferior, el cuadro de Picasso “Las señoritas de Avignon”.
Viéndolo así, las palabras de Apollinaire cobran sentido. Más si cabe teniendo en cuenta que a Picasso se le incluyó en el movimiento fauvista por sus pinturas de 1900.
El taller de Gustave Moreau
La formación de todos estos artistas se fraguó en el taller de Gustave Moreau.
En 1895 estudiaban allí también Marquet, Manguin, Camoin, Puy o Rouault, a los que al tiempo se catologó como fauvistas. Moreau intentaba abrir los ojos de sus pupilos criticando su propia obra, revisaba a los clásicos, pero sin la intención de hacer perpetuar un estilo cerrado.
Esta actitud provocó antipatías entre los críticos. Sobre todo por que la filosofía de Moreau se centraba en la falta de importancia concedida a los temas de las obras pictóricas. Para él pareceía que había llegado el momento de buscar caminos menos ortodoxos.
Pero Moreau fallece pronto, en 1898, y su taller, sin el principal tutor, se cierra.
Matisse buscó otra escuela. Se matriculó en el taller de Cormon, un pintor que, al contrario que su anterior profesor, pedía a sus alumnos que se atuvieran a las reglas académicas. A Matisse le sobraba toda esa teoría y esa forma de enteder la realidad. Pronto tuvo que entender cómo Cormon le pedía que abandonase su escuela.
Por lo que vemos, a principios del siglo XX, existía una clara diferencia entre dos formas, dos técnicas, dos visiones de encarar el hecho artístico. Tal vez la realidad requiriera de una renovación, igual que en el comienzo del siglo XXI.
Así las cosas, lejos de polémicas o discusiones sobre lo que debe ser, del trabajo conjunto entre Derain y Matisse surgió algo distinto, el inicio del fauvismo.
A partir de entonces, quizá sin buscarlo, ya tenían nombre para la Historia del Arte.
Ambos se fueron a Coilloure en 1906, localidad también famosa por ser el lugar de exilio y descanso eterno de Antonio Machado.
En el pueblo francés comienzan a utilizar el puntillismo, como haría Derain; o dejar espacios sin pintar en el lienzo, dando una idea de espacio fluctuante. Derain se presentó con paisajes rojos, verdes y amarillos chillones.
A la crítica no le gustaba el descuido en la terminación. Lo que se consideraría el gran éxito del
fue la obra de Matisse, “La alegría de vivir”. Con la única que se presentó, y que tiempo después se ve siempre comparada con “Las Mujeres de Avignon”, como veíamos antes.
Tiempo después Matisse salía peor parado. El retrato de una mujer con sombrero, además de calificada de mal gusto, fue considerada como una “caricatura de la feminidad” Excéntrica por el tema familiar tratado.
El tiempo parece que ha quitado razones a estos críticos del siglo XX. Algo parecido a lo que ocurre en este principio del XXI.
Se dice que este cuadro de Matisse: “Luxe Calme et Volupté” de 1904 surge de la influencia de Baudelaire
Obras y autores del fauvismo
Podemos resumir que el Fauvismo es un movimiento artístico que surgió a principios del siglo XX en Francia y se caracteriza por el uso de colores brillantes y saturados, formas simples y una estética lúdica. Aquí hay algunas de las obras y autores más representativos del Fauvismo:
- “La Danza” de Henri Matisse
- “Mujeres de Algiers” de Pablo Picasso
- “Mujer con sombrero” de André Derain
- “Naturaleza muerta con silla de paja” de Raoul Dufy
- “Le bonheur de vivre” de Henri Matisse
- “La familia de saltimbanquis” de Kees van Dongen
- “La noche estrellada” de Henri Rousseau
- “Las nenúfares” de Claude Monet
- “La gran plaza de Collioure” de André Derain
- “La playa de Juan-les-Pins” de Raoul Dufy
- “La masía” de Georges Braque
- “Mujer con sombrero en un jardín” de Kees van Dongen
- “Mujeres de Tahití” de Paul Gauguin
- “El Jardín de las delicias” de Henri Matisse
- “La noche” de Charles Camoin
- “El circo” de Georges Valmier
- “El puente de Chatou” de Pierre-Auguste Renoir
- “Las mujeres de Papúa” de Paul Sérusier
Otros Artículos relacionados en Actually Notes:
* Surrealismo: Lejos de la Razón
* Arte Cinético, Arte en Movimiento
Un ejemplo de Fauvismo. Martí Ceballos
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Siempre me ha parecido único el arte abstracto, es como poner a pintar tu imaginación, compartirla e incentivar en alguien más la creatividad. Cada espectador le da un nombre, un origen, una forma a la obra abstracta ¡Mágico! Tomar el puntillismo y llevarlo a nivel de lo abstracto es una proeza, una innovación que hay que aplaudir. Gabino Amaya Cacho es el precursor de esta tendencia, sin duda, antes o después de ella, su trabajo es admirable. Cacho también pintó cuadros destacados como Neptuno, El Morralero, Concierto para Venus, Girls playing in the tree, Icarus and Daedalus y The dream of Jacob.