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¿Fue Rembrandt Pintor del Nazismo?
Una de las muchas características del fascismo que se estudian en cualquier Facultad de Ciencias Políticas (lo decimos ahora que se llama fascismo a cualquier cosa) es la concreción en imágenes de un planteamiento, de su planteamiento.
En forma de propaganda, el fascismo extrapola imágenes al ideario que conforma su pensamiento único basado en la raza, en la identidad nacional, en la patria y en un sinfín de características más que dieron, en la Historia, como resultado la Segunda Guerra Mundial. Ahí es nada.
El cuadro que deslumbró a Hitler
Así las cosas, Hitler al ver este cuadro con sus enfermizos ojos, entendió que podía representar a la perfección las cualidades que debía atesorar cualquier soldado alemán del III Reich. Quizá ni Freud podría haberlo explicado.
El führer veía en él un sentimiento heroico, llegando a decir que aunque de origen holandés, “Rembrandt era un verdadero ario alemán”.
Ya puestos, los nazis instituyeron un “Premio Rembrandt” para fomentar la “cultura nacionalsocialista“, emitieron un sello con la efigie del pintor y en el colmo de la propaganda escribieron una ópera y una película en 1941 alrededor de su figura.
En el film se ponía de manifiesto que la ruina de Rembrandt se debía a la usura en el comercio que los judíos habían hecho de su obra, comprándola a precios bajos, pero revendiéndola con grandes ganancias.
Algo que parece realmente descabellado, ya que si bien es cierto que el pintor en 1656 sufrió la bancarrota debiendo abandonar su residencia en uno de los barrios más ricos de Ámsterdam por una mucho más modesta, esto se debió al desorden de sus asuntos económicos, de sus suntuosos gustos y despilfarros.
Día Nacional de Holanda, el día del nacimiento de Rembrandt
De algún modo, los nazis para agradar a los holandeses por esos días de la guerra invadidos por los alemanes, trataron de instituir como Día Nacional de Holanda el día del nacimiento de Rembrandt, el 15 de julio.
Esta fecha venía a reemplazar el día de la nación que se conmemoraba con el día del nacimiento de la reina.
Esta idea, obviamente, no gustó demasiado a los habitantes holandeses, que se opusieron a la medida.
Toda esta historia que hemos narrado, todos los detalles sobre el artista y el deseo de los alemanes de convertirlo en su baluarte artístico, en realidad, ha trascendido gracias a la exposición que en el año 2006 se dedicó a Rembrandt por parte del Museo de la Resistencia de Amsterdam (el museo tiene una versión para poder leer su contenido en castellano), quienes recopilaron tanto los sellos, la película, la ópera o carteles en los que se anunciaba la instauración del “Día Nacional de Holanda” como el día del nacimiento del artista, tal y como comentábamos anteriormente.
Hasta entonces, el silencio tácito sobre esta historia había sido una especie de consigna para el pueblo holandés que había visto cómo no solo usurpaban su territorio, sino cómo también querían usurpar parte de su más importante legado pictórico.
El paso del tiempo no ha guardado ni asimilado, por suerte, la imagen pretendida por los nazis del genial pintor holandés como icono de la causa del nacionalsocialismo.
Incluso de las obras que sin ser pintadas por él se le atribuyeron.
Nada más lejos de la realidad, sin duda.
Para saber más:
El Caballero del Casco Dorado