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No hay consenso para responder a esta pregunta: ¿Por qué España se llama España?
Sabemos que el historiador romano Tito Livio (Patavium, 59 a. C. – ibídem, 17 d. C.) empleaba el término España con cierta naturalidad, como si fuese algo natural y sabido por todos; que estuviera arraigada y consensuada por todos.
Tierra de Conejos, según Schulten
El historiador, arqueólogo y filólogo de origen alemán Adolf Schulten, propuso en el siglo XX que la palabra España procedía de una palabra de raíz púnica, y que se refería a la abundancia de conejos que existía en el extenso territorio que hoy es la península ibérica.
Esta teoría, sin embargo, no es aceptada por todos, sobre todo por los etimologistas, aquellos estudiosos del origen de las palabras, de la razón de su existencia y su significación y forma.
Según otra teoría coincidente con la de Adolf Schulten, Hispania provendría del término fenicio i-spn-ya, un término cuyo uso está documentado desde muy antiguo, y que tiene bastantes dosis de verosimilitud. Esa palabra, i-spn-ya, se usa desde el segundo milenio antes de Jesucristo, que vendría a significar tierra de conejos debido a la gran cantidad de conejos que poblaban lo que hoy llamamos España.
Una piel de toro para Estrabón
Para el geógrafo e historiador griego Estrabón, (Amasia, Ponto, c. 64 o 63 a. C.-c. 19 o 24 d. C.) desde las dificultades que en su momento histórico conllevaba la observación de los perfiles de la costa descubrió algo singular.
Estrabón descubrió que la Península está conformada como si representara una piel de toro.
Los Pirineos serían el cuello y el Peñón de Gibraltar, el rabo. De esta manera, Estrabón quería otorgar a la Península un aire mágico y extraordinario, donde “las yeguas lusitanas eran fecundadas por el viento“…
Ophioússa, tierra de serpientes, para los griegos
Por su parte, lo griegos denominaban a lo que hoy conocemos como península ibérica, con el nombre de Ophioússa, que significa ‘tierra de serpientes‘, y que luego evolucionó, se desconoce la razón, por Iberia.
Se piensa que se adoptó este vocablo porque la palabra iber era una palabra que oían constantemente entre los habitantes de aquellas tierras.
Se cree que iber se trata de un término geográfico, también pensando en que esa palabra se refería al río Ebro.
En cualquier caso, observamos que la descripción del nombre para la península ibérica, es meramente descriptiva y se fija en la abundancia de lo que en esta tierra existía, o cómo era su forma: si eran conejos o serpientes, si tenía forma de piel de toro, animal también abundante, o cómo se hablaba en ese territorio, quizá solo se diferenciaba de la mirada de quienes observaban, griegos o romanos.
Así las cosas, finalmente a esta tierra se le llama España, con esa ñ tan particular, quizá única como el terruño que la sostiene.