Ya no solo los grandes pintores de la Historia están presentes en las grandes salas de subastas del Mundo. Producto del capitalismo, o quizá como consecuencia de la moda, los graffiteros de “reconocido prestigio”, todos ellos anónimos, han saltado estos días al ruedo mediático ya que sus obras están alcanzando unos elevadísimos precios. Lo curioso es que esas obras cuelgan de las paredes de las calles.
Es el caso de Bansky (http://www.banksy.co.uk), un conocido graffitero británico que ha afirmado que las subastas además de antidemocráticas, lo único que hacen es glorificar la avaricia, vio como una de sus obras, en estos días de febrero, alcanzó las 228.000 libras, más de 300.000 euros. No es un caso aislado, otros “artistas callejeros” como Nick Walker, conocido por la Monalisa que muestra el trasero al público fue adjudicada por 54.000 libras.