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¿Qué es el Transhumanismo?
El transhumanismo (palabra que no encontrarás en el diccionario de la R.A.E.) es una teoría que fue elaborada originalmente en 1998 por un grupo internacional de investigadores. De los 8 puntos en los que se funda como teoría, el primero es el más esclarecedor, dice: “La humanidad se verá profundamente afectada por la ciencia y la tecnología en el futuro. Visualizamos la posibilidad de ampliar el potencial humano superando el envejecimiento, las deficiencias cognitivas, el sufrimiento involuntario y nuestro confinamiento en el planeta Tierra“.
Digamos que el planteamiento del transhumanismo es preventivo: “Todo progreso es cambio, pero no todo cambio es progreso“.
¿Que nuestra mente trascienda a nuestro cuerpo?
Alrededor de esta cuestión es sobre la que hablaré, siendo la parte del tema que más me interesa… sobre esta elucubración de que en algún momento, bien gracias a la ciencia y a la tecnología, podremos “trascender nuestros confines corporales”.
La Ciencia Ficción ya ha recogido esta teoría tan sugerente: que podamos albergar nuestras mentes en dispositivos cibernéticos, por llamarlos de alguna manera, y hacer de nuestra existencia algo independiente de nuestros cuerpos. Lo que nos convertiría en seres inmortales. Sobre esta presunción, ciertamente sería el momento en que encontraríamos a Dios, o seríamos Él mismo.
Esos dispositivos serían computadoras mainframe, grandes ordenadores que se utilizan a día de hoy para procesar datos a gran escala.
Hombres-dioses
Podemos citar como literatura sobre el tema, la obra del historiador Yuval Noah Harari quien sugiere que, en un futuro no muy lejano, estos avances tecnológicos nos transformarán en nuevas especies inmortales divinas… En ‘superhumanos’, en hombres-dioses, como se titula su libro “Homo Deus”.
“Habiendo creado a Dios a nuestra propia imagen, y luego habiéndolo matado, los seres humanos estamos a punto de ser superados en la escala evolutiva de la vida por el mismo proceso algorítmico que nos produjo en primer lugar. Como resultado, la mayoría de los humanos se convertirán en una ‘clase inútil’ que estará dominada por algoritmos no conscientes pero altamente inteligentes que, en palabras de Harari, nos conocerán mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos”. Eso dice la presentación de su libro.
Aunque fuera cierto y posible, esta idea me hace pensar que solo los más ricos y poderosos podrían alcanzar ese sueño y convertirlo en realidad. Los ‘pobres’ no tendrían demasiadas posibilidades, ¿no creen?
Series de televisión, libros y películas y viejos teóricos que tratan el tema
Abundan las representaciones artísticas en la Ciencia Ficción, como apuntaba antes, desde la celebérrima Matrix, hasta la más reciente Altered Carbon. En esta serie, basada en la novela escrita en 2002 por el británico Richard Morgan, se nos presenta un futuro en el que la conciencia humana se puede descargar en dispositivos llamados “pilas corticales”. Exactamente de lo que estamos hablando. En la serie, la tecnología reduce los cuerpos físicos a vehículos temporales o “fundas”.
Pero son infinidad las películas que han tratado este tema: Transcendence, Selfless, Robocop, Source code…
Sin embargo, como antes decía esta no es una idea “moderna” o una “ocurrencia actual”. Si viajamos en el tiempo, de forma virtual, buscando en los viejos libros y en los viejos pensamientos nos topamos con el marqués de Condorcet o William Godwin.
Marqués de Condorcet: la vida no tendrá ‘límite asignable’
El marqués de Condorcet (1743-1794) fue un matemático y revolucionario francés que creía que la ciencia produciría un progreso sin precedentes. Bien, hasta aquí algo que entra dentro de la lógica, sin embargo fue un poco más allá. En su obra Outlines of an Historical View (1795) escribió:
¿Sería incluso absurdo suponer […] un día llegará un período en el que la muerte no será más que el efecto de accidentes extraordinarios, o del fluir y decadencia gradual de los poderes vitales? ¿Y que la duración del espacio medio, del intervalo entre el nacimiento del hombre y esta decadencia, no tendrá límite asignable?
William Godwin: la extinción de la angustia y la pasión
Otro pensador de la Ilustración, William Godwin, (1756-1836) estaba convencido de que la ciencia conduciría a la perfección humana.
Godwin es conocido como precursor del anarquismo inglés, por su matrimonio con la escritora feminista Mary Wollstonecraft en 1797 y por su hija, Mary Shelley, quien se casaría con el poeta Percy Bysshe Shelley. En este punto quizá no sea casual que Shelley escribiera su Frankenstein, una de las primeras obras literarias en representar el transhumanismo
Sea como fuere, en su libro, Inquiry Concerning Political Justice and its Influence on Morals and Happiness (1793) Godwin plantea teorías realmente sugerentes, sobre todo teniendo en cuenta cuándo están escritas:
Sobre este asunto, escribió que las pasiones y deseos humanos se extinguirían junto con la enfermedad, la angustia, la melancolía y el resentimiento. Un futuro en el que las personas ya no tendrán relaciones sexuales ni se reproducían. Así, la Tierra estaría poblada por humanos incorpóreos que han alcanzado la inmortalidad.
Godwin era de un optimismo bárbaro: “No habrá guerra”, escribió, “no habrá crímenes, no habrá administración de justicia y no habrá gobierno”.
Tanto para Godwin, como para Condorcet, la perfectibilidad humana era ilimitada y, lo que es más importante, alcanzable. Quizá también habría que llamarles utópicos…
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