👑 Los reyes y monarcas más feos de la Historia
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¿Quiénes han sido los reyes y las reinas más feas?
La belleza, como la fealdad, es un punto de vista vinculado a una construcción socio-cultural relacionada con un momento concreto de la Historia.
Nuestra idea actual de lo que es bello difiere enormemente de la que se tenía en diferentes momentos de los siglos anteriores, como nos pueden demostrar las rotundas formas de los cuadros de maestros como Tiziano o Rubens, tan alejados del canon actual de delgadez.
De hecho, ni siquiera nos tenemos que remontar siglos en el pasado para encontrar visiones de la belleza diametralmente opuestas a la occidental.
Una visión rápida de la idea de la belleza que se tiene en diferentes partes de África o Extremo Oriente nos convencerá rápidamente de que la idea de belleza no está universalmente definida por unos condicionantes concretos. La belleza y su antítesis están, en muchas ocasiones, determinadas por los ojos de quien mira.
la idea de belleza no está universalmente definida por unos condicionantes concretos
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Sin embargo, cuando volvemos nuestra vista a las imágenes que nos han quedado de monarcas del pasado, no podemos dejar de sorprendernos negativamente por el aspecto que mostraban.
Incluso considerando que los pintores de corte solían suavizar el aspecto de sus modelos, con el objetivo de ganarse su favor y hacerse gratos a sus ojos, una importante cantidad de reyes y reinas han pasado a la posteridad destacando por sus difíciles rasgos.
Bien conocidos son los casos, por ejemplo, de Carlos II de España o el emperador Leopoldo I, pero no son los únicos.
¿Quieres conocer algunos de los monarcas que compiten por el dudoso título de ser el monarca más feo de la historia?
Charlotte de Mecklenburg-Strelitz, reina de Gran Bretaña
Empecemos por una reina consorte. Charlotte de Mecklenburg-Strelitz (1744-1818) fue reina de Gran Bretaña por su matrimonio con el célebre Jorge III.
Conocida por su protección a las artes y las ciencias, Jorge III y ella tuvieron un matrimonio feliz para los estándares de la época, llegando a tener hasta 15 hijos, de los cuales trece llegaron a la edad adulta.
Sin embargo, la reina fue descrita universalmente como “fea” desde la primera vez que llegó a Londres. El experto Desmond Shawe-Taylor, supervisor de las imágenes de la reina, llegó a afirmar en un artículo del periódico “The Guardian” que su fealdad era célebre y, en ese mismo artículo, se indica cómo su médico Christian Friedrich Stockmar, la describía como una persona pequeña y torcida. Muchos contemporáneos llamaron la atención sobre el color inusualmente oscuro de su piel, lo que ha llevado a varios historiadores a defender que la reina tenía antepasados africanos cuyos rasgos lucía y que supusieron un shock en la época.
la reina fue descrita universalmente como “fea” desde la primera vez que llegó a Londres
Pero que, en cualquier caso, suponía un desprecio en un momento en el que el lucimiento de una piel muy blanca suponía un símbolo de belleza y nobleza muy aceptado en las cortes europeas.
También se indicaba que tenía unas fosas nasales enormemente acampanadas y que su rostro presentaba rasgos muy exagerados. Cuando pasó el tiempo, algunos de sus descriptores indicaron que la vejez le había venido bien, pues había disimulado sus rasgos.
Pero tales descripciones no disminuyen el valor de una mujer que ha pasado a los anales de la Historia más por su protección de las artes y las ciencias que por su aspecto físico.
Carlos III de España
La imagen del rey Carlos III, (al que también se le ha catalogado como aburrido) es bien conocida, especialmente a través del retrato que de él hizo Goya y que se ha convertido en su efigie más conocida.
El monarca decimonónico, uno de los más conocidos de nuestra Historia y, también, de los más apreciados, no solo es célebre por las reformas que implementó, sino también por su personal aspecto. En particular, era su larga y aguileña nariz la que le daba a su rostro un aspecto desconcertante, haciendo que su visión resultara chocante.
El conde de Fernán Núñez, uno de sus colaboradores más cercanos, lo describe como un hombre bajo y de complexión fuerte, al que su nariz hacía que pareciera muy feo.
su larga y aguileña nariz la que le daba a su rostro un aspecto desconcertante (…) El continuo ejercicio de la caza había desfigurado su rostro.
Asimismo, le describía como una persona de piel morena por el continuo ejercicio de la caza, cuya práctica, según el conde, le había desfigurado. Asimismo, tenía, como podemos ver en sus retratos, una frente muy ancha y, con el tiempo, sus mejillas se hundieron y se enrojecieron, dando a su aspecto una pátina realmente cómica.
Sin embargo, Fernán Núñez indicaba que, una vez pasabas por alto esos rasgos, se podía apreciar una verdadera belleza vinculada a su carácter.
Fernando VII de España
Por no abandonar de todo a Carlos III, pasemos ahora a su nieto, que no disfruta de la misma buena fama en su posterioridad que adorna a su abuelo.
Fernando VII es una figura bien conocida en nuestra historia, tanto por los hechos que rodean a las famosas abdicaciones de Bayona como al reinado que protagonizó tras el fin de la Guerra de la Independencia, siendo el protagonista del último reinado netamente absolutista de España.
En cuanto al aspecto se refiere, Fernando VII era tan poco agraciado como su abuelo o, incluso más. Durante su reinado, fueron frecuentes los chistes que utilizaban la inicial de su nombre para describirle con tres calificativos muy poco agradables: feo, fofo y felón.
Este último calificativo se vinculaba tanto en la época a este rey, que muchos lo indican como su mote.
Por su parte, el historiador Sainz Robles decía que era “feo del todo y por partes”. Siguiendo su testimonio, aparece Fernando VII como una persona de cara casi deforme, muy redonda y gruesa, con una nariz torcida, una boca hundida y una mandíbula saliente y prominente.
Durante su reinado, fueron frecuentes los chistes que utilizaban la inicial de su nombre para describirle con tres calificativos muy poco agradables: feo, fofo y felón.
También se indica que tenía un cuerpo muy rechoncho y desproporcionado, siendo incapaz de moverse con soltura ni con elegancia lo que, para sus contemporáneos, suponía también que no transmitía muchas de las cualidades asociadas a la nobleza y la realeza.
Además, carecía de las bondades de carácter que adornaban a su abuelo y que, en sus descripciones, se utilizaron para disimular sus características físicas menos positivas.
En este caso, parece que su desagradable apariencia era considerada como un reflejo de su presencia exterior.
Los retratos que se conservan de él, incluso en sus versiones más aduladoras, dejan entrever sin duda alguna las características que anteriormente hemos mencionado.
Por último, también tiene una extendida leyenda a su alrededor relacionada con unos atributos sexuales extremadamente grandes, que incluso rayaban lo monstruoso, según testimonios de la época que hablan también de su gusto por el sexo y las aventuras extramatrimoniales.
Si a eso añadimos que su vida de excesos le pasó factura, deformando aún más su cuerpo a causa de la gota y otras dolencias, nos encontramos con que Fernando VII sin duda debe ser miembro de pleno derecho de cualquier listado sobre los monarcas más feos de la Historia que se precie.
Cristina de Suecia
Cuando pensamos en Cristina de Suecia, si uno no está excesivamente familiarizado con sus retratos, puede que se nos venga a la cabeza en primer lugar la imagen de la gran Greta Garbo, que la representó en la película de 1933 “La reina Cristina de Suecia”.
Es difícil reconciliar la idea de que un personaje que fue encarnado por una de las grandes divas del cine de todos los tiempos pudiera estar en una lista como esta, pero lo cierto es que Cristina de Suecia nunca destacó precisamente por su belleza.
Cristina de Suecia nació en 1626 y fue la única hija superviviente de Gustavo II Adolfo y María Leonor de Brandemburgo.
Se convirtió en reina a la muerte de su padre en 1636 y destacó enormemente por su inteligencia y su interés por las artes, la cultura y las ciencias. Acabó abdicando en 1654 y, tras viajar por diferentes lugares de Europa, se acabó estableciendo en Roma.
La inusual vida de Cristina, así como su cultura y su protección de todo tipo de científicos e intelectuales, la hizo célebre en toda Europa e hizo que su fama se perpetuara a lo largo del tiempo.
destacó enormemente por su inteligencia y su interés por las artes, la cultura y las ciencias
Pero, en lo que respecta a su aspecto físico, Cristina de Suecia siempre fue descrita como una mujer fea, bajita y rechoncha, que presentaba rasgos masculinos, exacerbados por su gusto de vestir como un hombre y su desprecio por las joyas y los complementos femeninos. De hecho, algunas de las personas que la conocieron decían que sólo tenía de mujer el sexo, pues el resto de su persona, tanto sus rasgos como su aspecto, sus movimientos y su personalidad, eran de hombre.
Cristina de Suecia siempre fue descrita como una mujer fea, bajita y rechoncha
Sus contemporáneos también remarcaron que tenía una frente muy amplia, nariz larga y con un labio superior muy prominente, acompañado por una mandíbula saliente.
Algunos historiadores, como Bernard Quilliet, llegan a indicar que, cuando nació, por un momento se pensó que era un varón, pues era un bebé muy grande, cubierto de vello y de piel oscura. En los textos autobiográficos que escribió, la propia Cristina se describe a sí misma como una niña fea desde su nacimiento y nunca negó que se la podía describir como tal.
Sus contemporáneos también remarcaron que tenía unos ojos azules bellos y profundos, que transmitían sabiduría y gentileza.
En los textos autobiográficos que escribió, la propia Cristina se describe a sí misma como una niña fea
Sin duda, tanto a ojos de sus contemporáneos como de la Historia, sus capacidades intelectuales, su gusto por la cultura y su fortaleza de carácter, entre otras características positivas, compensaron con creces su falta de belleza y sus excentricidades, hasta convertirla en uno de los personajes femeninos más recordados del siglo XVII en toda Europa.
Mira el vídeo resumen con los rostros animados de todas estas ‘bellezas’
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