El absurdo carece de fin, límites y aristas. Por eso, entre otras, se llama absurdo.
En un Mundo clasista (dijeron que la lucha de clases había acabado 😀 -lo dijeron los poderosos que siguen sometiendo al vasallo, llámese obrero, operario o becario) y disparatado en las apariencias, qué podemos esperar del mundillo empresarial, ese que se pasea de forma pomposa por un Linkedin desvirtuado, mezcla de apariencias y bienintencionadas medias verdades donde todos sus habitantes son seres felices, proactivos, emprendedores, dinámicos, con ideas brillantes… pero cuyas aportaciones no son más que copias de copias; y que se suelen quedar en enunciados sin más fondo que la facilidad con la que se teclean manidas palabras tan viejas como la estenotipia.
“Oh!, hoy va a ser mi gran día”
“Una persona positiva convierte sus problemas en retos, nunca en obstáculos”
“Nunca dejes que tus miedos ocupen el lugar de tus sueños…
Y, así, hasta el infinito y…
Anglicismos estúpidos amartillando la injusta decadencia del castellano
No hay otro ámbito de nuestra vida cotidiana tan subyugado por el imperio de la lengua inglesa que el de la empresa española, un lugar inhóspito donde se mezcla un postureo sin ambigüedades y donde se piensa que el valor de la marca personal es decir que eres un ‘personal assistant’ en vez de decir que eres el que va a por el café. Y suerte tienes si, además, no debes doblar el espinazo en plan reverencial dejando caer la caspa que orbita como tu dignidad, en un baile sinuoso. Entonces serías el ‘personal assistant of the director manager’, sin genitivo sajón que valga. Un asistente, criado, de un pringao con barba rala, mocasines, pantalones pitillo y ojos claros, que se cree hipster o, a lo peor de un medio-hombre que está por terminar el coachero máster que le hará invencible.
¿Y por qué? ¿Por qué es mas guay? Porque has estudiado un MBA, pagado por papá y mamá. ‘Joder, para eso lo estudié’, te dices, siguiendo la ignorancia que remarca tu carácter pusilánime.
No sé cómo WIFI hemos conseguido transformarlo en güifi. Quizá porque después de comer tanta tontería, al final, queda un hálito de esperanza para que esta cosa no se nos indigeste, aunque también puede ser la excepción que confirme la regla.
La idiotez de designar con anglicismos los puestos de trabajo se corresponde con una forma de fardar, de aparentar. En la era de lo políticamente correcto, de lo in (otro absurdo anglicismo con su correspondiente formulación en castellano) hazte un favor, hazme un puto favor, házselo a los que te dieron una forma de expresarte, a la cultura que te observa desde hace milenios en sus dignas tumbas. Una cultura que se ha construído a la vez que las catedrales que admiras, los puentes sobre los que haces jooging, el mar que selfeas (horriblemente) al amanecer y sobre el que brotan las olas cuyo sonido a mi, me trae los vestigios mesetarios del castellano de Silos, de romanos, visigodos, cartagineses… que se forjó de forma extraordinaria, casual, y que es tan nuestro como su agradable rumor que se antepone a las estupideces que transitan por tu mente imberbe.
Las palabras son bellas sino se las castiga con burdas engañifas y si existe el correspondiente análogo en castellano, utilízalo: ¡paleto! ( y ¡paleta!) -es importante utilizar un lenguaje conveniente, no sexista- 😀
Ya pondrás a prueba tu nivel de inglés cuando realmente lo necesites, cuando no te quede otra opción para entablar la conversación oportuna.
¡Cuánto daño hizo la pérdida de nuestra Armada Invencible! ¡Cuánto daño seguimos infligiendo a nuestro bello idioma. Como si la batalla la perdiéramos como se pierden todas las guerras: en el detalle.
Y para el que piense que no me gusta la lengua inglesa, que estaría equivocado, aquí dejo una muestra de un mensaje adecuado, sin subtítulos, of course. “Please, remember, I love you”… Good time for a change!