la Historia de don Alfonso y don Luis Fernando de Orleáns y Borbón

El rey Alfonso XII muere el 25 de noviembre de 1885. Tres meses después, con España inmersa en una regencia que se preveía muy larga y sin saber todavía si el país tendría reina o un rey, la infanta Eulalia se casaba vestida de negro en la enlutada capilla del Palacio Real. El hombre con el que se casaba, sin fasto alguno por el luto riguroso que aún imperaba en la corte real por la muerte del monarca, no podía ser menos adecuado para ella.

Se casaba, por razones de Estado, con su primo Antonio de Orleáns, heredero del matrimonio formado por la infanta Luisa Fernanda y don Antonio de Orleáns, hijo del rey Luis Felipe de Francia.

Este matrimonio de Estado intentaba limar asperezas entre ambas ramas de la familia, profundamente enfrentadas durante el reinado de Isabel II y evitar que el conspirador duque de Orleans intentara desestabilizar el gobierno de la regencia.

Sin embargo, el matrimonio muy pronto fracasó y cuatro años después, en 1890, ya vivían prácticamente separados y el 31 de mayo de 1900 esta separación se hizo oficial, provocando un gran escándalo en la corte de Madrid.


don Alfonso y don Luis Fernando de Orleáns y Borbón, infantes de España

De este matrimonio nacieron dos hijos, Alfonso y Luis Fernando. Dado que solo los hijos de los reyes y de los príncipes de Asturias recibían el título de infantes de España por derecho propio, la reina regente María Cristina les concedió el título de infantes desde su nacimiento.

Alfonso y Luis se encontraron en el medio del conflictivo matrimonio de sus padres, que no ocultaban sus diAlfonso y Luis se encontraron en el medio del conflictivo matrimonio de sus padres, que no ocultaban sus diferencias y que se dejaban ver en público con sus respectivos amantesferencias y que se dejaban ver en público con sus respectivos amantes.

La infanta, amante de los viajes, cada vez pasaba menos tiempo en Madrid y don Antonio, que llevaba un lujoso estilo de vida plagado de fiestas y mujeres, tampoco tenía una buena relación con sus hijos. En 1899, ambos fueron enviados a Inglaterra y no volverían a España hasta 1904, cuando el escándalo del divorcio de sus padres ya se había disipado un poco.

don Alfonso de Orleáns y Borbón

Don Alfonso se dedicó a la carrera militar, formándose como piloto del ejército y convirtiéndose en uno de los militares más reputados y afamados de España y que llegaría a participar en acciones tan destacadas como el desembarco de Alhucemas.

Durante la Guerra Civil, don Alfonso siguió ejerciendo sus funciones como piloto en el bando nacional y, aunque se le encomendaron distintos cargos de prestigio durante el gobierno franquista, renunció a todos ellos después de que don Juan reclamara la vuelta de la Monarquía en el manifiesto de Estoril de 1945, mostrando su fidelidad hacia el jefe de la casa real en el exilio.

Pero la retirada de su título de infante no se debió a ningún escándalo ni problema de fidelidad hacia la Casa Real, sino a un hecho muy concreto que tuvo que ver con su matrimonio.

En 1906 el infante acude a la boda de Alfonso XIII con la princesa inglesa Victoria Eugenia de Battemberg y, entre las invitadas a la boda, se encontraba su hermosísima prima Beatriz de Sajonia-Coburgo.

Los jóvenes se enamoraron al instante y, tres años después, enla retirada de su título de infante no se debió a ningún escándalo ni problema de fidelidad hacia la Casa Real, sino a un hecho muy concreto que tuvo que ver con su matrimonio1909, se casaron en una ceremonia católica y protestante. Fernando era consciente de que todos los miembros de la familia real necesitaban el permiso del rey para casarse, además de que, como militar, también necesitaba obtener licencia de sus superiores para pasar por el altar.

Asimismo, el infante, que entonces era todavía considerado menor de edad, no había pedido permiso ni informado a sus padres, con los que tenía muy mala relación.

Pero don Fernando, que sabía muy bien que la fe de su prometida no le iba a granjear los permisos necesarios ni la aprobación de su familia, celebró esa boda sin autorización ninguna.

Cuando la noticia llegó a oídos de la corte de Madrid, Alfonso XIII montó en cólera y le quitó todas sus dignidades y prebendas, incluyendo el título de infante, indicando a su primo que no había cumplido con sus obligaciones para con sus superiores, que lo había hecho conscientemente y que, ahora, debía sufrir las consecuencias de sus actos.
Luis Fernando de Orleáns y Borbón

El infante fue suspendido y ambos novios tuvieron que partir hacia el exilio. Sin embargo, el enfado de Alfonso XIII con su primo no duró mucho y, en 1912, Alfonso XIII le restituyó todas sus dignidades, incluido el título de infante que le había arrebatado.

don Luis Fernando de Orleáns y Borbón

Sería su hermano don Luis el primer infante de España al que se le quitó su título y nunca se le fue restituido. Bohemio, hedonista y soñador, el rebelde hijo de la infanta Eulalia deseaba ser actor y llegó a debutar sobre las tablas con la obra “Si tú me amas” en 1913.

No consiguió triunfar como actor, pero se convirtió en el alma de todas las fiestas del París de las primeras décadas del siglo XX. Renombrado homosexual, no dudaba en pavonearse de su agitada vida sexual, siendo llamado “el rey de los maricas” y se denominaba a su búsqueda de jóvenes atractivos “la cacería de los Apolos”.

Sin embargo, sus fondos para financiar esta clase de vida pronto se acabaron y el tráfico de drogas fue su modo de seguir manteniendo su lujosa existencia. En 1924, tras ser descubiertos suno dudaba en pavonearse de su agitada vida sexual, siendo llamado "el rey de los maricas"s negocios con la droga y verse envuelto en la muerte de un hombre, fue expulsado de Francia y el rey Alfonso XIII decidió retirarle el título de infante por el bochorno y la vergüenza que traía sobre la familia real y sobre toda España.

Portugal le dio asilo, pero quiso volver a Francia, lo que hizo con ayuda de un pasaporte falsificado y un disfraz de mujer, pero la mujer a la que le había comprado el pasaporte tenía cargos penales, por lo que le acabaron descubriendo y su farsa fue descubierta y publicada por toda Europa.

Falto de fondos y alejado de su familia, don Luis pensó que casarse con una mujer rica sería el fin de todos sus problemas. Y encontró a la mujer perfecta para ello: Marie Charlotte Constance Say, la viuda del príncipe Amadeo de Broglie de 72 años. Para Marie, el guapo Luis Fernando suponía una tentación a la que no pensaba resistirse y, para el ex infante, el dinero de la riquísima viuda, que tenía además entre sus propiedades el maravilloso castillo de Chaumont, era la solución para todos sus problemas.

Pese a la oposición de la familia de la novia, que llegó hasta los tribunales, la pareja se casó en 1930. Don Luis hizo lo que se esperaba de él y siguió manteniendo el mismo tren desenfrenado de vida, dilapidando todo el dinero de su mujer, que tuvo que vender prácticamente todas sus propiedades para satisfacer a su marido. Cuando esta se arruinó, don Luis la abandonó y ella moriría en 1943.

Con el estallido de la II Guerra Mundial, don Luis pudo volver a Francia y los nazis intentaron atraerlo a su bando, sin conseguirlo. De hecho, don Luis ayudó a un gran número de refugiados a huir del nazismo, asumiendo un gran riesgo personal. Contó para ello con la ayuda de su tía, la infanta Paz, que se había dedicado a acciones de caridad y cuidar a heridos de guerra. Su oposición al nazismo llegó a ser tan pública que se dedicó a pasear por Berlín con una estrella judía cosida al pecho, un acto temerario del que solo le salvó el ser miembro de la familia real.

Don Luis, prematuramente envejecido y enfermo de gravedad por un cáncer testicular, no llegaría a disfrutar del fin de la guerra.

Moriría en junio de 1945 en París, sin que ningún miembro de su familia lo acompañara.

Sus restos mortales fueron depositados en la iglesia del Corazón de María, en París, sin que ningún Luis Fernando de Orleansmiembro de su familia acudiera a su entierro. A día de hoy es recordado como el único miembro de la familia real que perdió su título de infante de forma permanente.

-Para saber más:

En el año 2012, José Carlos García Rodríguez publicó la primera biografía sobre don Luis Fernando, con el título “El infante maldito”, que relata con gran detalle los avatares de su agitada vida. José María Zavala también ha publicado recientemente una biografía sobre la infanta Eulalia bajo el título de “La infanta republicana”, en la que habla de su matrimonio con don Antonio de Orleans y su conflictiva relación con sus dos hijos. La propia infanta relata muchos detalles de sus tormentosas relaciones personales en sus famosas “Memorias”, editadas, entre otras, por la editorial Castalia en 1991. En internet, se puede leer un detallado resumen de la vida de don Luis Fernando en:

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Rocio Martinez
Madrid, 1988. Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid y graduada en el máster de estudios avanzandos de Historia Moderna "Monarquia de España Siglos XVI-XVIII, de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha trabajado como asesora de cine y autora de diversos estudios sobre la historia de los siglos XVI y XVII.

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  1. José Carlos García Rodríguez, autor de una primera biografía de Luis Fernando de Orleans y Borbón hace tiempo agotada (“El Infante Maldito. La Biografía de Luis Fernando de Orleans, el más depravado príncipe Borbón”, Espasa, 2012) nos presenta ahora un nuevo libro en el que amplía y actualiza su exitosa obra anterior. Con “El rey de los maricas. Vida y leyenda del infante Luis Fernando de Orleans”, García Rodríguez nos sumerge de nuevo en la vida de un ser tan apasionante como fue el hijo menor de la infanta Eulalia de Borbón.

    Miembro de la familia real, este Infante de España a quien gustaba llamarse “rey de los maricas”, apelativo que sirve de título a este nuevo libro, transgredió todos los límites y vivió al margen de las convenciones sociales y morales de su época. Repudiado por su homosexualidad por su propia madre, Luis Fernando fue despojado de sus privilegios y prerrogativas de Infante de España por su primo, el rey Alfonso XIII, como castigo por sus escándalos y sus costumbres degeneradas.

    Amante del lujo, los efebos y la buena vida e inclinado a toda suerte de placeres, los días de Luis Fernando de Orleans transcurren entre celebraciones extravagantes, drogas, búsqueda desesperada de dinero y frecuentes problemas con la justicia. Considerado por muchos como ejemplo de la máxima depravación moral, algunos autores señalan que sirvió a Marcel Proust de inspiración para el personaje del barón de Charlus de “En busca del tiempo perdido”.

    Por las páginas de este libro transitan miembros de la nobleza y de las casas reales más relevantes del momento, junto con aristócratas, vividores, oportunistas y advenedizos, personajes variopintos que gastan a manos llenas y derrochan en falsas apariencias. “El rey de los maricas. Vida y leyenda del infante Luis Fernando de Orleans” encierra una lectura apasionante que refleja con todo lujo de detalles el ambiente de decadencia y exceso que protagoniza un sector social privilegiado de comienzos del pasado siglo.

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