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A finales del siglo XIX, y entre las grandes potencias europeas, nos encontramos con la presencia de tres grandes imperios que tienen en común dos rasgos característicos: su enorme extensión territorial y su diversidad. Se trata de: el Imperio austrohúngaro, el Imperio ruso y el Imperio turco otomano. Veamos qué situación vivían antes de que se produjeran las causas que llevaron a Europa a la Primera Guerra Mundial.
El Imperio austrohúngaro de los Habsburgo
Este imperio mostraba una gran diversidad en lo étnico, cultural y religioso. Estos rasgos fueron lo que les hicieran un desarrollo complicado ya que se encontraron con MOVIMIENTOS INDEPENDENTISTAS Y NACIONALISTAS, que se mostraban como una amenaza constante.
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Como su nombre indica, el Imperio austrohúngaro contaba con dos espacios culturales muy diferentes:
- Austria, de cultura alemana, y
- Hungría, de cultura magiar*. Mayoritaria 54%.
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- Los magiares (también conocidos como húngaros) son un grupo étnico de Europa del Este, correspondiente a los actuales pobladores de Hungría.
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El Imperio austrohúngaro estuvo gobernado durante cerca 68 años, siendo el cuarto más prolongado de la historia europea por Francisco José I
Al ser un mandato tan extenso en el tiempo, Francisco José I tuvo oportunidad de hacer que su gobierno pasara por distintas fases.
En un primer momento trató de llevar a cabo POLÍTICAS CENTRALISTAS y ABSOLUTISTAS. Esto fue motivo de enfrentamientos entre austriacos y húngaros. De hecho, los húngaros amenazaron con provocar la división del Imperio. Esta fue la causa que hizo que se dividiera el Imperio EN DOS REINOS: AUSTRIA y HUNGRÍA.
LAS DIFERENCIAS ENTRE AUSTRIA y HUNGRÍA
AUSTRIA. Compuesta fundamentalmente por alemanes. Pero, como decíamos al comienzo, se trataba de territorios diversos. Convivían con pueblos de otras etnias como los checos de Bohemia, los polacos o los rutenos de Galitzia, los serbios, croatas, eslovenos, incluso italianos, de Dalmacia.
HUNGRÍA. Compuesta por la propia Hungría, Eslovenia, Croacia y Transilvania. La población se repartía entre magiares, que eran la mayoría, seguidos de rumanos, eslovacos. La cultura magiar se impuso en todos estos territorios a través de la enseñanza.
MONARQUÍA DUAL
Tanto Austria como Hungría tenían gobierno, leyes y parlamento propio. Tenían en común al Emperador y algunos ministerios importantes como el de Guerra, el ministerio de Relaciones Exteriores y Finanzas. Esta circunstancia facilitó la situación respecto a Hungría, pero no con el resto de nacionalidades que convivían en tan grande territorio, con polacos, checoslovacos, croatas, serbios y eslovenos.
“CUESTIÓN DE ORIENTE O BALCÁNICA”
Cuando la política expansionista del Imperio austrohúngaro, sobre los territorios de los Balcanes que eran dominados por un debilitado Imperio turco, se evidencia la gran inestabilidad de la zona que incluso recibe el nombre de “CUESTIÓN DE ORIENTE O BALCÁNICA”.
Así, el final del siglo XIX dejaba un panorama complicado para la continuidad del Imperio austrohúngaro, que se resume:
- Complicado equilibrio étnico entre magiares y germanos y la multitud de pueblos que convivían bajo el mismo gobierno, el de Francisco José I;
- Un mandato centrado en su figura;
- Incapacidad de ofrecer soluciones democráticas o avanzar hacia un sistema político que facilitara la convivencia.
El Imperio ruso
El Congreso de Viena (1815. cónclave internacional celebrado en la capital de Austria, convocado con el objetivo de restablecer las fronteras de Europa tras la derrota de Napoleón Bonaparte) había ampliado las fronteras del Imperio ruso, contando con un vasto territorio; y que se podría considerar como MONARQUÍA ABSOLUTA.
A pesar de contar con una gran extensión territorial, no cesó su ambición expansionista. Algo que hizo en tres frentes:
- EXTREMO ORIENTE. En la zona de Manchuria y la isla de Sajalín, anexionada en 1875.
- SUR. Se anexiona Turquestán.
- OESTE. Se anexiona Besarabia, Finlandia y parte de Polonia.
Al igual que el Imperio austrohúngaro, el ruso contaba con una gran variedad étnica, donde convivían:
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- eslavos, la mayoría 80%
- rusos,
- ucranianos,
- bielorrusos,
- polacos,
- caucásicos: con variedades: georgianos, armenios y azerbaijanos,
- etnias asiáticas: uralos-altaicos,
- turcos,
- tártaros
- bálticos, mayoritarios en Letonia, Estonia y Lituania,
- Más dispersas: judío y alemanes.
La diversidad étnica llevó hacia dos tendencias. TENDENCIA CENTRÍFUGA y TENDENCIA CENTRÍPETA o PANESLAVISTA.
TENDENCIA CENTRÍFUGA
Pueblos que intentaban separarse del Imperio ruso. Son los polacos, bálticos y bielorrusos.
TENDENCIA CENTRÍPETA o PANESLAVISTA
Tendencia que intentaba atraer a minorías a la cultura eslava. Esta tendencia derivó a lo que se vino en denominar como POLÍTICA DE RUSIFICACIÓN, practicada por todos los los zares desde Alejandro II hasta Nicolás II.
EL RÉGIMEN AUTOCRÁTICO DE LOS ZARES
ALEJANDRO II (1855 – 1881)
- Reinado marcado por la guerra de Crimea, con la derrota de Rusia y que obligó al zar a llevar a cabo reformas sociales: ABOLIENDO LA SERVIDUMBRE, liberando a más de 20 millones de siervos que NO mejoraron la vida del campesinado.
- INDUSTRIALIZACIÓN, que no fue intensa.
- POLÍTICA REPRESIVA contra los opositores al zar: nihilistas, anarquistas y populistas.
- El zar fue asesinado en 1881 en un atentado.
ALEJANDRO III. (1881 – 1894)
- Gobierno conservador.
- Potenció la economía.
- Reforma fiscal y captación del capital europeo.
- INDUSTRIALIZACIÓN. En sectores claves como la minería y la metalurgia, petróleo e industria textil.
- Se construyó el Transiberiano, el tren que recorría Rusia a Europa.
NICOLÁS II. (1894 – 1917)
- Incremento de la POLÍTICA DE RUSIFICACIÓN.
- Apoyó la política imperialista.
- La derrota de la guerra con Japón de 1904-1905 llevó a malestar social que se tradujo en la Revolución de 1905.
- Nikolái Aleksándrovich Románov fue el último Emperador de Rusia.
- Abdicó en 1917 como resultado de la Revolución Rusa.
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