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Física de lo imposible, de Michio Kaku

Reseña: Física de lo imposible, de Michio Kaku

Michio Kaku. Imagen: Wikimedia Commons



Física de lo imposible, de Michio Kaku se trata de un viaje inédito y apasionado del físico a través de la ciencia del futuro, basado en los hallazgos más recientes e inspirado por los mundos fantásticos de H. G. Wells, Star Trek o La Guerra de las Galaxias.

La divulgación científica de Michio Kaku

Se trata casi de un género literario más. Debido al extraordinario desarrollo de la teoría y la investigación científica durante el siglo XX y lo que va de XXI, la divulgación científica se ha convertido en un punto de referencia, una mirilla a la que cada vez más personas se asoman para intentar comprender, aunque sea someramente, un mundo que parece mágico.

Y es que la ciencia, en su optimista y fulgurante evolución, se ha distanciado tanto del hombre de a pie que se ha hecho necesaria la aparición de este subgénero a la hora de digerir algunos conceptos -los científicos– demasiado complejos y extraños.

¿Quién es Michio Kaku?

El autor, Michio Kaku, a pesar de su origen nipón, nació en Estados Unidos. Se trata de uno de los eminentes físicos teóricos creadores de la teoría de los campos de cuerdas. Ha estudiado e investigado en prestigiosas universidades como Harvard, Berkeley y Nueva York.


Por añadidura es uno de los más famosos divulgadores científicos del mundo, con obras como VisionesUniversos paralelosHiperespacioo El universo de Einstein.

A éste último, por cierto, le debe su temprana vocación por la física al igual que el anhelo por hallar el Santo Grial de la ciencia, a saber, una teoría del todo que unifique todas las leyes físicas del universo, de momento sin éxito.

Michio Kaku. Física de lo imposible

La obra: Física de lo Imposible

Estructurada según la posibilidad de que los hallazgos que propone se conviertan en realidad, el autor traza una somera introducción histórico-científica para seguidamente teorizar, a menudo especular, con una inteligencia y conocimientos más que notables acerca de la probabilidad de que los campos de fuerza, la invisibilidad, el teletransporte, la telepatía, las máquinas de movimiento perpetuo o, incluso, el viaje en el tiempo dejen de pertenecer a la ficción en la próxima década, siglo, milenio o dentro de un millón de años… en la creencia de que aún estaremos por aquí.

Además de la citada introducción histórica, muy válida para comprender la evolución de la teoría física hasta la actualidad, se introducen los diferentes temas mediante citas sustanciosas, amenizados con ejemplos curiosos de series de televisión, novelas y películas de ciencia-ficción.

La premisa subyacente es que lo imposible hoy puede ser real mañana, de ahí los muchos ejemplos que recorren la obra de científicos que negaron el átomo, la bomba de neutrones, el conocimiento de la naturaleza de la estrellas y un largo etcétera a los que el tiempo y la evolución científica han terminado desmintiendo.

Portada: Física de lo imposible

Respecto a la comprensión, cualquier hombre de letras (por lo común desdeñoso de cualquier obra que lleve números) puede seguir las reflexiones y los conceptos introducidos por el autor, otra cosa distinta sucede con las especulaciones basadas en posibles descubrimientos futuros.

La ciencia ideologizada de Física de lo imposible, de Michio Kaku

Este fenómeno corre paralelo al de la divulgación científica.

De hecho, circulan recientemente ciertos divulgadores científicos (en España destaca uno por encima del resto) que exceden habitualmente los límites de la ciencia para entrar en otros campos como el de la filosofía o el de las creencias –también la ciencia tiene sus modas- en la certeza de que la ciencia es la nueva religión verdadera, si límites ni errores.

En descargo de Michio Kaku, se puede afirmar que no cae en este error y, aunque parte de la idea cientifista de que se debe intentar cualquier cosa que sea físicamente posible, reconoce los límites de la ciencia humana, a la cual se ciñe apasionadamente contagiando al lector parte de la misma.


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