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Jean Valjean, el atormentado protagonista de “Los Miserables” de Víctor Hugo, es uno de los personajes más conocidos de la literatura universal.
Sus desventuras también han conquistado las pantallas de cine. Ha sido protagonista de numerosas adaptaciones a lo largo de los años, siendo las más conocidas las protagonizadas por Gerard Depardieu y, más recientemente, por Hugh Jackman (en una portentosa actuación que le ha valido una nominación al Oscar).
Sus adaptaciones para cine, teatro y televisión han hecho que los personajes de “Los Miserables” y, en especial, su protagonista, sean bien conocidos incluso por aquellos que no han leído la inmortal obra de Víctor Hugo.
Eugène Français Vidocq, el primer detective de la Historia.
Pero los personajes de Jean Valjean y también el de su antítesis, Javert están basados en una figura histórica cuya biografía bien merecería su propia saga: Eugène Français Vidocq, un preso de la Francia de la primera mitad del siglo XIX que llegó a convertirse en el primer detective de la Historia.
Desde su más tierna juventud, se destacó por su habilidad con la espada y por su talento innato para robar, engañar y escapar sin problemas de cualquier situación.
A los catorce años se fugó de casa después de robar la recaudación de sus padres y vagó de trabajo en trabajo antes de volver a su casa paterna, siendo el más peregrino de ellos en el circo, donde, entre otros oficios, desempeñó el papel de caníbal que comía carne cruda.
Vidocq desertor, condenado a pena de muerte, identidad falsa…
A los dieciséis años ingresa en el ejército, y sus habilidades enseguida le hacen famoso en la profesión, pese a que sigue creando problemas en forma de disputas y participando en duelos, llegando a ser encarcelado en una ocasión, aunque se consiguió fugar con un compañero antes de llegar a estar prso dos semanas.
Sin embargo, en 1792 agrede a un oficial, lo que se castigaba con la pena de muerte y, antes de ser apresado, se convierte en desertor y se vuelve a alistar bajo una identidad falsa, aunque fue descubierto poco después y obligado a dejar el ejército.
Vuelve a su ciudad natal, donde se labra una gran reputación como mujeriego empedernido, con aventuras y peleas que a menudo acaban en duelos y en la muerte de sus opositores.
Sin embargo, el mentiroso también fue, en ocasiones, engañado: a los 19 años se vio obligado a casarse con Anne Marie Louise Chevalier cuando ella le acusó de haberla dejado embarazada, lo cual era mentira.
No se llevaban bien y ella le engañaba con multitud de hombres, por lo que la abandonó y se divorció de ella posteriormente, aunque se la seguiría encontrando a lo largo de su vida en numerosas ocasiones, la mayoría de ellas para pedirle dinero o para amenazarle con presentarle ante las autoridades si no se lo daba.
Vidocq pasó los siguientes años de su vida vinculado al mundo del crimen, protagonizando asiduamente robos, atracos y peleas de todo tipo.
Sus presencias en la cárcel fueron constantes, pero igual de frecuentes fueron sus fugas; siempre duraba muy poco tiempo entre rejas o en los trabajos forzados a los que le condenaban.
Ladrón, contrabandista, falsificador, atracador… los apelativos se le iban sumando mientras se convertía en uno de los delincuentes más buscados de toda Francia.
El acontecimiento que cambió la vida de Vidocq
Sin embargo, en el año 1809 Vidocq presencia un hecho que cambiaría el rumbo de su vida, pues vio cómo César Herbeux, que había sido uno de sus compañeros de fechorías, era ejecutado públicamente por sus crímenes.
Vidocq empezó a pensar en la vida que había llevado hasta entonces y se convenció de que, si seguía así, su destino acabaría siendo el mismo que el de Herbeux.
Intentó iniciar una nueva vida, convirtiéndose en una persona honrada, pero dondequiera que iba, la gente acababa reconociéndole, denunciándole a las autoridades o negándose a tener contacto con él. Hasta que, poco después, volvió a ser arrestado por enésima vez y conducido de nuevo a prisión.
Pero esa estancia en la cárcel no sería como las otras. Se ofreció a las autoridades para trabajar para ellos en calidad de espía, primero entre los presos de la misma cárcel y, posteriormente, en los bajos fondos y entre los criminales de la ciudad que, conociendo su fama, se fiaban de su persona.
Llegó a participar en distintos delitos para poder detener a los criminales con las manos en la masa y cuando se empezó a sospechar de él, llegó a asumir varias identidades distintas para continuar con su labor.
La “Brigade de la Sûrete” (Brigada de Seguridad)
En 1811 creó la llamada “Brigade de la Sûrete” (Brigada de Seguridad), una sociedad de agentes que hoy llamaríamos secretos cuya misión era infiltrarse entre los distintos criminales y recabar información sobre ellos para que, cuando llegara el momento oportuno, se les pudiera detener o abortar sus planes.
Al ver su enorme éxito, al año siguiente se instauró como un cuerpo oficial de policía y Vidocq fue nombrado su líder. Este cuerpo estuvo compuesto a lo largo de los años por personas muy variadas; muchos de sus componentes fueron exconvictos, pero también policías, investigadores, médicos e incluso mendigos que conocían bien la ciudad y a sus habitantes.
El mismo Vidocq instruía a sus agentes para que pudieran infiltrarse en los distintos grupos de criminales, enseñándoles el arte del disfraz, lo que debían saber dependiendo del grupo de delincuentes en el que se quisieran infiltrar (por ejemplo, cómo robar de los bolsillos de la gente si ese era el tipo de personas entre las cuales se tenía que infiltrar) e incluso les enseñaba cómo debían hablar y comportarse en determinados ambientes. Él mismo siguió persiguiendo criminales personalmente, pese a la popularidad que había alcanzado.
Por estas aportaciones y muchas más, Vidocq está considerado como el padre de la criminología moderna, pues se aproximó a la investigación y resolución de crímenes de una forma en la que nunca nadie lo había hecho antes, reformando la policía que existía en Francia en aquel momento y reduciendo tanto las tasas de delitos en París durante los años que estuvo en las fuerzas de seguridad francesas que estaba considerada como una de las ciudades más seguras del mundo.
Vidocq alcanzó una gran fama en su época, tanto por sus actuaciones y sus recursos para atrapar criminales como por su manera de perseguir delincuentes sin descanso, de una manera que recuerda mucho al personaje de Javert en “Los Miserables”.
Las similitudes entre Valjean y Vidoc
Aparece en las obras de muchos escritores de la época, entre ellos la de Charles Dickens o Alejandro Dumas. Fue amigo personal de Honore de Balzac y del propio Víctor Hugo, que fue testigo de la forma en la que Vidocq salvó a un hombre levantando el carro que le tenía atrapado de una forma similar a la que lo hace Jean Valjean en la novela.
Como Jean Valjean, Vidocq pasó mucho tiempo huyendo y temiendo ser descubierto y denunciado, al mismo tiempo que también sufre una crisis moral y decide cambiar el rumbo de su vida hasta convertirse en un miembro respetado de la sociedad, como Valjean también lo conseguirá en diversas ocasiones, hasta que el descubrimiento de su verdadero pasado le hace huir.
De la misma forma que es Valjean, es también Javert: perseguidor incansable del crimen, inteligente y calculador, Javert se infiltra entre los revolucionarios fácilmente sin que ellos le reconozcan en un principio, de la misma forma que hizo durante años el propio Vidocq en los suburbios de París.
Perseguidor y perseguido, hombre de ley y atormentado, Jean Valjean y Javert, ambos en “Los Miserables” son Vidocq.
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