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Experiencias Cercanas a la Muerte, los principales Estudios. Teorías a favor y en contra



En 1975, Raymond Moody escribió el libro titulado “La Vida después de la Vida”, convertido pronto en todo un éxito editorial.

El él se analizaban las experiencias de ciento cincuenta personas que habían sido declaradas objetivamente por la ciencia como muertas durante un lapso de tiempo, pero que, sin embargo, habían vuelto a la vida. 

En todos los casos estudiados y publicados por Moody, se habían desarrollado muy similares estadios, ya tópicos insertos en la cultura popular: tras escuchar una especie de extraño y desconocido zumbido, habían percibido la sensación de estar frente a un túnel cargado de luz que se extendía frente a ellos. Seguidamente, visualizaban la sensación de estar fuera de su cuerpo para pasar a percibir la presencia de seres conocidos, familiares o amigos ya fallecidos, que salían a su encuentro.

Pero estas experiencias contadas no son nuevas, ni pertenecen exclusivamente a los tiempos más modernos. En la “República”, Platón cuenta la historia de un “bravo sujeto” llamado Er, nacido en la nación de Panfilia, que murió en una guerra (batalla cuyo nombre no se cita) y que, habiéndose levantado los cadáveres diez días después, él fue recogido incorrupto y llevado a casa para ser enterrado.


Texto de Platón sobre una experiencia tras la muerte

Platón narra así los hechos: “Yaciente sobre la pira, volvió a la vida a los doce días y contó, así resucitado, lo que había visto allá. Dijo que, después de salir del cuerpo, su alma se había puesto en camino con otras muchas y habían llegado a un lugar maravilloso donde aparecían en la tierra dos aberturas que comunicaban entre sí y otras dos arriba en el cielo, frente a ellas.

En mitad había unos jueces que, una vez pronunciados sus juicios, mandaban a los justos que fueran subiendo a través del cielo, por el camino de la derecha, tras haberles colgado por delante un rótulo con lo juzgado; y a los injustos les ordenaban ir hacia abajo por el camino de la izquierda, llevando también, éstos detrás, la señal de todo lo que habían hecho. Y, al adelantarse él, le dijeron que debía ser nuncio de las cosas de allá para los hombres y le invitaron a que oyera y contemplara cuanto había en aquel lugar; y así vio cómo, por una de las aberturas del cielo y otra de la tierra, se marchaban las almas después de juzgadas; y cómo, por una de las otras dos, salían de la tierra llenas de suciedad y de polvo, mientras por la restante bajaban más almas, limpias, desde el cielo. Y las que iban llegando parecían venir de un largo viaje y, saliendo contentas a la pradera, acampaban como en una gran feria, y todas las que se conocían se saludaban y las que venían de la tierra se informaban de las demás en cuanto a las cosas de allá, y las que venían del cielo, de lo tocante a aquellas otras; y se hacían mutuamente sus relatos, las unas entre gemidos y llantos, recordando cuántas y cuán grandes cosas habían pasado y visto en su viaje subterráneo, que había durado mil años; y las que venían del cielo hablaban de su bienaventuranza y de visiones de indescriptible hermosura”.

Posiblemente estemos ante el primer relato literario conocido sobre una Experiencia Cercana a la Muerte. No se narran los hechos inmediatamente posteriores a la muerte tal y como los conocemos en forma de tópico, una fuerte luz blanca frente al fallecido, las sensaciones de paz y armonía y el encuentro con otros fallecidos.

Sin embargo, sí tenemos un relato donde se nos cuenta una forma de “Juicio Final”, donde las almas son juzgadas por sus actos, buenos y malos, y condenados o salvados por ellos. Una suerte de desenlace de la vida siglos antes del nacimiento de Cristo, pero muy similar a la doctrina y enseñanza del fin de los días para los hombres.

Por su parte, el Papa Gregorio I también reflejó en 1594, en sus “Diálogos sobre la vida y milagros de los padres italianos” experiencias muy parecidas a las que narrábamos al comienzo.

En nuestra actualidad, como apuntábamos al comienzo, la publicación “La Vida después de la Vida” de Moody en la década de los setenta del siglo XX supuso la reapertura de un debate siempre presente en la historia de la humanidad.

La trascendencia de la vida, la necesidad de saber si hay algo cuando se atraviesa el umbral del más allá. ¿Acaso hay otra situación que pueda ser más trascendental para todos nosotros?

Los estudios sobre las experiencias tras la muerte de Pim Van Lommel

Avanzada la década de los años noventa del pasado siglo, un grupo de investigadores, de forma independiente, reabrieron el debate llevando a cabo estudios racionales para tratar de averiguar, con análisis exhaustivos, qué respuestas ofrecía el cuerpo humano en el trance de la  muerte.

Así, el cardiólogo de origen holandés Pim Van Lommel, uno de esos investigadores, afirmaba “Hasta ahora se pensaba que el cerebro ere el que creaba la conciencia y los recuerdos, pero cuando estudias las experiencias cercanas a la muerte hay que replantearse ese concepto.

Y habría que considerar al cerebro no como creador sino como receptor de la conciencia. Y eso es una revolución”.

Lo que se estudiaba se planteaba desde un punto de vista puramente empírico.

Como afirmaban otros investigadores que trataron el tema en 2002 con sesenta y tres pacientes que habían sufrido un paro cardiaco y tras fallecer clínicamente, volvieron a la vida.

Los estudios sobre las experiencias tras la muerte de Sam Parnia y Peter Fenwick

Son los estudios del cardiólogo Sam Parnia y el neuropsiquiatra Peter Fenwick, lo que pretendían era que las experiencias cercanas a la  muerte dejaran de tratarse como debates teóricos y se convirtieran en ciencia objetiva.

Para ello pusieron en práctica experimentos con pacientes que habían sufrido una parada cardiaca, pero también investigaron algo que no se había hecho hasta entonces, se valoraron sus creencias religiosas, los medicamentos que hubieran estado tomando o la situación psicológica por la que pasaban.

Estudiaron a personas que habían tenido una experiencia cercana a la muerte por paro cardiaco porque en ese caso el corazón deja de latir y muy pronto, aproximadamente en ocho segundos, el cerebro deja de funcionar. Estaban en la creencia que era el mejor método para estudiar el proceso de la muerte cuando ésta no se completaba. Fenwick se centró en investigar qué sucede en el cerebro al filo de la muerte: mientras se produce un paro cardiaco se puede observar que al cesar la actividad del cerebro, deja de funcionar el cerebro y, así, deja de haber experiencias en la persona que lo sufre. Si no hay experiencias, se sobreentiende que, obviamente, no puede haber recuerdos.

Para ello se creó una escala, la escala de Grayson, que buscaba respuestas a los estadios de los pacientes que sufrían esa peculiar experiencia.

Se estudiaba así los cambios en el proceso del pensamiento. Y en este particular encontramos testimonios de pacientes que declaraban que el tiempo tenía otro significado, parecía correr a una velocidad diferente. También, y esto es más chocante e inexplicable, tenían la conciencia de que habían muerto, cuando no debían tener no solo la conciencia de haber muerto sino no tener conciencia de nada en concreto.

-Otro de los estadios investigados se centraba en los cambios producidos en el estado de ánimo. En todos los casos se produce una fuerte sensación de paz y armonía. Como si el dolor físico desapareciera para dar paso a una impresión agradable y placentera. Difícilmente parecen querer volver a su cuerpo, y aquí entramos en el último estadio:

Fase paranormal. El paciente sabe que está fuera de su cuerpo físico. Los testimonios apuntan a que se tiene la sensación de que algo tira de ellos. Les levanta y les eleva.

-Por último, el llamado aspecto trascendental, donde el paciente se encuentra rodeado o frente a seres conocidos y que fallecieron con anterioridad. Parientes o amigos.

El Caso más espectacular de ECM Experiencias Cercanas a la Muerte

Sin duda, el caso que más ha llamado la atención de los investigadores es el de Pam Reynolds, una cantante y compositora de Norteamérica que en 1991 comenzó a enfermar.

Perdió el habla y sufría constantes y fuertes mareos como consecuencia de un aneurisma cerebral.

Tras los análisis clínicos los médicos le daban pocas esperanzas de vida ya que la zona donde se encontraba el aneurisma era de difícil acceso para ser operado. Si bien, le practicarían cirugía, eso supondría que durante la hora que durara la operación estaría clínicamente muerta, vaciarían de sangre su cerebro buscando que en ese fundamental órgano no hubiera actividad metabólica, ni actividad neuronal.

Tendría además los ojos tapados y sus oídos se cubrirían con instrumental que fuera capaz de controlar la actividad de su cerebro. En este caso la “no actividad”.

Técnicamente sería incapaz de oír o ver, pero yendo más allá, sería incapaz de tener experiencias físicas ya que sus órganos estarían detenidos.
Pues bien, cuando Pam Reynolds fue reanimada, tras la exitosa operación, contó una extraordinaria historia que carece de explicación para la Ciencia.

Como en casos anteriores, vio una luz blanca, tuvo la sensación de que algo tiraba de ella, describiendo esta fase como si subiera por una colina. Al acercarse a la luz la reconocible voz de su abuela, ya fallecida, le llamó. Vio a su también fallecido tío, muerto prematuramente a la edad de 39 años y que fue fundamental en su vida profesional, ya que le acercó al conocimiento de la música. Declaró ver a más personas, algunas también conocidas, otras no.

Parece que el encuentro dio pie a Reynolds para entablar una conversación con aquellas personas, pues fue capaz de preguntar si aquella luz era dios. Fue su abuela quien le confesó que esa luz era lo que se producía cuando dios respiraba. En un momento determinado alguien, que no se concreta específicamente en su testimonio, le indica que debe volver.

Reynolds parecía haber tomado la decisión de no regresar, de algún modo sabía que lo que esperaba, la reanimación, y no solo el postoperatorio inmediato, sino la rehabilitación, si acaso la operación fuera exitosa, le reportaría un gran sufrimiento. La sensación que tenía allí era, como en tantos otros casos, una sensación de paz y armonía. Pero fue su tío quien le indicó que aquello era fácil, que debía volver, que no se preocupara. Como si le empujara a una piscina, Pam Reynolds volvió a su cuerpo sintiendo un sobresalto.

Este caso es excepcional, como a continuación explicaremos, no solo por el testimonio de su encuentro con seres fallecidos. Reynolds, sometida a este tipo de operación, no podía albergar recuerdos, no podía haber tenido experiencia de lo que ocurrió en el intervalo de tiempo que se produjo mientras la operaban. Sencillamente porque estaba bajo una muerte inducida.

Su cerebro estaba inactivo, sin el necesario estímulo vital. Pero yendo más lejos, cuando Reynolds fue interrogada por los médicos para averiguar qué recordaba desde el momento en que fue anestesiada y comenzó la operación, fue capaz de revelar datos sobre el instrumental médico que se empleaba, algo que no podía conocer con los detalles con los que los describió pues a pesar de estar clínicamente muerta, ni sus ojos ni su oído podría haber captado el más mínimo dato sobre ese particular.

Créase o no esta experiencia, la Ciencia es incapaz de dar una explicación a día de hoy sobre lo sucedido en particular a Pam Reynolds. Y la pregunta que yo me hago, como no científico, como simple observador y aplicando cierto escepticismo es: ¿Acaso aún no somos capaces de detectar cuando se produce la muerte cerebral? Quizá Reynolds, su alma en concreto, ¿tuvo una experiencia real, salió de su cuerpo mientras la operaban?

Opiniones contrarias sobre Experiencias Cercanas a la Muerte

Para algunos investigadores, todo este supuesto proceso de la Muerte se explica científicamente.
Una de las voces que se ha alzado en contra de la veracidad de todos estos casos es la psicóloga y especialista en todos estos supuestos Susan Blackmore. Para ella, todos los relatos y experiencias narrados como cercanos a la muerte son ilusiones construidas por los billones de conexiones neuronales, pero a las que les falta el controlador central en buen funcionamiento. Cree esta investigadora que las ECM se producen bien justo antes de la muerte o bien justo antes de la reanimación y resucitación del paciente.

Para Blackmore todos los casos son ilusiones construidas por los recuerdos que almacenamos en nuestra vida. El cerebro construye una imagen de sí mismo.

Explica el túnel y la luz al final porque según sabemos las células están dispuestas en nuestro sistema visual desde la retina en el fondo del ojo hasta el cortex en el cerebro. “Hay muchas células especializadas en la zona media del campo visual y muy pocas dedicadas a la zona exterior”.

La explicación al túnel que vemos al morir

Cuando entramos en shock, explica Blackmore, y nos falta el oxígeno todas las células comienzan a lanzar descargas al azar.

Con tantas células dedicadas a la zona media y tan pocas al exterior aparece una luz brillante en el centro y oscuridad alrededor.

Al permanecer semiinconsciente y con los ojos cerrados, todo lo que puedes ver es esa luz y tener esa sensación de caminar hacia un túnel.

Blackmore también apunta la explicación a la sensación de paz y armonía que se vive en ese momento.

Según sus conclusiones, al estar sometido a un alto nivel de estrés, nuestro cuerpo comienza a generar endorfinas, una sustancia similar a la morfina, que alivia el dolor y produce una sensación de placer, llevándonos a creer que todo está bien.

Las Experiencias Cercanas a la muerte en el Cine

El cine, la ciencia ficción, no podían escapar antes este tema tan controvertido y apasionante.
Entre los films relacionados podemos citar la película interpretada por Julia Roberts “Línea Mortal“, donde la actriz es una estudiante de medicina a la que acompañan, Kiefer Sutherland, Kevin Bacon o William Baldwin entre otros, y que se deciden a experimentar en ellos mismos lo que se esconde más allá de la  muerte.

En “Cold Souls“, una película de 2009, el actor Paul Giamatti, interpretándose a sí mismo, tras unos episodios de ansiedad ante la interpretación de la obra “Tío Vania”, y paralizado por el trabajo, un día lee un artículo en el periódico en el que una empresa thesoulstoragecompany promete aliviar los sufrimientos congelando el alma del cliente.

Giamatti decide así congelar su alma, con la idea de descongelarla una vez acabe la interpretación teatral.

Se realizó una curiosa campaña viral en Internet a raíz de esta película y desde el sitio web de la empresa dan la total apariencia de que su trabajo es real.

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