Las brujas de la noche fue el término con el que se conoció a un escuadrón aéreo formado por mujeres del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial y que infundieron verdadero terror y desasosiego al ejército del III Reich de Hitler.

No contaban con modernos radares, ni con potentes ametralladoras, ni siquiera con radio o paracaídas, sin embargo, las Brujas Nocturnas, completaron con rotundo éxito cerca de 30.000 bombardeos y lanzaron más de 23.000 toneladas de bombas contra el avance del ejército alemán en el transcurso de cuatro años durante la Segunda Guerra Mundial.

Todo lo que tenían a bordo era un mapa, una brújula, reglas, cronómetros, linternas y lápices… y mucha munición, por supuesto.

Las brujas de la noche decoraron sus aviones con flores y se pintaban los labios con lápices de navegación


La historia de Las brujas de la noche

La historia comienza en el mes de octubre de 1941, cuando Stalin ordena el establecimiento de tres escuadrones aéreos formados exclusivamente por mujeres. De hecho, la URSS se convirtió en el primer país en permitir a las mujeres realizar misiones de combate en la guerra, aunque no los únicos como vimos en el artículo sobre los pilotos Kamikaces.

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En última instancia, el único escuadrón aéreo que pertenecía exclusivamente al dominio de las mujeres era el 588º Regimiento de Bombarderos Nocturnos, las ya conocidas como Brujas Nocturnas, donde todas sus componentes, desde los pilotos hasta el comandante y los mecánicos, eran mujeres.


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Así, en 1942, el conjunto del regimiento comenzó a prepararse en Engels, una pequeña ciudad cerca de la antigua Stalingrado.

Se alistaron alrededor de 400 mujeres. Contaba entre 17 y 26 años de edad.

Al parecer, quien dirigía estos primeros entrenamientos fue Marina Raskova.

A lo que se enfrentaron Las brujas de la noche

Estas 400 mujeres no combatieron, como ya apuntábamos al comienzo, en las mejores condiciones posibles. Los uniformes que recibían no estaban diseñados precisamente para ellas, ya que les entregaron la ropa que utilizaban los soldados y pilotos del ejército ruso; más corpulentos que ellas, en su mayoría. Por otro lado, y quizá lo más importante, sus aviones eran avionetas utilizados como pulverizadores de cultivos que nunca antes habían sido destinados para el combate; ni por supuesto diseñados para tal fin.

Un avión que ejemplifica esta cuestión es el Polikarpov Po-2, un avión biplano con dos asientos y cabina abierta, construido con madera contrachapada. Por supuesto, no ofrecía protección contra la climatología, sobre todo por las altas temperaturas que se debían soportar en las misiones nocturnas. Imaginemos, por un momento, el invierno sobre el cielo soviético…

El biplano Polikarpov Po-2, el avión pilotado por las Brujas Nocturnas.

El biplano Polikarpov Po-2, uno de los aviones pilotado por las Brujas Nocturnas.

Como se puede ver en la imagen, se trataba de aviones pequeños. Tanto, que solo podían transportar dos bombas a la vez. Por ello, Las Brujas Nocturnas se veían abocadas a realizar múltiples misiones, con una media de ocho por noche.

La comandante Nadezhda Popova, parece ostentar el récord, pues voló en 852 misiones.

También podemos imaginar que estos biplanos no serían demasiado rápidos. Sin embargo, ofrecieron algunas ventajas prácticas. La principal era que, debido a la construcción primitiva del avión, era difícil de detectar en el radar. Por otra parte, contaban con una estrategia ‘sutil’… se acercaban su objetivo, la ‘bruja piloto’ apagaba el motor y se deslizaba sinuosa hacia el objetivo a bombardear, sin ser percibida.

También llama la atención que la menor velocidad que alcanzaban los biplanos de este escuadrón contra los aviones alemanes fuese una ventaja en el combate aéreo. Cuando se enfrentaban cara a cara, los pilotos nazis solo tenían una oportunidad de derribarlas, cuando giraban para volver a enfrentarse a ellas, las Brujas ya se habían desvanecido en la oscuridad silenciosa.

Pero, no todo fueron victorias para el 588º Regimiento de Bombarderos Nocturnos. Se llegaron a contabilizar 32 mujeres pilotos fallecidas, incluida la coronel Raskova, quien recibió el ‘honor’ de ser el suyo el primer funeral de estado de la Segunda Guerra Mundial, y sus cenizas fueron enterradas en el Kremlin.

Por desgracia, terminada la Guerra, las brujas nocturnas fueron excluidas del desfile del día de la victoria en Moscú. Y, no, no fue una cuestión machista, solo que su aviones eran demasiado lentos para compartir espacio aéreo con el resto.

¿Por qué el nombre de Brujas de la Noche?

Fueron los propios soldados alemanes los que bautizaron a este escuadrón con el curioso nombre de Brujas de la Noche. Todo se debió a la técnica de ataque a la que nos referíamos anteriormente. Esa forma de deslizarse por el aire en silencio les recordaba a los soldados alemanes el palo de escoba de una bruja imaginaria o real en el imaginario colectivo.

Se cuenta como anécdota que los soldados nazis ni siquiera se atrevían a encender cigarrillos durante la noche a campo abierto para no ser fácil objetivo de estas Brujas nocturnas.

La cuestión es que esa denominación o apodo llegó a oídos del 588º Regimiento, que lo adoptó en su insignia.

Los alemanes estaban tan asombrados de la considerable habilidad de las brujas nocturnas que difundieron rumores de que el gobierno soviético mejoraba la vista de las mujeres con medicina experimental para darles una especie de visión nocturna felina. Y los militares alemanes respondieron emitiendo automáticamente una prestigiosa medalla de la Cruz de Hierro a cualquier alemán que pudiera derribar a una de las Brujas Nocturnas.

Algunas de las Brujas de la Noche

Lidia Litvyak, una de las brujas de la noche

Lidia Litvyak

Escuadron Brujas de la noche en 1942

Escuadron Brujas de la noche en 1942

Maria Dolina, una de las brujas de la noche

Maria Dolina

 


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José Carlos Bermejo
José Carlos Bermejo. Madrid, noviembre 1971. Escritor. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, ha colaborado en diferentes medios de comunicación, tradicionales y digitales y trabajado como técnico y responsable de comunicación para más de un ayuntamiento español. Es autor de las novelas WILDE ENCADENADO (prólogo Luis Antonio de Villena), y del thriller Li es un INFINITO de secretos. También de los libros de relatos Retazos de un mundo IMperfecto y Retazos de un mundo INcoherente, ambos traducidos al inglés, al portugués y al italiano. + info: www.josecarlosbermejo.com redaccion@actuallynotes.com

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