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Los grados, otrora licenciaturas, en ciencias sociales siempre generan cierto pesimismo acerca de sus salidas profesionales. Cierto o no cierto, el estudio de estas ciencias, como sucede con el grado en historia y geografía a distancia de la Universidad Isabel I, proporciona una significativa visión, capacidad de reflexión y cultura como sociedad, más allá del aspecto meramente individual. Conocer el pasado es aprender y configurar un futuro más boyante en comparación a episodios vividos.
Saber y aprender son dos verbos estrechamente relacionados con el estudio de la Historia. Saber porque significa conocer qué sucedió en el pasado, de dónde venimos como individuos y sociedad al tiempo que ese conocimiento nos debería no emular actos incívicos.
Decimos debería porque normalmente no suele suceder esto, dando realce a esa máxima que afirma que la historia siempre se repite, que vivimos en épocas cíclicas. Y aprender porque la Historia nos proporciona una cultura de datos, nombres y acontecimientos infinitos.
La Historia es conocer nuestro pasado. La Historia nos ayuda a construir nuestro futuro, a progresar como sociedad.
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Importancia de la Historia
La enseñanza y difusión de la Historia, por el contrario, conlleva un singular debate, puesto que muchas personas (especialmente desde las élites políticas) tratan de minimizar determinados acontecimientos con el simple propósito de ocultarlos, de evitar conocerlos en profundidad y que ese ciudadano pueda pensar de una manera completamente opuesta.
Por este motivo, los defensores de los grados de Historia propugnan una independencia a nivel político, evitando intoxicaciones intencionadas y que, desde luego, no benefician a la sociedad. Y esta situación está muy arraigada, por desgracia, en la mayoría de los países.
La memorización es otro de los factores que deben corregirse en los procesos de enseñanza. La Historia, al contrario de lo que se ha mantenido durante años, no consiste en relatar acontecimientos y aprenderse nombres y fechas, sino en añadir el factor de comprensión y evaluación de ese hito histórico. De lo contrario, el saber y aprender de Historia carece de todo significado.
Hay que saberse esos nombres y fechas, correcto, pero dando más importancia a descifrar los motivos de ese episodio. Hay que conocer por qué esas personas actuaron de esa manera y poniéndolo dentro de un contexto histórico.
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Estudiar un grado en Historia también nos ayuda a entender y explicar los acontecimientos presentes. Es decir, algo que sucede en nuestros días encuentra sus pilares de entendimiento en actos presentes, pero también en otros momentos del pasado, y que ya forma parte de la historia. Esta visión no debe perderse desde el punto de vista de otras profesiones, como sucede, por ejemplo, con las Ciencias de la Información.
Y cerramos este breve texto dando realce a las salidas profesionales, estando, entre las más comunes, las de profesor de Historia; integrante de un museo de Historia; escritor (los argumentos históricos siempre son bien acogidos); y como grado principal o posterior de otros grados de ciencias sociales.
Porque siempre es brillante escuchar un acontecimiento histórico bien narrado y estructurado desde un punto de vista objetivo o subjetivo. Ambos términos entran en confrontación cuando se debate sobre Historia.
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