Lewis Carrol (27 de enero de 1832 – 14 de enero de 1898), cuyo verdadero nombre era Charles Dodgson, ha pasado a la posteridad por su obra “Alicia en el País de las Maravillas”.

Pero también, en la sombra de su figura -más allá de la literatura-, pende una grave acusación que le ha perseguido desde el silencio de su tumba: la pedofília.

Ahora vuelve a saltar a la arena pública con esta biografía y con la película ‘Alice in Wonderland’, de Tim Burton.

Y es que la acusación se ha vertebrado hasta en las imágenes, como la que se puede contemplar más arriba, donde la que fuera la Alicia real y en la que se basó el cuento, regala un evocador beso al escritor. Ciertamente, no parece una fotografía muy real si se observa con detenimiento.


Así las ¿Carrol y Alicia? cosas, acaba de ver la luz una nueva biografía de Carrol en la que la autora, Lewis CarrolJenny Woolf, y bajo el título: ‘The Mistery of Lewis Carroll‘, desmarca al escritor de tan deleznable estigma.

La base de la defensa se fundamenta en el acceso que ha tenido la autora a la información de las cuentas bancarias de Carrol, que pasados cien años, se han podido hacer públicas y donde se constata que el escritor realizó importantes donaciones a instituciones que albergaban a niños maltratados o que habían recibido abusos físicos y/o sexuales.

Un profesor de matemáticas con escasos recursos económicos

Al parecer, Carrol, que no poseía un gran patrimonio (se ganaba la vida impartiendo clases de matemáticas) nunca consiguió reunir ahorros debido, precisamente, a las numerosas donaciones que durante cuarenta y cinco años realizó de forma desinteresada.

Un total de cincuenta instituciones se vieron beneficiadas por la labor altruista del autor de Alicia en el País de las Maravillas, entre otras se cita a la “Sociedad Protectora de Mujeres y Niños”.

Llama la atención que Carroll llegara a deber al banco 666 libras, el doble de su sueldo anual como profesor de matemáticas en Oxford.

Alicia en el País de las Maravillas

Alicia en el País de las Maravillas

En palabras de Woolf: “Alguien que fuera culpable de pedofília habría hecho públicas esas donaciones para acabar con las sospechas de pederastia, pero él las mantuvo en secreto”.

La generosidad mal entendida

No cabe duda de que un nuevo interrogante se abre ante el conocimiento de estos datos, ya que precisamente el hecho de poder ser culpable, también podría haberle llevado a ser generoso con quien, supuestamente, era objeto de su deseo.

En definitiva, ese hecho, su generosidad, ni dá ni quita razón a una posible comisión de actos deshonestos con menores.

De hecho, hay quien apunta que el intento de defensa de la biógrafa no hace sino incrementar las dudas respecto de la probidad de Carrol.

La inspiración de Alicia en el País de las Maravillas

Alicia en el País de las Maravillas‘ se inspira en Alice Liddell, la hija del decano del colegio donde él impartía clases de matemáticas, el Christ Church College de Oxford.

Dogson, al parecer, pasaba bastante tiempo en el campo con las tres hijas del decano, tiempo que les dedicaba contándoles cuentos inventados.

Uno de ellos, como imaginará el lector es la celebérrima novela. Alice, que contaba con doce años de edad, le pidió que la reflejara en el papel. Y así lo hizo.


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José Carlos Bermejo
José Carlos Bermejo. Madrid, noviembre 1971. Escritor. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, ha colaborado en diferentes medios de comunicación, tradicionales y digitales y trabajado como técnico y responsable de comunicación para más de un ayuntamiento español. Es autor de las novelas WILDE ENCADENADO (prólogo Luis Antonio de Villena), y del thriller Li es un INFINITO de secretos. También de los libros de relatos Retazos de un mundo IMperfecto y Retazos de un mundo INcoherente, ambos traducidos al inglés, al portugués y al italiano. + info: www.josecarlosbermejo.com redaccion@actuallynotes.com

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Comments

  1. Si el dinero donado blanqueara la actitud, Bill Gates sería un santo.
    Si se hubieran encontrado las fotos de niñas desnudas en un ordenador ¿estaría más claro?. Basta ya de normalizar actitudes pedofilas! (Que está, por otro lado, muy de moda en estos tiempos).
    Todo este artículo está basado en las suposiciones del autor del libro. Los hechos, sin embargo, siguen estando ahí. Puestos a suponer a lo mejor estaba, en lugar de donando “desinteresadamente”, comprando niñas y silencio.

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