Por Idoia Hormaza
Ocurre que las reglas se llevan impresas en el cerebro.
Ante un espectáculo inesperado, inconscientemente se buscan nexos. Las luces, aquellos sonidos, aquellas acciones.
Kowloon bebe de inspiraciones, entre otras cosas, asiáticas (no en vano el título se corresponde con el nombre de un barrio en Honk-Kong) busca romper con la narración lineal. El espectador se halla doblemente inmerso en una oscuridad, la de la negrura inicial del escenario y la de la lógica.
Kowloon reivindica la imaginación en un estado puro
Se construye un espacio para la imaginación en la que se trata de recuperar la esencia de un arte dejando de lado lo aprendido. Toma de aquí y de allá pero con un carácter eminentemente interdisciplinar, reivindica la imaginación en un estado puro, sin condicionantes, sin referencias, sin antecedentes.
Kowloon: ¿Qué es lo eminentemente característico de una función representada por actores?
Si vamos más allá del teatro, más allá de la performance, más allá de la música, más allá del espectáculo lumínico, más allá, aún, más allá de las representaciones, de los tiempos, de los personajes, de los idiomas… LRM Locus parece querer atrapar en lo efímero la ruptura.
El público queda totalmente desubicado y sujeto entonces por fonemas visuales y acústicos que no componen un léxico al uso. No hay léxico, no hay frases, no hay sintaxis… queda una masa informe de emociones trepidantes que suben y bajan, que sacuden y que sorprenden.
Kowloon se sucede sin esperar. Serpentea, vuela, ondea, se expande, se mece, grita
Otro logro maravilloso es el de la posibilidad de leyes físicas opuestas, la gravedad-la ingravidez, la luz-la oscuridad, el movimiento-la quietud… Transcurren los sucesos difíciles de detectar, de acotar, el cerebro no tiene el tiempo de aferrarse a certeza alguna. Kowloon se sucede sin esperar. Serpentea, vuela, ondea, se expande, se mece, grita, se imprime, se revuelve, se duerme…
Al contrario que en los buenos trucos de magia, desvelar los materiales que lo hacen posible tan sólo desvelan más belleza. Cada pequeño componente de Kowloon es una obra de arte en sí misma, no sólo como ingenio y artificio sino también como objeto.
diseccionar Kowloon no supone su muerte sino en una ciencia acientífica
Sin nostalgias la tecnología ya obsoleta brota como plantas de las sepulturas. Donde una pantalla de móvil rota se expresa y se convierte en decenas de estrellas, el paso de uno a otro, ese lapso en la indeterminación, de éste y mil y un detalles es Kowloon.
Al contrario que ocurre con los organismos vitales, diseccionar Kowloon no supone su muerte sino en una ciencia acientífica, y por ende de creatividad exponencial, descubrir otras formas de vida, de arte.
Si en este Kowloon hay alguna muralla, evocando al original, sería el del fin de la función: la realidad.
Más información: Kowloon en Facebook [Kowloon es una pieza de LRM Performance- Locus]