La Historia de William Lamport / Guillén Lombardo de Guzmán
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El irlandés que quiso ser rey de América
A mediados del siglo XVII vivía en México un hombre misterioso y peculiar que había llegado hasta allí prácticamente desde el otro lado del mundo.
Este hombre, llamado William Lamport, pero que era más conocido por la forma españolizada de su nombre, Guillén Lombardo de Guzmán.
Hombre de letras, espía, rebelde, conquistador y soñador, este individuo, ahora prácticamente perdido en las brumas de la historia, se considera responsable de la primera declaración de independencia de América y algunos historiadores han considerado que su legado pervivía de una forma tan profunda que fue el personaje real en el que Johnson McCulley se basó para crear su famoso “Zorro”.
breve biografía de William Lamport
William Lamport nació en Irlanda, en una familia católica de origen inglés hacia 1610. Sus padres, Richard Lamport y Alonsa Sutter, aunque pretendían tener raíces nobles, eran comerciantes y, ocasionalmente, también tuvieron una importante actuación como piratas.
Richard Lamport y su familia, como muchos otros irlandeses católicos del momento, intentaron oponerse al poder político representado por los reyes ingleses, los Tudor, primero, y los Estuardo, después, que atentaba contra su forma de vida y su religión tradicional.
Así, sabe que el abuelo de nuestro protagonista, Patrick, tenía importantes contactos con los españoles, buscando su ayuda contra los ingleses y colaboró con la expedición mandada a Irlanda en 1600 por Felipe III, comandada por don Juan de Águila, para el inicio de la fallida conquista de Irlanda.
Finalmente, Patrick fue ejecutado en 1617 y William pasó a estudiar bajo la protección de los jesuitas en Dublín.
William se descubrió muy pronto como un alumno brillante. Hablaba varios idiomas y tuvo una gran formación en el campo de las matemáticas y la ciencia.
Sin embargo, entre 1626 y 1628, su padre es acosado de conspirar con los españoles en contra de Inglaterra y William reacciona difundiendo unos panfletos muy críticos con la figura del rey James I, por lo que huye del reino de camino a Francia.
En ese trayecto acaba en compañía de unos piratas, aunque no ha quedado claro si se enroló por propia voluntad o fue atrapado durante su viaje.
Pasaría varios años con ellos, realizando actos de piratería principalmente contra Inglaterra y Holanda y participando en acciones bélicas como el asedio de La Rochelle.
Alcanzó tanta preponderancia entre sus compañeros de tropelías que le llegaron a llamar “el rey de los piratas” y se cuenta que consiguió hasta hacerles renegar del protestantismo y abrazar la religión católica.
William acabó abandonando la piratería y pasando a España, donde había una importante comunidad de irlandeses actuando al servicio de la Monarquía Hispánica y bajo la protección de Felipe IV.
De William Lamport a Guillén Lombardo
Fue entonces cuando pasó a llamarse Guillén Lombardo y muy pronto sus especiales talentos despertaron la curiosidad de los hombres más poderosos del gobierno del rey hispano.
En especial del entonces todopoderoso conde-duque de Olivares, que le tomó bajo su protección, le ayudó a entrar en el colegio de San Lorenzo El Escorial, le mantuvo e incluso le otorgó el uso de su apellido, Guzmán.
Se decía que el gran valido llegó a amar al joven irlandés como si fuera su verdadero hijo y le ayudó a prosperar dentro de la estructura de la poderosa Monarquía Católica.
Entró en el ejército, sirviendo al bando español durante la larguísima guerra de los Treinta Años y, posteriormente, trabajó a las órdenes del conde-duque en labores de espionaje y de diplomacia, sobre todo en la zona de Cataluña, que se alzaría en rebelión en 1640. Al mismo tiempo, Guillén se encontraba conspirando con otros irlandeses para conseguir que el gobierno de Madrid volviera a intentar la conquista de Irlanda para liberarla del yugo inglés, consiguiendo dinero y reclutar las lealtades necesarias de los miembros del gobierno para hacer realidad sus objetivos.
No lo consiguieron y el conde-duque indicó a su joven protegido que su empresa era imposible de realizar, aunque le proporcionó medios para asistir a los rebeldes irlandeses que se encontraban en ese reino y para ayudar a escapar en secreto a aquellos que lo necesitaran.
Viaje a América
Hacia el año 1640, Guillén se embarca hacia América de forma repentina, con la excusa de investigar secretamente las acciones del virrey de Nueva España, Diego López de Pacheco, duque de Villena y la elite criolla de esos territorios, bajo el temor de que quisieran rebelarse contra el gobierno de la Monarquía o que intentaran apoyar de algún modo las sublevaciones que empezaban a producirse ese año en el seno de la Monarquía Hispánica, aunque se ha escrito que su súbita salida de la corte también estaba vinculada a algún escándalo de tipo amoroso.
Mientras estaba en América, Guillén entró en contacto, por un lado, con algunas comunidades indígenas y, por otro, con la elite criolla, donde se estaba gestando un importante movimiento de repulsa contra el gobierno del virrey.
Entró en la conspiración liderada por Juan Palafox y Mendoza para deponer al virrey y convenció en sus informes a Olivares de los grandes crímenes y descalabros que estaba cometiendo para justificar sus acciones. Olivares le creyó y finalmente se ordenó el relevo de Villena en junio de 1642.
Guillén permaneció en América, aunque no pudo conseguir ningún puesto de relevancia en el nuevo gobierno del lugar.
Fue entonces cuando conoció a Don Ignacio, un indígena con el que entabló una importante amistad.
Él le introdujo en la cultura y los secretos de su pueblo, mientras desesperaba amargamente por el maltrato que sufrían los indígenas bajo el gobierno de los españoles.
Guillén se alzó como su defensor, escribiendo a Madrid y utilizando sus contactos para intentar mejorar su situación, sin conseguir grandes resultados. Un día, mientras fumaban peyote, don Ignacio “predijo” que Guillén encabezaría una rebelión que liberaría a los indígenas y que haría que se convirtiera en rey de América.
Independientemente de esta predicción, el progresivo alejamiento de Guillén de los intereses españoles, su aislamiento cada vez mayor de la cultura española en América a favor de la sociedad indígena que tanto le seducía y su defensa a ultranza de los indios dentro del conflictivo tablero político de la Nueva España del siglo XVII hicieron de él una figura cada vez más conflictiva para las autoridades.
El Plan de Guillén Lombardo
Finalmente, parece que Guillén trazó un plan para alzarse con el gobierno: reclutaría un ejército compuesto por los criollos, los indígenas y los esclavos de origen africano, depondría al virrey y al gobierno español, y sería proclamado como “Libertador” y “Rey” por asambleas compuestas por todos los hombres en igual condición a lo largo y ancho de toda América.
Posteriormente, daría la libertad a los esclavos, repartiría la tierra entre todos sus súbditos y formaría un Parlamento que le ayudará a gobernar y a formar un nuevo cuerpo legislativo que reflejara los derechos de todos los oriundos de América.
Pero los sueños de Guillén se desvanecieron cuando su plan llegó a oídos del gobierno del virrey.
En 1642 fue apresado por la Inquisición, siendo acusado de herejía y se destapó su conspiración.
Estuvo encerrado durante diecisiete años, a lo largo de los cuales hizo varios intentos por escapar y por defender su causa con la autoría de varios tratados y escritos. Finalmente, fue condenado a morir en la hoguera por la Inquisición, al ser encontrado culpable de herejía y brujería.
En 1659, fue llevado hacia su muerte en un auto de fe público en la ciudad de México.
Se cuenta que en un último acto de desafío contra el gobierno que le llevaba a la muerte, se suicidó ahorcándose, robándole a sus opositores el placer de arrebatarle la vida.
Desde ese momento entró en el mundo de la leyenda, convirtiéndose en un auténtico mito, siendo considerado por muchos como el primer libertador de la historia de América.
-Para saber más:
Aunque la figura de Guillén Lombardo de Guzmán es poco conocida por el gran público, ha protagonizado una importante cantidad de estudios y ha sido protagonista de distintos debates, en los que se ha discutido sobre la posición que debe tener dentro de la historia de las independencias americanas y, también, sobre su supuesta vinculación al personaje de “El Zorro”.
Sobre este último particular, destaca el estudio de Fabio Troncarelli, traducido al castellano con el título “El mito del Zorro y la Inquisición en México: la aventura de Guillén Lombardo”.
Asimismo, también es enormemente interesante la obra, esta vez en inglés, de Gerard Rona, titulada “The Irish Zorro: the extraordinary adventures of William Lamport (1615-1659)”.
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