En un artículo fechado el 9 de marzo de 2023 por la American Psychological Association (“Tribalismo y tribulaciones: los costos sociales de no compartir noticias falsas”) se nos decía que: “Tanto los estadounidenses conservadores como los liberales comparten noticias falsas porque no quieren ser excluidos de sus círculos sociales”.

El estudio concluía que la conformidad y la presión social son factores motivadores clave para la difusión de noticias falsas. De tal modo que “Si alguien de tus redes sociales comparte noticias falsas, entonces te sientes presionado a compartirlas también, incluso si no sabes si son falsas o verdaderas“, aseguraba el investigador principal de este estudio, Matthew Asher Lawson.

Vivimos en un mundo cada vez más politizado y polarizado (esto lo digo yo), donde se fabrican enemigos: todos aquellos que no piensan como nosotros. Mucha gente justifica el comportamiento de los que se supone son su líderes políticos, sin ninguna capacidad crítica. Por que… pensémoslo, nadie acierta el 100 por cien de las veces; todos como humanos nos equivocamos, sin embargo parece que nuestros “amados líderes” -entrecomillo con acierto”-, son infalibles e inefables: perfectos. Pues, perdone, pero no. Es más, abundan demasiado los errores en las decisiones políticas. De lo contrario, por citar ejemplos, no estaría disparada la inflación, no se dictarían leyes erróneas, no tendríamos elevadas tasas de desempleo o reinaría la paz social. Esto último, lo de la paz social no interesa.



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Y, además, bien parece que en el lenguaje de la moderna política no figura el error. Nadie se equivoca y el que lo reconoce mínimamente está perdido porque muestra debilidad, que es aprovechada por el partido contrario con elevadas energías.

Lo hacemos sin querer queriendo

La proliferación de noticias falsas contribuye a aumentar la polarización política y la desconfianza en las instituciones democráticas, según la Brookings Institution. Pero las noticias falsas no siempre proliferan por motivos oscuros o un llamado a la acción. Los investigadores comenzaron a estudiar el tema después de notar que personas en sus propias redes sociales compartían noticias falsas aparentemente sin intenciones maliciosas o propósitos ideológicos.

El deseo de encajar y no ser excluido

Parte de la explicación se debe al deseo básico de encajar y no ser excluido. Formar parte del grupo, en forma de red social, sentirse protegido, acogido, en línea con un grupo de iguales.

Varios experimentos para llegar a la misma conclusión

Este estudio utilizó diferentes experimentos analizando los tuits y la ideología política de más de 50.000 usuarios de Twitter en EE. UU., incluidos los tuits que compartían noticias falsas o hiperpartidistas entre agosto y diciembre de 2020. (La ideología política se determinó mediante un algoritmo basado en la red que imputa la ideología observando los tipos de cuentas que siguen los usuarios de Twitter).

Se midió el número de tweets entre pares de usuarios de Twitter en los mismos círculos sociales. Los usuarios de Twitter tenían menos probabilidades de interactuar entre sí con el tiempo si uno de ellos compartía una noticia falsa y el otro no compartía la misma historia. Se encontró el mismo efecto independientemente de la ideología política, pero fue más fuerte para los participantes más derechistas.

Un segundo experimento analizó a 10.000 usuarios de Twitter que habían compartido noticias falsas en la prueba anterior, junto con otro grupo que era representativo de los usuarios de Twitter en general. Los usuarios de Twitter que habían compartido noticias falsas tenían más probabilidades de excluir a otros usuarios que no compartían el mismo contenido, lo que sugiere que las presiones sociales pueden ser particularmente agudas en el ecosistema de noticias falsas.


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José Carlos Bermejo
José Carlos Bermejo. Madrid, noviembre 1971. Escritor. Licenciado en Ciencias Políticas y Sociología, ha colaborado en diferentes medios de comunicación, tradicionales y digitales y trabajado como técnico y responsable de comunicación para más de un ayuntamiento español. Es autor de las novelas WILDE ENCADENADO (prólogo Luis Antonio de Villena), y del thriller Li es un INFINITO de secretos. También de los libros de relatos Retazos de un mundo IMperfecto y Retazos de un mundo INcoherente, ambos traducidos al inglés, al portugués y al italiano. + info: www.josecarlosbermejo.com redaccion@actuallynotes.com

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