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La Historia de la Biblioteca de Alejandría

La Historia de la Biblioteca de Alejandría

La Historia de la Biblioteca de Alejandría

No cabe duda que la Biblioteca de Alejandría fue un templo del conocimiento.

Fue la biblioteca más grande del Mundo Antiguo, además de un museo, un zoológico, un jardín botánico…

La Biblioteca de Alejandría fue quizá lo más parecido a una Universidad, pues contaba con salas de investigación, divididas por temáticas, o con comedores donde se llevaban a cabo tertulias… Y es que sabios de lugares recónditos del mundo acudían allí, para reunirse con otros sabios de todas las disciplinas: matemáticas, astronomía, anatomía, geografía, literatura, lenguas… A nivel práctico, la Biblioteca de Alejandría marcó hitos: como ser el primer lugar en el que se trazara un mapa mundi basado en datos aportados por viajeros; fue aquí donde Euclides escribió su “Geometría“, una de las obras más influyentes de la Historia.


Alejandro Amenábar fijó sus ojos en esta historia para su película “Ágora”.

La Biblioteca de Alejandría, denominada por Tito Livio como “El más bello de los monumentos” fue fundada por Alejandro Ptolomeo I Sotero (305-282) en el año 295, bajo consejo de dos sabios griegos, Euxodio y Demetrio de Falena, que también fuera el primer director y bilbiotecario. Aristóteles ya mostró tiempo atrás cómo construir una biblioteca, bajo la forma clásica del jymnasium y sus anexos.

La bibioteca contó con alumnos como Arquímedes y en tiempos de su fundador se reunieron 900.000 ejemplares. La Ciencia vivió momentos inéditos. Fue allí donde Aristarco de Samo propuso su teoría sobre el movimiento de la Tierra alrededor del Sol, anticipándose con mucho a Galileo o Copérnico. Alrededor de la Ciencia, la biblioteca también fue escenario de las teorías de Hiparco: “las estrellas nacen, se desplazan lentamente en el transcurso del tiempo y perecen”. La medicina contó con las aportaciones de Galeno, del que sus obras sobre curación y anatomía dominarían la medicina hasta el Renacimiento.

En una de sus estancias se podía estar construyendo una máquina que funcionaba con vapor, mientras que en otra, se construía un reloj, o se calculaba con bastante acierto la longitud de la circunferencia de la Tierra.

Lo curioso es que toda esta labor era desconocida más allá de sus muros, nadie salvo los sabios sabían lo que se creaba, mientras la población de la ciudad permanecía ajena a todo ello. También llama la atención que, a nivel práctico y en la vida cotidiana, pocas fueran las aportaciones de los trabajos e invenciones creadas.

El primer estudio sobre OVNIS de la historia

Al parecer apenas se podría mencionar el “tornillo de agua” de amplio uso en los regadíos de Egipto, como un instrumento creado intra muros de la Biblioteca de Alejandría y puesto en práctica. Si bien, las materias de los libros podían tratar temas dispares, baste citar el volumen escrito por el propio Demetrio de Falena bajo el título “Sobre el Haz de Luz en el Cielo“, del que se piensa pudo tratarse de la primera obra que tratara sobre el tema OVNI.

De igual modo, se sabe que buena parte de lo perdido en los numerosos incendios y saqueos, que ahora veremos, nos ha impedido conocer mejor cómo era la cultura del Egipto de los Faraones.

Y sabemos que la Biblioteca de Alejandría era una fuente de sorpresas, como los inventos de Hero, científico, inventor, músico, geómetra, que creó un sistema de vapor capaz de abrir las puertas del templo a distancia. O dispensadores de agua sagrada que funcionaban con monedas de cinco dragmas.

Los Incendiarios y los Saqueadores de la Biblioteca de Alejandría

El primer incendiario de la Biblioteca de Alejandría fue Julio César, cuando las legiones romanas tomaron Alejandría. El relato de los hechos lo contó un sobrino de Séneca llamado Marco Anneo Lucano. Julio César, sitiado en Alejandría ordenó quemar todos los barcos que se hallaban en puerto, unos setenta. El fuego llegó a la Biblioteca y, por supuesto, a la ciudad. Los soldados egipcios no tuvieron más remedio que correr a apagar el fuego que se podía extender peligrosamente por Alejandría, Julio César escapó y se calcula que unos 400.000 libros se quemaron.
En el siglo I antes de Cristo, se fundó una segunda biblioteca, donde fueron a parar los libros que no habían ardido en la primera. Esta biblioteca contaba con un sistema de calefacción central por tuberías cuyo verdadero objetivo era aclimatar las estancias para mejorar la conservación de los libros.

Las malas lenguas de la Historia sitúan a Marco Antonio entre los saqueadores de la biblioteca. Robó 200.000 ejemplares, que al menos no perecieron entre las llamas. Llamas que mandó encender la emperatriz Zenobia, reina de Palmira, quien rebelándose contra Roma, atacó los territorios del Imperio, Alejandría entre ellos. En el ataque volvieron a arder libros y manuscritos. Parece que había cierta fijación por destruir la biblioteca, porque también en el año 285, Diocleciano tras conquistar la ciudad, ordenó destruir parte de aquella. Justo la que contenía los volúmenes relativos a Egipto, con el objeto de borrar la identidad de los invadidos egipcios como pueblo. También ordenó quemar los volúmenes dedicados a la alquimia.

Por último, en el año 390, el Patriarca de Alejandría, Teófilo, ordenó acabar con el paganismo en su diócesis destruyendo el templo de Serapis “Serapeum” y el anexo a la biblioteca. Miles de manuscritos fueron incendiados, saqueados, en nombre de un confundido y mal interpretado dios cristiano.

En el año 445, los estantes de la biblioteca de Alejandría estaban vacíos. Pero, como siempre puede suceder algo peor, en el 646, el comandante árabe Amir Ibn al-Ass, habiendo conquistado Egipto, envió una carta al fanático Califa Omar I, carta en la que describía los tesoros de Alejandría.

En la carta también le pedía órdenes para saber qué hacer con la biblioteca, o con su contenido. Omar solucionó la cuestión en estos términos: “Si los libros contienen la misma doctrina del Corán, no sirven para nada porque se repiten; Si los libros no están de acuerdo con el Corán, de nada sirve conservarlos”.

Al terminar el incendio, los restos que quedaron y los ejemplares que no llegaron a arder, fueron distribuidos por los baños públicos para que sirvieran como combustible.

Así se muestra la actual Biblioteca de Alejandría

Biblioteca de Alejandría

Biblioteca de Alejandría

Con una capacidad para albergar 8 millones de ejemplares, estuvo rodeada de controversia cuando se construyó (fue inaugurada en 2002). La polémica provenía tanto por el diseño futurista y por no haberse llegado a realizar prospecciones arqueológicas cuando comenzaron las obras.

La Historia de Hipatia

Rachel-Weisz interpreta a Hipatia en la gran pantalla.

La Historia de Hipatia representa, una vez más, la historia de la destrucción de la cultura.

Del asesinato al que piensa distinto. Hipatia fue una precoz investigadora, filósofa y matemática, directora durante un tiempo de la Biblioteca de Alejandría, que en el año 415 fue brutalmente asesinada.

Hipatia había estudiado filosofía, astronomía, matemáticas, física o lógica en Roma y Atenas. En Alejandría participó en la mejora de inventos como el aerómetro o el astrolabio, también realizó estudios sobre geometría euclidiana o sobre el peso específico de los líquidos.

Pero todo eso vino también acompañado de la defensa de la teoría del heliocentrismo, poniendo además en duda dogmas cristianos.

Cuando los cristianos resolvía las controversias, encabezados por los seguidores de Cirilo, llamados parabolanos. Según cuentan las crónicas, le arrancaron lengua y ojos. Fue despedazada y quemada.

Las crónicas también cuentan que fue la última mujer sabia de la Antiguedad. Puede que su muerte suponga de algún modo un punto de inflexión o un punto final. Después vendrían otros tiempos más oscuros: la Edad Media.

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