Contenidos
Después de años oculta, la conocida como “silla del amor” (“love-seat“, en inglés y “Siege d’amour” en francés) apareció en un documental de la cadena británica BBC que narraba los aspectos más oscuros de la vida del Príncipe de Gales: Eduardo VII, antes de llegar a ocupar el trono, coronado después del largo reinado (durante 64 años) de su madre; cuando el futuro rey contaba con 59 años de edad. Su reinado comenzó un 22 de enero de 1901 y alcanzó hasta su muerte el 6 de mayo de 1910.
Bertie, un buen cliente…
Así es que durante todos esos años de espera para reinar, Bertie, como se le conocía a Eduardo VII, tuvo tiempo de ‘disfrutar de la vida‘, asiduo de Le Chabanais, uno de los burdeles mas reputados del París victoriano. Estamos en la década de 1880, aunque en esta “casa de la tolerancia” (la palabra “burdel” se consideraba demasiado chabacana y perversa), dicen que también se pudo ver tiempo después a ilustres visitantes como Cary Gran, Humphrey Bogart o Mae West.
Además de a los placeres hedonistas, Eduardo VII vivió una vida de lujo, visitando los lugares de moda en París: era fiel visitante del Café des Anglais o del Moulin Rouge… Lógicamente, para decepción de sus padres puritanos la reina Victoria y el rey Alberto.
Según el biógrafo Matthew Sweet, autor del libro Inventing The Victorians, uno de los entretenimientos favoritos de Bertie en Le Chabanais era ‘dejarse acompañar’ de una mujer bajo un baño repleto de champán. Aunque también le gustaba disfrutarlo, se sabe, acompañado por dos mujeres; de ahí vendría la ‘creación’ de la silla del amor de la que hablaremos a continuación.
‘Edward, the Caresser’
Esta afición de Bertie por las mujeres le dieron el apodo de ‘Edward the Caresser’ (“Edward el Acariciador”). Las mujeres fueron una pasión a la que había llegado a edad temprana. En 1861, el Príncipe Alberto, desesperado por la falta de aplicación de Bertie en los estudios académicos, decidió que probara el estilo de vida castrense. Bertie, entonces con 19 años, fue enviado a unas instalaciones del ejército británico en Irlanda.
Como se cuenta en la biografía referida, y como parecía previsible, la estratagema no dio resultados positivos.
Cuando las aventuras de Bertie llamaron la atención de su padre, el Príncipe Alberto le escribió desesperado, diciéndole: “Sabía que eras débil, ¡pero no podía creer que fueras un depravado!“
Ya casado con Alexandra de Dinamarca, Bertie contó con numerosas amantes entre las que se cita a la actriz Lillie Langtry, a la condesa Daisy Warwick, a Jenny Churchill, (la madre de Winston Churchill), la bisabuela de Camilla Parker Bowles… y un largo etcétera.
La silla del amor del Príncipe de Gales
De la afición que referíamos sobre el deseo de mantener relaciones don dos mujeres, se pergeño la idea de fabricar una silla que permitiera, con comodidad, ejercer las labores amatorias.
La silla del amor fue creada por Soubrier, un fabricante de muebles francés con el único objetivo de que el corpulento, en ciernes, rey británico no se viera impedido en tal menester. Y es que, la cintura del rey tenía en esos tiempos un contorno de 122 cm. La silla le permitió llevar a cabo sus fantasías sin aplastar a sus parejas femeninas 🙂