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Tarsila do Amaral. Primeros movimientos modernos en la pintura iberoamericana
Los comienzos formales del modernismo en Latinoamérica se sitúan en la década de los 20, década marcada por dos acontecimientos: La Semana de Arte Moderno, celebrada en Sao Paulo en 1922 y la creación de la revista “Martín Fierro” (1924), publicación dedicada al arte y a la literatura que conjugaba la unión de los intelectuales hacía un mismo camino: crear un sentimiento estético latinoamericano.
El nacimiento del modernismo
El nacimiento del modernismo viene dado por la unión de la vanguardia literaria y la plástica que dan lugar a un mundo artístico abierto que, además, se involucra en la vida social.
La Semana de Arte Moderno nace porque a finales del siglo XIX, Sao Paulo llegó a convertirse en una ciudad importante por su poder económico debido, sobre todo, a la industria del café.
La riqueza lleva a un desarrollo artístico, ya se podía invertir en arte. La ciudad se convierte en el centro de los acontecimientos culturales del siglo en Latinoamerica.
Tarsila do Amaral “Vendedor”
Se celebrarán en la ciudad diversas actividades que serán preludio de las vanguardias. En esta semana se programaron acontecimientos culturales de todo tipo que tienen dos objetivos:
Fomentar el interés por las artes en general en la nueva sociedad burguesa.
Intentar afirmar el nuevo nacionalismo cultural.
Los organizadores pretendían luchar por el derecho permanente de la búsqueda estética, la actualización de la inteligencia brasileña y la estabilización de una conciencia creadora nacional.
Es decir, el gran objetivo es la recodificación del arte brasileño basado en las innovaciones de las vanguardias europeas pero, expresado según la conciencia creadora brasileña.
Su fuente de inspiración es doble:
Información internacional de origen francés.
Nativismo: vuelta a las raíces.
Este deseo de “volver a las raíces” provoca el nacimiento de un interés por el folklore nacional y el estudio del mismo.
Rego Monteiro es el artista más extravagante y sorprendente del grupo.
Procedente de familia de artistas, había estudiado en Francia.
Monteiro desarrolla un lenguaje extraordinario e inmediatamente reconocible: composiciones con figuras primitivas estilizadas y entrelazadas representándolas como una talla en relieve poco profundo.
El efecto estaba acentuado por el hecho de que la pintura eran casi monocromas.
Su interés por las culturas étnicas vincula a Rego Monteiro con una artista más importante: Tarsila do Amaral (1886-1937) que pasó a la Historia de la Pintura como la artista que aunó los objetivos de la pintura moderna en latinoamerica: expresión nacionalista brasileña en un estilo moderno traído de Europa.
Tarsila do Amaral procede de una familia adinerada. Comenzó a estudiar pintura tarde, casi con treinta años, aceleró su formación visitando en varias ocasiones Europa donde estudió formándose en el idealismo académico.
En 1923 regresa a Brasil y comienza a explorar el folklore brasileño, su cultura popular y viaja a ciudades históricas en busca de la raíz de la cultura de su país.
Tarsila quiere conseguir el objetivo que persiguen los de su generación, quiere encontrar el punto de unión entre lo tradicional y lo contemporáneo.
Bajo estos estímulos comenzó una pintura nueva: mezcla de arte local (hablamos casi de artesanía) y del cubismo que había aprendido de Léger en París.
En 1928 ya había alcanzado a un estilo más complejo y muy cercano al ideal del movimiento modernista brasileño.
Se inicia así su periodo más creativo: antropofagia o canibalismo.
Este periodo de su pintura recibe este nombre del manifiesto “Antropófago” que su esposo Andrade publicó ese mismo año y cuyo principio fundamental de era que “los artistas brasileños debían devorar influencias externas, digerirlas y convertirlas en algo nuevo”.
Abaporu. Tarsila do Amaral
La primera pintura de Tarsila en esta nueva manera fue “Abaporu” de 1928 (hombre que come). La obra, emblemática en el movimiento, representa una figura solitaria y aislada, de cabeza pequeña y pies y manos enormes que simbolizan el contacto íntimo con la tierra. Destaca el sol brillante en el cielo y la sobriedad del paisaje, que está reducido a un simple cactus.
La tendencia de combinar los propio con las vanguardias europeas va a ser una constante en el modernismo Latinoamericano, algo que parecía imposible. Tarsila, sobre todo, bebe de la pintura de Léger, también del surrealismo.
Sus pinturas antropofágicas demuestran que la compatibilidad y conjugación de estilos son posibles en una mente creadora.
Para saber más:
Web oficial de Tarsila do Amaral