09.11.2014 El XI Festival de Cine Europeo de Sevilla ya ha comenzado y lo ha hecho con un Manuel Gómez Pereira (Entre las piernas, Boca a Boca) que se sienta de nuevo en el sillón de director para adaptar el bestseller policíaco de Richard Wilson en La Ignorancia de la Sangre, cine negro made in Spain que, a pesar de la buena historia y sus maravillosas ubicaciones no consigue dar de sí todo lo que podría.
El relato de un policía que debe enfrentarse simultáneamente a la mafia rusa y a una célula islamista radical sin saber que todo ello guarda profundas implicaciones personales resulta, trasladado a la gran pantalla, poco creíble.
Dos historias enlazadas, o al menos eso es lo que parece, que sin embargo no logran transmitir el frenetismo impactante para el que deberían estar predestinadas y es que en lugar de sumir al espectador en una especie de rompecabezas donde nada sea lo que parece, ambas tramas se desarrollan una tras otra: un secuestro aparentemente obra de la mafia rusa que solo cuando se descubre que no es tal da el salto al tan rentable asunto de las células islamistas radicales.
Destacan un Juan Diego Botto madurado que no logra lucir en todo su esplendor ante un papel, el de inspector de homicidios de Sevilla, que le viene pequeño, y una menos famosa Cuca Escribano que siempre logra transmitir una dulce y creíble sensación de calma, confianza y serenidad. Frente a ellos, Paz Vega interpreta a una madre igualmente poco creíble y a menudo artificial mientras Alberto San Juan parece en ocasiones, e inexplicablemente, estar leyendo un discurso.
La sorpresa del día llegó con la británica Lilting, un film que te toca directamente todas las fibras sensibles del cuerpo con toda una sucesión de emotivas, realistas y creíbles escenas en las que el amor, la tristeza y la añoranza también dejan paso al deseo de seguir adelante y a momentos auténticamente sanos y divertidos.
Cuando el joven Kai fallece, su novio Richard se siente obligado a asegurarse del bienestar de la madre de éste, Junn sin embargo deberá enfrentarse a dos serios inconvenientes: Junn piensa que Richard es un cretino mientras desconoce la verdadera relación que unía a ambos protagonistas. Richard tratará de derribar las barreras culturales e idiomáticas valiéndose de una intérprete y protagonizando momentos dignos para el recuerdo.
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