A lo largo de la Historia, se han registrado una gran cantidad de profecías sobre todo tipo de temas que han pasado a la posteridad.

En algunos casos, los personajes que las emitían se hicieron enormemente famosos como consecuencia de ellas, como en el caso del tantas veces citado Nostradamus.

Y, en otros tantos, dichas profecías, influidas por condicionamientos políticos, religiosos y sociales, se relacionaron estrechamente con movimientos ideológicos muy particulares que han pasado a formar parte de los anales de la Historia.

Muchas profecías se vinculan también a maldiciones que se hicieron muy famosas y que se consideran que realmente se cumplieron. ¿Quieres saber cuáles son tres de estas legendarias profecías y maldiciones que, según la leyenda, llegaron a cumplirse?


La profecía de Jacques de Molay

templarios

Jacques de Molay en la hoguera

Esta es, sin duda, la profecía con aires de maldición más conocida de la Historia, como consecuencia del tinte misterioso y legendario que ha rodeado siempre la existencia de los templarios y, especialmente, su desgraciado final.

La destrucción de la orden más poderosa y rica de la Alta Edad Media, que amenazaba el creciente poder del Papado y los reyes de los distintos estados, estuvo protagonizada por las acusaciones de todo tipo que se vertieron contra ellos (entre las que se encontraban delitos que iban desde la sodomía hasta pactos con el diablo, entre otros muchos), que llevaron a sus principales responsables a ser condenados a muerte.

Entre ellos estaba Jacques de Molay, el último Gran Maestre de la Orden de los Templarios que, según la leyenda, anunció a los máximos responsables de la disolución de la orden de los templarios (y, por lo tanto, de su ejecución) desde la pira donde se estaba quemando que se encontrarían con él en el otro mundo en menos de un año para contestar ante Dios por sus actos contra los Templarios.

Estos responsables eran, principalmente, el rey Felipe IV de Francia, Guillermo de Nogaret (el responsable del proceso a los Templarios) y el papa Clemente V que, efectivamente, fallecieron menos de un año después, algo que se vio como la confirmación de la maldición lanzada por el último Gran Maestre de los Templarios.

Existe además otra variante de esta misma maldición, en la que Jacques de Molay no solo condenaba a muerte a Clemente V y a Felipe IV, sino que extendía dicha condena a sus familias y a sus descendientes más directos.

En el caso de Felipe IV, parece que esta maldición profética también se cumplió, pues entre 1314 y 1328 murieron de forma repentina los tres hijos varones de Felipe IV, lo que supuso el fin de la dinastía que había reinado en Francia durante los 300 años anteriores.

Se llegó a tener tanto miedo a  esta profética maldición que, como indica el historiador Henry Charles Lea, la muerte de cualquier familiar, por lejano que fuera, de Felipe IV o de Clemente V se consideraba como una consecuencia de la destrucción de los Templarios y de las amargas palabras que pronunció Jacques de Molay desde la pira donde le ejecutaban.

La profecía de Rasputín

Aunque el pene de Rasputín es casi más famoso que él, el célebre Rasputín, fue una persona de confianza de los desgraciados zares Nicolás II y Alejandra de Rusia, y es muy conocido por la influencia que tuvo sobre sus regios protectores, por su comportamiento lujurioso y por el odio que despertó entre la población.

Rasputín

Rasputín

Descrito siempre como una persona con un gran carisma personal y un importante poder de convicción, Rasputín es también conocido por dos de las profecías que emitió en vida y que han quedado registradas.

Una de ellas se vinculaba al fin del mundo (una profecía que distintas personas han vinculado a diferentes momentos desde su emisión), pero la segunda hablaba de la próxima desaparición de la dinastía Romanov y de la destrucción que traería la guerra que seguiría a la revolución que les echaría del trono. Esta profecía, que, según las noticias, fue emitida en 1916, indicaba que él moriría asesinado ese mismo año, como efectivamente ocurrió.

Sin embargo, también decía que si era asesinado por delincuentes comunes o revoltosos de su  tierra, los Romanov seguirían ocupando siglos el trono de Rusia y su patria no tendría nada que temer.

Sin embargo, si era asesinado por parientes del zar, la dinastía de los Romanov perecería y durante los siguientes veinticinco años Rusia se vería manchada por la sangre de sus hijos.

Rasputín fue efectivamente asesinado la noche del 29 de diciembre de 1916, a causa de una conspiración compuesta por nobles pariente del zar y liderada por el príncipe Félix Yusupov y el Gran Duque Demetrio Romanov que intentaban acabar con la perniciosa influencia que tenía el monje sobre Nicolás II.

Rasputín se comprobó especialmente difícil de matar, pues primero fue envenenado y, al no hacerle efecto el veneno, fue tiroteado por los responsables de la conspiración, para luego ser arrojado al helado río Neva, comprobándose posteriormente que Rasputín seguía vivo cuando fue arrojado al río y que finalmente murió ahogado. Menos de un año después de estos sucesos, la dinastía de los Romanov había caído y el país había caído en una cruenta guerra civil, tal y como lo había predijo Rasputín antes de su asesinato.

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La maldición del diamante Koh-i-Noor

Koh-i-Noor

El diamante Koh-i-Noor

El diamante Koh-i-Noor, que forma parte de la llamada Corona Imperial, es una de las piezas más impresionantes que se encuentran entre las Joyas de la Corona de la Monarquía inglesa.Sin embargo, a este diamante, uno de los más grandes y valiosos del mundo, se le asocia una leyenda que data de principios del siglo XIV, que indicaba que cualquier hombre que poseyera este diamante dominaría el mundo, pero que también sería perseguido por la desgracia.

El diamante perteneció a varias dinastías de gobernantes indios, otomanos y afganos y siempre se vinculó a él la estela de luchas fratricidas, derrocamientos y asesinatos que sufrieron los dirigentes que lo poseyeron.

Este diamante pasó a manos británicas cuando murió el último rey de la región de Punjab Ranjit Singh y su territorio fue anexionado al Imperio Británico.

La Compañía de las Indias Orientales se hizo con el diamante y este fue regalado a la reina Victoria en 1850 como un  presente de sus nuevos súbditos.

Cuando  Victoria I fue proclamada emperatriz de la India en 1877, el diamante pasó a formar parte de las Joyas de la Corona, en vez de ser considerado como patrimonio personal de la reina.

Sin embargo, la familia real era muy consciente de la maldición que pesaba sobre el diamante y, para evitar sufrir el mismo destino que sus anteriores propietarios, lo incorporaron a una corona que solo llevarían las mujeres de la Familia Real.

Así, dado que nunca lo lleva ningún hombre, se ha evitado, hasta el presente, que la maldición que ha seguido a los portadores de este diamante se haya cebado con sus actuales propietarios hasta el presente.


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Rocio Martinez
Madrid, 1988. Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid y graduada en el máster de estudios avanzandos de Historia Moderna "Monarquia de España Siglos XVI-XVIII, de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha trabajado como asesora de cine y autora de diversos estudios sobre la historia de los siglos XVI y XVII.

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