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🎬 Las mejores películas de 2013

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Ahora que termina el año es el momento de echar la vista atrás y valorar lo que el séptimo arte nos ha deparado a los espectadores. Si lo que pretendemos es definir con brevedad y concisión el 2013 cinematográfico habremos de convenir, aunque es opinable, que ha sido un año de escasa brillantez. Muy en la línea de los años precedentes. Aunque siempre hay excepciones.

Todo comenzó, allá por el mes de enero, con el estreno de una decepción llamada El Hobbit: un viaje inesperado, y que nos perdonen los fans. Peter Jackson rodó una película tediosa, con una historia predecible, destinada a alargarse en una trilogía impropia de ser considerada heredera de El Señor de los anillos (de la cual es precuela).

Por suerte, el 18 de enero aparecía Lincoln en las carteleras. Aburrida para unos, grandilocuente para otros, lo cierto es que Steven Spielberg no termina de crear una película redonda, aunque sí muy apreciable. De cualquier forma, todo lo que sabemos del protagonista aparece con mayor o menor sutileza en la película, gracias al guión y al acostumbrado buen hacer de Daniel Day-Lewis. Hasta la fecha es la mejor aproximación histórica del décimo sexto presidente, por añadidura, es una gran crónica del final de la guerra de Secesión Americana y del panorama político imperante en las décadas centrales del siglo XIX.


Justo el mismo día de aquel mes se estrenaba una película tan radicalmente opuesta a la anterior como nos atrevamos a imaginar. Sangrienta, excesiva e irreverente estoamos hablando de Django desencadenado, en la que Quentin Tarantino nos ofrece su particular visión de la esclavitud en los Estados Unidos de América. La historia nos sitúa en Texas apenas dos años antes de la Guerra de Secesión (sirve como contrapunto y complemento a Lincoln) cuando Django (Jamie Foxx) es liberado de sus esclavistas por un curioso cazarrecompensas (Christoph Waltz, en otro papel genial). Juntos hará fortuna y acudirán a liberar a la mujer del protagonista, en poder de un depravado terrateniente (Leonardo di Caprio). Con esta trama tan imaginativa, con una sucesión de escenas tan brutales, ácidas y, a veces, tronchantes, y con un final tan pretendidamente chabacano no podemos dejar de recomendarla.

A pesar de recibir duras críticas La trama es uno de los mejores thrillers del año (lo es junto a Prisioneros). Esta intriga política comienza cuando un detective (Mark Whalberg) es contratado por el alcalde de Nueva York (Rusell Crowe) para que investigue a su mujer (Catherine Z. Jones). Pero nada es lo que parece, la trama se irá enredando y desvelando entre infidelidades, tanto políticas como matrimoniales, corruptelas y elecciones municipales

Otra película del “polifacético” Whalberg es Dolor y dinero. Toda una sorpresa. La primera su director –Michael Bay– de pavorosa filmografía, que aquí al menos se redime un poco. La segunda es el argumento, basado en un suceso real de los años noventa, que cuenta el cochambroso secuestro de un empresario judío a cargo de tres culturistas de Miami. La tercera sorpresa es el tono de la película, tan sarcástico como divertido.

También delirante, Dolor y dinero satiriza el sueño americano mezclando ambición, estupidez, autoayuda, músculos, amoralidad y violencia con tal desmesura que en mitad de una escena (especialmente disparatada) el director la interrumpe para recordar al espectador con un rótulo que “esto sigue siendo una historia real”. Baste decir que lo podría haber hecho en cualquier otro momento…

Fiel a su costumbre de una película por año, Woody Allen logra con Blue Jasmine uno de sus mejores obras. Menos liviana que las anteriores, nos narra la caída en desgracia de una mujer adinerada (Cate Blanchett, excelente como siempre) obligada a trasladarse al modesto apartamento de su hermana. Desolación, autoengaño y antidepresivos en este drama que recuerda en muchos momentos a Un tranvía llamado deseo, es innegable, aunque Allen prefiere desdramatizar y aligerar con humor las situaciones más trágicas, optando por entrañar significado en aquellas otras más intrascendentes en apariencia. En los matices, en el conjunto, en las emociones de su protagonista, Blue Jasmine es cine del bueno.

En el apartado de ciencia ficción merece la pena adentrarse en el espacio exterior con Gravity. Un gran entretenimiento. Cuenta con un elenco protagonista de primer nivel: Georges Clooney y Sandra Bullock. La parte técnica y audiovisual también lo es, digna del sobreprecio propio del 3D. Argumento no hay demasiado, para paliarlo abunda la acción, las sorpresas y varios momentos sobrecogedores.

Rush es otra de las grandes películas del año como ya comentamos desde Actually Notes en Viviendo deprisa: la formula 1 en el cine

Pero me temo que esto no sería una crítica seria si no incluyéramos algo de cine europeo. Por ello querría,os destacar cinco obras, muy distintas: la película italiana La gran belleza por su retrato de ladecadente alta sociedad romana y su aire de gran cine; la francesa En la casa por su imaginativa atmósfera, la curiosa relación entre profesor y alumno, el brillo de sus diálogos…; la suiza Sister, por la lograda narración de una historia familiar poco común; la polaca Ida, de prodigiosa estética, gracias a la insospechada forma de desvelar el misterio que encierra la joven novicia protagonista; y, por último, Amor de Michael Hanecke. Esta cinta, ampliamente galardonada, es la más terrible historia romántica plasmada en la gran pantalla. La otra cara del amor… pero amor al fin y al cabo. El director alemán nos sitúa en la apacible senectud de una pareja acomodada en el momento en el que ella comienza a dar preocupantes muestras de una enfermedad degenerativa. Con la bienintencionada pero insuficiente ayuda de la hija de ambos, el marido trata de cuidar de su mujer. Sin embargo, las dificultades se suceden: desde el trato con exiguas cuidadoras, hasta la triste rebeldía y desesperación de la mujer, pasando por la soledad del marido… El final… aunque largamente intuido por el espectador llega inesperadamente, por lo que la escena logra una intensidad tan atroz que pasará sin duda a la historia del cine. Espanto, desconsuelo, conmiseración, y, sobre todo, autenticidad en una gran obra solo apta para valientes.

Entre las películas españolas nos gustaría destacar Vivir es fácil con los ojos cerrados, dirigida por un Trueba que, mediante un sorprendente road movie, acierta a evocar toda la comicidad, ternura y risueña melancolía de la que es capaz. Y no quiero olvidarme de Las brujas de Zugarramurdi. Película esta última muy de Alex de la Iglesia ¿Quién si no podría juntar en una misma película las historias de brujas, con las de atracos y con las comedias de guerra de sexos? Hasta aquí todo resulta original. Disparatado y a ratos divertido. Por eso es una lástima cuando la locura imperante se torna vulgar, cuando el humor pierde chispa (algunas bromas parecen plagiadas) y cuando el director decide terminar todo este alocado aquelarre con un final tan chusco.  La zafiedad, aunque entretiene, tiene un límite.

A modo de despedida abrimos ahora un capítulo misceláneo con algunos de los estrenos más interesantes. En 2013 hemos disfrutado de la quinta parte de La Jungla: un buen día para morir, con el bueno de Bruce Willis acompañado por su hijo, y sin desmerecer demasiado; hemos descubierto la historia de los cristeros mexicanos en Cristiada; vimos cómo dieron caza a Osama Bin Laden en La noche más oscura; también se han adaptado clásicos literarios como El gran Gatsby, irregularmente, o Anna Karenina, con una elaborada escenificación teatral; y, ya casi a última hora, han aparecido dos interesantes novedades: 12 años de esclavitud y La vida secreta de Walter Mitti. Esperemos que ambas sean un anticipo de lo que se avecina, como en todo lo demás, desearemos un 2014 mejor y de grandes películas.

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