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Francia y las revoluciones del siglo XVIII: “Las Amistades Peligrosas”



Coincidiendo cronológicamente con la revolución industrial se producen, en varios lugares de Europa y América, una serie de convulsiones políticas, sociales y culturales, que provocan un “terremoto” en muchos estados.

Francia ofreció al mundo el mejor y el más completo modelo de revolución política, quizás también el más radical.

La filosofía de las luces, que postula la igualdad y la libertad de los hombres, se encuentra en la raíz de esta cadena revolucionaria.


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Las revoluciones que se producen no son más que manifestaciones de una sola revolución, la liberal burguesa.

El agente más importante de las revueltas fue la burguesía, y el resultado final consistió en la sustitución del Antiguo Régimen por otro basado en la igualdad y la libertad jurídicas.

Una vez llegada la revolución, solo los favorecidos por ella parecen ignorar lo problemático de muchas de sus consignas. Inicialmente pacífica, la revolución adquirió un sesgo sangriento a partir del comienzo de las guerras con otras potencias europeas en 1792 y, en medio de los conflictos internos y externos, la libertad y la democracia quedaron arrinconadas.

Las consecuencias de esta revolución sobre la sociedad francesa fueron profundas: ejecuciones durante el Terror, exilios, transferencias de propiedades, abolición de los privilegios, la supresión de las justicias señoriales, la unificación de los impuestos…

La revuelta que se inició en Francia fue un episodio decisivo en la historia de la democracia liberal. Los nuevos principios, libertad, igualdad y fraternidad, fueron proclamados en la poderosa e influyente Francia, todo por la libertad, la razón y el progreso.

La Libertad guiando al pueblo. Eugène Delacroix. 1830

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Amistades peligrosas

Choderlos de Laclos

Con el fin de conocer de forma más concreta este momento decisivo para la historia nos serviremos de la Literatura y el Cine.

Analizaremos e interpretaremos una obra literaria que, en palabras de su autor “se sale de lo ordinario, hace ruido y resuena en la tierra”: “Las Amistades Peligrosas” y reflexionaremos sobre la adaptación cinematográfica de esta historia a través de la película de Stephen Frears del mismo nombre. 

Choderlos de Laclos es el autor de la novela que nos lleva hasta las puertas de la Revolución Francesa. Novelista, oficial del Ejército francés y político, publicó “Las Amistades Peligrosas”, su principal y gran obra, en 1782, cuando aún nada hacía presagiar la inminencia del fin del Antiguo Régimen y el estallido de la Revolución en Francia

Se trata de una novela nada convencional, escandalosa e ingeniosa historia de intriga social, que le supuso el reconocimiento inmediato.

En ella reconocemos las importancia que juega la aristocracia en el inicio de la revolución social, este sector de la sociedad no estaba dispuesto a perder sus privilegios y su nivel de vida ni a favor del rey ni de las ideas de igualdad que pregonaba el tercer estado.

Las cartas son el tejido sustancial de una novela cuya trama gira en torno a la seducción, razón de ser de los libertinos. 

Laclos forma junto a Sade y Restif el trío de la novela libertina. La duda que se nos presenta ante “Las Amistades Peligrosas” es si se trata de una crítica a este tipo de vida o de una apología, esta novela ha sido siempre motivo de escándalos.

La perversa marquesa de Marteuil abandonada por el conde Gercout, pide a su amigo y amante Valmont (tan amoral y depravado como ella), que seduzca a Cecile de Volanges, futura esposa del conde.

Valmont, por su lado, persigue otra meta igual de malévola: quiere seducir a una mujer famosa por su espíritu religioso, su pudor y su castidad, la marquesa de Tourvel, que se verá involucrada en las maquinaciones de la marquesa.

La unidad de acción de la novela se divide en una doble trama: las intrigas de la duquesa y las de Valmont, quienes se aprovechan de dos ingenuos enamorados para entretejer una serie de venganzas y placeres sexuales.

El capricho y el orgullo de ambos los hace enfrentarse y desplegar los más astutos ardides para atacarse.

Esta situación lleva a que la verdad sobre sus personalidades, acciones y engaños se descubra.

Laclos creó un provocativo y atractivo retrato de la libertina y decadente aristocracia pre-revolucionaria mediante una novela epistolar. Sus cartas reflejan los abusos de poder y las intrigas amorosas que se llevaban a cabo en los salones de la corte francesa.

Lo que al comienzo de la historia nos parece “un canto al amor” es brutalmente interrumpido, el mal reina como maestro invencible y funesto. Comienza un juego sometido a los rigores de la inteligencia y el conocimiento, en todas las jugadas late la fatalidad de la posibilidad del fracaso.

Las confusiones y los enfrentamientos morales y amorosos llevan a los personajes a situaciones de desorientación y total sometimiento, conflictos entre el amor y el libertinaje y situaciones de auténtico tormento, donde hay víctimas con el sentido del honor atrofiado que se entregan, a veces, con extrema astucia, lucidez y cinismo.

El final del juego resulta trágico, las confusiones sentimentales invaden a todos y para Valmont siempre brillará, aunque sea a lo lejos, el trofeo de la partida.

Las Amistades Peligrosas en el Cine

Nuestra historia ha sido llevada al cine en varias ocasiones, con el título de “Las Amistades Peligrosas” por Roger Vadim y Stephen Frears, y con el título de “Valmont” por Milos Forman, esta última menos trágica. 

Excelentes adaptaciones de la novela de Choderlos de Laclos, acerca del eterno y universal poder manipulador del sexo, en los círculos aristocráticos franceses del siglo XVIII, especialmente las de Frears y Forman.

Con el subtítulo de la novela “Cartas recogidas en una sociedad y publicadas para la instrucción de algunas otras” el autor nos introduce en un mundo íntimo, en una historia real. Laclos demuestra que en una novela puede hallarse la experiencia de la vida, nos muestra los peligros sin necesidad de que los vivamos en nuestra propia piel.

Quizás hay una intención didáctica en la obra,o al menos moralizante.

El propio autor comentó en el prólogo: “Creo que descubrir los medios que emplean los que tienen malas costumbres para corromper a los que las tienen buenas es hacer un servicio a la moral; y pienso que estas cartas podrán contribuir eficazmente a este objeto”.

La novela primero, y más tarde sus adaptaciones cinematográficas, nos explican los modelos de libertad civil y moral del siglo XVIII elaborados por Jean-Jacques Rousseau. “Las Amistades Peligrosas” participa, desde el punto de vista temático, de las dos grandes tradiciones literarias que caracterizan este fin de siglo: la novela rousseauista y edificante y la novela libertina.

En relación con la influencia de Rousseau, cabe destacar la intención moralizante del drama final, que es un gesto de prudencia ante la censura, la exaltación de la pasión y, sobre todo, la incidencia de la dialéctica rousseauista entre lo natural y lo social que subyace en el fondo de la obra.

La perversión libertina de la sensualidad lleva a Laclos, pese a la indiscutible predilección por dos protagonistas, Valmont y la Marquesa, a presentárnoslos como la imagen de una mutilación. 

Su sensibilidad natural ha sido destruida, ya que, entre ellos y la satisfacción de sus necesidades, la sociedad, las costumbres de su época y de su clase, han interpuesto el conflicto con sus semejantes, esto es, el deseo irrefrenable de seducción y sometimiento, mediante el engaño; de ahí que su inteligencia sea, a la vez, el instrumento de su superioridad en este conflicto y el signo inequívoco de su mutilación afectiva. 

Ambos son, desde este punto de vista, los «animales depravados» de los que habla Rousseau, fingen acatar los códigos de la moralidad de la época, cuando en realidad viven dando rienda suelta a su ambición de poder sobre los demás.

Entre las funciones principales de la novela libertina se encontraban la distracción, por un lado, y la pintura de caracteres o tipos, por otro. 

Caracteres entre los cuales merecen ser destacados los dos libertinos, por la predilección que Laclos siente hacia ellos; pues, en efecto, por encima de cualquier otro, el rasgo más sobresaliente de la pareja Merteuil-Valmont es la lucidez. 

Frente a los personajes que se autoengañan, haciendo prevalecer en su escala de valores conceptos como el de virtud o el de sentimiento, frente a ésto, el dúo Merteuil-Valmont opone su inteligencia y su lucidez. 

Los dos libertinos han fundado una alianza que, pese a su disolución final, no deja de haber significado un éxito absoluto.

Sería difícil establecer un juicio moral sobre el libertinaje en una sociedad que tiembla ante la inminente revolución. Estas actitudes libertinas son contrarias a las ideas de la Ilustración, que intentaba saltar todas las trabas del desarrollo social, en este sentido la aristocracia representaba un gran obstáculo. 

La educación que pregonaban los ilustrados defendía una educación sensible que propiciase la construcción del “yo”, el desarrollo integral y espontáneo del individuo, protegiéndolo de la nefasta influencia de la civilización.

Pero Laclos no trata del libertinaje como absoluto, sino que lo considera en su relatividad, inserto en una descripción compleja y realista de la aristocracia parisina, la novela no es tanto la pintura del libertinaje cuanto la del medio que lo suscita.

Laclos evita emitir cualquier tipo de juicio moral sobre el libertinaje y en una maniobra de indiscutible habilidad e ironía, hace que sea la misma sociedad que lo genera la que lo culpe y castigue. 

Quizás Laclos está cuestionándose la naturaleza misma del hombre y, en particular, el concepto de virtud, con objeto de mostrar que ésta no es sino una quimera que se desvanece en contacto con lo real.


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