Ser una persona importante, política o económicamente destacada o que, simplemente, pudiera resultar incómoda por cualquier motivo, siempre ha sido constituido una situación de alto riesgo.

Más aún en las edades Media y Moderna, cuando era bastante sencillo que alguien se deshiciera de otra persona a través del veneno y se creyera que la víctima había muerto de una enfermedad repentina, sin que nadie llegara a saber nunca con certeza si había sido asesinada y, en caso de que llegara a sospecharse con cierta contundencia de que así hubiera sido, prácticamente nunca se llegaba a conocer al culpable de su fallecimiento.


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Era muy habitual que la muerte repentina de reyes o personajes políticos muy destacados se atribuyeran al veneno, como ha sido el caso, por ejemplo, de Alejando Magno, del papa Borgia Alejandro VI, de la mítica reina Boudica, del rey Juan I de Inglaterra o del rey Eric XVI de Suecia, por citar solo algunos casos muy conocidos.


Envenenamientos en la Edad Media… y en la Edad Moderna

Así, muchos personajes poderosos de la edad Media y Moderna consideraron que vivían constantemente bajo la amenaza de ser envenenados y, por lo tanto, trataron de protegerse haciendo uso de los diferentes métodos que, según las creencias y conocimientos de la época, se consideraban efectivos para prevenir el envenenamiento. ¿Quieres conocer algunos de ellos? Sigue leyendo; seguro que más de uno te sorprenderá.

El cuerno de unicornio

El rey de todos los remedios anti-veneno era el cuerno de unicornio. Desde aproximadamente el siglo IV a. C. ya se consideraba que el cuerno de unicornio podía curar cualquier tipo de venenoque se hubiera podido consumir y hasta bien entrado el siglo XVIII fue el remedio más popular utilizado por los personajes más poderosos del continente para prevenir el envenenamiento.

Eran objetos enormemente caros y solo estaban al alcance de muy pocos, hasta el punto de que su pertenencia se consideraba un símbolo de lujo y estatus muy destacado.

¿Cómo se utilizaba el cuerno de unicornio para prevenir el envenenamiento?

Dicho cuerno de unicornio se utilizaba para prevenir el envenenamiento de dos maneras. Por un lado, se podía moler una pequeña parte, espolvoreando el polvo resultante sobre la comida y la bebida considerada “sospechosa”, de forma que cualquier agente dañino que pudiera contener quedaba anulado al instante.

La otra posibilidad era crear una copa o, en menor medida, un plato, con el cuerno del unicornio, de forma que las comidas o bebidas que allí se sirviera resultaban totalmente seguras.

Su exorbitado precio ponían estos cuernos de unicornio fuera del alcance de la mayoría de la gente y eran tan populares que Ambroise Paré, un famoso cirujano francés del siglo XVI, dijo públicamente que, dada la enorme cantidad que existía de estos productos, era imposible que los unicornios fueran reales o ya habrían desaparecido hace mucho tiempo, por lo que los cuernos con los que se comerciaba debían ser forzosamente falsos.

Hoy en día, obviamente sabemos que era imposible que se utilizaran de verdad cuernos de un animal mitológico como era el unicornio, por lo que se considera que se hacían pasar por tales cuernos de rinoceronte o, en mayor medida, de narval.

Actualmente se pueden ver estos supuestos cuernos de unicornio en diferentes museos de Europa, siendo el más famoso de ellos el cuerno de 2,5 metros que el rey de Polonia le regaló al emperador Fernando I en 1540 y que actualmente se exhibe en la “Cámara de las Maravillas” del Hofburg de Viena.

El cristal veneciano

Las copas o recipientes de cristal veneciano eran considerados verdaderas obras de arte, dada la perfección que se les atribuía a este tipo de creaciones.

Pero, además de su función práctica y ornamental, tenía otro uso que muchos gobernantes consideraban extremadamente útil.

UNA CREENCIA MUY POPULAR Y EXTENDIDA DECÍA QUE SI SE VERTÍA UNA BEBIDA ENVENENADA EN UN RECIPIENTE DE CRISTAL VENECIANO, ESTE TEMBLABA O DIRECTAMENTE EXPLOTABA, SALVANDO AL POSIBLE CONSUMIDOR.copa de cristal veneciano

Esmeraldas y amatistas

Si no se tenía dinero suficiente para adquirir un cuerno de unicornio o una copa de cristal veneciano, el siguiente remedio “antiveneno” más popular eran las gemas o piedras preciosas, especialmente las esmeraldas y las amatistas, siempre y cuando tuvieran la calidad y la pureza necesarias, por supuesto.

En el caso de las esmeraldas, se decía que su presencia en una bebida o alimento sospechoso acabaría con cualquier veneno.

Por su parte, se consideraba que si se fabricaba una copa de una pieza de amatista, cualquier bebida envenenada que se vertiera en ella se volvería inofensiva y, además, evitaría que la persona que la utilizara se emborrachara, independientemente de la cantidad de vino que bebiera.

¡Toda una ventaja añadida, sin duda!

El bezoar

Este interesante objeto, actualmente bastante conocida por su aparición en la saga de Harry Potter, dista mucho de ser ficticia. El bezoar era un cálculo que se encontraba en los estómagos o intestinos de algunos animales como el ciervo, la cabra o la oveja.

Este producto era mucho más asequible y, en ocasiones, se podía obtener de forma casi gratuita en los medios rurales y se pensaba que podía curar todo tipo de venenos.

Bezoar

Algunos científicos de la edad Moderna intentaron demostrar que el bezoar no servía para mucho, pero no pudieron contrarrestar su extendida fama.

Por ejemplo, el ya mencionado Ambroise Paré quiso demostrar su ineficacia y pidió hacer un experimento con uno de los cocineros del rey, que había sido condenado a muerte por ahorcamiento por robar plata.

Se le concedió el permiso y Paré demostró que el bezoar no servía como antídoto cuando el cocinero murió tras una terrible agonía después de administrarle un poderoso veneno y un bezoar.

Sin embargo, los descubrimientos de Paré no afectaron apenas a la fama del bezoar, que siguió siendo utilizado como remedio de todos los venenos hasta los albores del siglo XIX.

Además de todo esto, también se podía recurrir a los conocidos catadores, a todo tipo de reliquias religiosas, a diversos talismanes y, en ocasiones, hasta a encantamientos y oraciones.

En una época en la que, como ahora se conoce, el envenenamiento accidental probablemente fuera más habitual que el intencionado, se tenía una gran fe en que alguno de estos curiosos escudos contra los venenos supusiera, en algún momento dado, la diferencia entre la vida y una dolorosa y lenta muerte.

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Rocio Martinez
Madrid, 1988. Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid y graduada en el máster de estudios avanzandos de Historia Moderna "Monarquia de España Siglos XVI-XVIII, de la Universidad Autónoma de Madrid. Ha trabajado como asesora de cine y autora de diversos estudios sobre la historia de los siglos XVI y XVII.

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Comments

  1. No tenía ni la mas remota idea de todo esto que cuentan. Me encanta esta epoca de la historia. Saludos

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