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J. D. Salinger. Memorias de un Escritor Invisible

JD Salinger golpeando el coche de un periodista

JD Salinger golpeando el coche de un periodista



J. D. Salinger falleció el 7 de enero de 2010. El escritor de “El Guardián Entre el Centeno” acumulaba más de cuatro décadas lejos del mundanal ruido, apartado de lo público y de la publicación, agazapado en la localidad de Cornish, en el estado de New Hampshire.

A pesar de que en alguna ocasión había declarado que su intención no era necesariamente publicar a título póstumo, bien parece que fuera así ya que no llegamos a leer nada escrito por su puño y letra antes de fallecer. El Salinger nonagenario escondió algunos secretos que se han ido revelando a lo largo del tiempo. Secretos sacados a la luz como la biografía de Iam Hamilton titulada “A Writing Life“, que incluía cartas que Salinger había escrito a amigos y a otros escritores, y que fue causa judicial ante la oposición del escritor.

La justicia sentenció que lo que aparece escrito en una carta pertenece a su autor, así es que la editorial resolvió parafrasear los textos de Salinger, que como es de suponer, montaría en cólera ante la decisión...

Salinger nació, rodeado de cierta opulencia, en el Nueva York de 1919. Al parecer sus estudios literarios son escasos, tan solo un breve curso dedicado a la narrativa en la Universidad de Columbia. Con anterioridad, cuando contaba 20 años, recibió enseñanza en la Academia Militar de Valley Forge.


Si bien fue rechazado en un principio, llegó a participar en el desembarco de Normandía y en la liberación del nazismo de Francia, país donde conocería a su primera esposa Sylvia, una funcionaria a las órdenes de los nazis, de quien se enamoró después de que el escritor la detuviera.


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Comenzada la década de los cuarenta es cuando comienza a publicar relatos para revistas, en algunos casos tan prestigiosas como las cabeceras The New Yorker o Esquire.

Y es en 1951 cuando llega “El guardián entre el centeno“, sobre el que ya había escrito dos relatos. Uno de los cuales, en el que aparecía sobreimpresionado el famoso nombre del personaje Harold Cauldfield, fue aprobado por The New Yorker en un principio y rechazado después debido a las connotaciones de la historia. No parecía momento adecuado para que se hablara de un disidente o un “desertor” como héroe literario.

Cuatro años después de publicar la obra que le catapultó desde el principio a un puesto privilegiado y reconocido, por público y crítica, se casó con Claire Douglas, de la que se divorció 12 años después. Para entonces ya había decidido romper, de alguna manera, con el mundo y alejarse de él, sumirse en un encierro al ojo público y, sobre todo, al afán “informador” de la prensa.

Salinger en estado eufórico

Las Únicas Entrevistas de JD Salinger

Curiosamente, la primera entrevista que concedió el escritor tras apartarse de la vida pública fue la que “regaló” a una joven estudiante de 16 años que hacía sus primeros trabajos periodísticos parauna publicación escolar.

Fue en el año 1979 cuando Salinger concedió una entrevista telefónica a la periodista Lacey Fosburgh, del diario The New York Times. Fue entonces cuando se conoció que el escritor seguía escribiendo aunque lo hacía para él mismo y para su propia satisfacción. En sus propias palabras: “No publicar me reporta una maravillosa sensación de paz. Publicar es una terrible invasión de mi privacidad. Sólo intento proteger a mí mismo y a mi trabajo“.

En los años 90 del siglo XX, su hija, Margaret, escribió una biografía no autorizada de su padre. Junto a esas memorias narradas también apareció otro volumen escrito por una de sus ex amantes, Joyce Maynard.

En ambas obras se acusa a J. D. Salinger de ser un misógino, se le señala de estar vinculado con la Iglesia de la Cienciología, además de otras perlas como de ser un adicto a la llamada televisión basura. Lo más morboso y, quizá también mezquino, de tan abrasivas acusaciones se encuentra en su supuesta afición a beber su orina.

Un año más tarde, fue Betty Eppes, periodista de la publicación “The Baton Rouge Advocate“, quien tras asediar a Salinger consiguió una declaraciones del escritor junto a unas fotografías que no aportaban datos ya conocidos.

Desde entonces, llegando a los noventa años de edad, al parecer J. D. Salinger, continuó casado con su esposa, Colleen, seguía entregado a la escritura y a la meditación Zen, dejando correr el tiempo en el aislamiento, lejos de las miradas que le persiguen con el mismo afán con el que él las esquivaba.

Salinger, portada de la revista TIME

La producción literaria conocida y publicada de Salinger es escasa. En 1953 publicó “Nine Stories” y en 1963 una colección de novelas cortas tituladas “Raise High the Roof Bean, Carpenters”, y “Seymour: An introduction”. “El Guardián Entre el Centeno” sigue vendiendo, solo en Estados Unidos, más de un cuarto de millón de ejemplares al año.

Mark Chapman y John Hinckley, dos asesinos con El guardián entre el Centeno bajo el brazo

En Ebay se pueden encontrar, por mil dólares, libros de la primera edición. Mark Chapman, el asesino de John Lennon, además de llevar consigo un ejemplar de “El Guardián entre el Centeno” cuando cometió el magnicidio, ha declarado en diversas ocasiones que leyendo ese libro, se comprendería porqué asesinó a Lennon.

Además, John Hinckley, quien atentó a principio de los años ochenta del siglo XX contra Ronald Reagan para “demostrar” su amor a Jodie Foster, también ha hecho referencias cruzadas sobre el mismo libro.

En las declaraciones que ha concedido siempre ha menospreciado a escritores de la talla de Ernest Hemingway o John Steinbeck. Por contra, Salinger siempre afirmó admirar al autor de Moby Dick, Herman Melville.

Entre los fans de Salinger y su más famosa novela se encuentran nombres tan dispares como Bill Gates o Winona Ryder.

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