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Si el futurismo es esencialmente la acelaración de las imágenes de manera sucesiva y vistas a un mismo tiempo y a través de planicies poco profundas, el VORTICISMO lo que pretende es extender esa aceleración en la profundidad, creando una perspctiva intensa y que irrumpe: UN VÓRTICE.
Ezra Pound le pone nombre al Vorticismo
La definición la puso sobre la letra impresa de los manuales Ezra Pound, quien dejó escrito: “La imagen no es una idea, es un nudo o un amontonamiento radiante“.
Es lo que puedo, y por fuerza, debo llamar VÓRTICE, del el cual, a través del cual y en el cual las ideas están constantemente precipitándose.
Con decoro, uno solo puede llamarlo VÓRTICE. Y de esta necesidad procede el nombre de “VORTICISMO“.
Volviendo al principio, hay que decir que el Vorticismo es una de las aportaciones más importantes de los artistas británicos al arte moderno antes de la Primera Guerra Mundial, conflagración que truncó toda posibilidad de que el movimiento pudiera no solo consolidarse, sino continuar
El máximo exponente del Vorticismo. La revista Blast
Blast revista vorticismo
Supuestamente, el máximo exponente del vorticismo fue Wyndham Lewis. Esta importancia se debe en parte importante a la creación de la revista BLAST, (de las que se pueden ver algunas imágenes a la derecha).
La revista supuso uno de los más destacados acontecimientos artísticos de entonces y que recuerda de manera vaga a los dadaistas.
Curiosamente solo se publicaron dos números de BLAST, uno en el verano de 1914; el segundo en 1915.
El primero era un periódico de color pardo rojizo y en sus páginas colaboraron además de Lewis, William Roberts, del que más adelante hablaremos por una polémica surgida a mediados de los años cincuenta del siglo XX, Edward Wadsworth o Frederick Etchells, entre otros, y cuyas obras hoy desaparecidas se han salvado gracias a esta publicación.
Sobre BLAST, en 1926 el diseñador ruso El Lissitzsky, señaló que fue la precursora de la nueva tipografía que estaba revolucionando el diseño gráfico entre los años veinte y treinta de la pasada centuria.
En ese sentido, se apunta como las señas de identidad de Gran Bretaña en el movimiento artístico moderno en cuanto a diseño se refiere. El papel utilizado era esponjoso, con tinta negra y de tipo tosco.
El primer número de la revista no pasó desapercibido.
Cena y fiesa Blast
Fiesta Blast
Para tal evento se celebró una cena blast y una fiesta blast en el club nocturno El Vellocino de Oro, momento que capturó para la posteridad, como vemos en la imagen de la izquierda, William Roberts, en el cuadro que lleva por título: “Los vorticistas en el café de la Torre Eiffel: primavera de 1915″, y que descansa en la Tate Gallery londinense.
La idea era hacer autobombo y dar que hablar, algo a lo que también contribuyeron artículos de la revista como las listas de “Blast” (explosión en su acepción literal) y “Blesses” (expresión que viene a significar “buena suerte”); listas en las que instituciones y personas eran juzgadas, condenadas o alabadas.
Desde el punto de vista artístico, las páginas de BLAST nos han dejado, bajo la pluma de Lewis, las más acertadas críticas al cubismo y al futurismo escritas por siempre.
Pero también en sus páginas se podían encontrar extractos traducidos del libro de Kandinsky “De lo espiritual en el arte”, lo que nos proporciona una idea acertada de la magnitud de la intención de estos artistas, de no solo trascender por lo pintoresco.
Motivos para la polémica en el movimiento vorticista
Wyndham Lewis “Composition”
En 1956 la Tate Gallery de Londres celebró una exposición bajo el título: “Wyndham Lewis y el Vorticismo“, considerada reduccionista, ya que otros vorticistas aparecían en un muy segundo plano.
Fue muy duramente criticada por William Roberts quien elevó su voz con panfletos que solicitaban de forma grave el sitio que creía merecía tener para no escapar de los recovecos de la Historia.
En la imagen de la derecha, una obra de Wyndham Lewis “Composition”, de 1913, parte de la exposición antes mencionada.
Otros Autores Vorticistas
David Bomberg
A David Bomberg no se le considera formalmente como un autor vorticista, pero “El baño de barro” o “En la prisión” y las litografías realizadas para el Ballet ruso están consideradas entre lo más logrado de la obra abstracta británica.
Epstein
Epstein, con su obra “La perforadora” en la que la figura similar a una máquina estaba montada originalmente en una taladradora mecánica de verdad, corre la misma suerte.
Gaudier-Brzeska
Quizá se puede tener en cuenta también las últimas obras del escultor Gaudier-Brzeska, quien encontró la muerte en la guerra.
En definitiva, los vorticistas vieron el camino que llevaba al hombre a precipitarse hacia la guerra, y su movimiento artístico, su intención, quedó colapsada precisamente por una conflagración mundial solo tan estúpida como la Segunda Gran Guerra.
El hombre es un animal que comete demasiadas estupideces, pero algunas colman de gotas vasos vacíos.
Sígueme en Twitter >> Un artículo de José Carlos Bermejo
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