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Se los llevó la parca antes de que las redes sociales, incluso la Internet imaginada por algún visionario, llegara hasta nosotros. Su talento no sobrevivió a nuestros tiempos marcianos de smartphone y tableta.
Sin embargo, su virtud para acertar con el pensamiento justo y las palabras adecuadas, les hubieran valido atesorar millones de seguidores retuiteando sus ocurrencias, sus polémicas –que las habría– y sus opiniones.
¿Cuántos buenos ratos nos hubieran hecho pasar en el timeline twittero esos grandes escritores que ya no abundan?
OscarWilde
Rey del aforismo y leyenda por ser el estigma y el paradigma social del castigo al gay, Oscar Wilde, uno de los mejores narradores, por su certeza en la palabra, hubiera destacado con su crítica mordaz y hubiera tenido un arma de defensa en su soledad y destierro parisino, aunque la sociedad victoriana le hubiera bloqueado inmediatamente.
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Como dijo Borges: “Wilde dio a su siglo lo que su siglo pedía, comédies larmoyantes para los más y arabescos verbales para los menos”. Todos le seguirían.
Estos podrían haber sido algunos de sus twetts:
“La vida imita al arte mucho más de lo que el arte imita a la vida”.
“Una familia es un estorbo espantoso, especialmente cuando uno no está casado”.
“El egoísmo no es vivir como uno desea vivir, es pedir a los demás que vivan como uno quiere vivir”
Charles Bukowski
Calificado en sus propias contraportadas como el enfant terrible de la literatura norteamericana, las lecturas de poemas de Charles Bukowski
se convertían en acontecimientos delirantes. Burbujeando en alcohol, Hank, sentenciaba con versos que hubieran sido –aún lo son– repetidos por las redes sociales.
Tweets que hubieran podido dar que hablar de Bukowski
“Nos aterrorizan y aplastan las trivialidades, nos devora de la nada”.
“Mi padre me advirtió que acabaría meneándomela en el porche de algún desconocido de Arkansas, estoy a tiempo. Salen autobuses a diario”.
“Cuando mi propia escritura no ha rugido, he rociado de vino las páginas, las he arrimado una cerilla para agujerearlas…”
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Ramón Gómez de la Serna
Imaginemos que, cada día, Ramón Gómez de la Serna nos dedicara una greguería a través de Twitter. Éxito asegurado, y nos hubiera hecho reflexionar y pensar. Algo poco usual.
Estos podrían haber sido algunos de sus twetts
“La ópera es la verdad de la mentira; el cine es la mentira de la verdad”.
“El agua habla sin cesar y nunca se repite”.
Deleitó a sus contemporáneos con la radio y el cine, además del teatro. Si Groucho Marx y su bigote falso hubiera tenido una cuenta en twitter hubiera reventado el marcador de seguidores.
Algo así como si Woody Allen tuviera una cuenta auténtica en esa red social.
Estos podrían haber sido algunos de sus twetts:
¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?
Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna”.
Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero… ¡pero cuestan tanto!
Discupen si le llamo caballeros, pero es que no los conozco muy bien.
Góngora y Quevedo
Imaginemos las controversias entre Góngora y Quevedo a razón de 280 caracteres.
Se les hubiera pedido más concisión que en la métrica de sus versos afilados e impíos. Difícil imaginar sus mensajes, plagados de figuras retóricas, metáforas, hipérboles, anáforas…
Recordemos sus poco sutiles insultos que han quedado como muestra de la mejor literatura poética,
aquí quizá el ejemplo más conocido:
De Quevedo a Góngora
A UNA NARIZ
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un pez espada muy barbado.
Érase un reloj de sol mal encarado,
érase un alquitara pensativa,
érase un elefante boca aariba,
era Ovidio Nasón mas narizado.
Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce tribus de narices era.
Érase un naricísimo infinito,
muchísima nariz, nariz tan fiera,
que en la cara de Anás fuera delito.
Quevedo
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